Se ha acabado el Tour de Francia de 2025. Asistimos ayer a su entierro oficial camino de Hautacam. Estuvo presente incluso Emmanuel Macron. Tadej Pogačar ha sido el culpable. Con un ataque a 12 kilómetros, en la base de Hautacam, reventó completamente la carrera, distanciando a Jonas Vingegaard a 2:10. Ya está a tres minutos y medio en la general. ¡El décimo clasificado de la etapa llegó a 7 minutos! No es que fuera una sorpresa, se esperaba algo así; lo que quizá ha sorprendido es el hecho de que Vingegaard no estuviera más cerca. En general los Visma no tuvieron un buen día.
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Una foto ya vista. Celebró después de la meta. Foto de Christine Poujoulat. |
La comparación con la ascensión de Riis en 1996 estaba en el aire. Había mucha expectación, dado que en el año pasado el récord de Marco Pantani en Plateau de Beille fue pulverizado por los tres primeros de la etapa. Soy bastante reacio a hablar de récords de ascensiones, puesto que cada una se desarrolla de una forma distinta, baja condiciones e intereses diversos, de modo que para mí solo son referencias de la velocidad general de la ascensión. Pero por seguir con el salseo, el récord de Riis sigue intacto, aunque Pogačar se ha quedado bien cerca. De todas formas, hay que tener en cuenta que Pogačar ha sido superior en su contexto de lo que lo fue Riis en el suyo. Jamás una subida como Hautacam, con la cercanía a los milagros que propicia Lourdes en su base, había visto semejantes diferencias.
En cuanto al desarrollo de la etapa, en el largo llano inicial se formó una gran fuga, con más de cincuenta corredores, en la que se había colado Carlos Rodríguez, y que supuso que detrás tiraran los Uno-X (extrañamente, quizá pensando en sus opciones de top ten) y los EF del líder. El ritmo fue endemoniado. De hecho, ha sido la etapa más rápida de la historia de las que han llegado a Hautacam, mérito extraordinario teniendo en cuenta que en 1994 y 1996 fue una etapa con una única subida final.
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Combates del medievo en los primeros momentos de la etapa. |
En el Soulor comenzó la táctica suicida de los Visma, una estrategia que no les ha dado ningún fruto. Marcaron el ritmo de la ascensión, primero con Campenaerts y más tarde con Simon Yates y Kuss. Bajo su batuta uno de los primeros en caer fue Evenepoel. Parecía que se le nublaba la mente con recuerdos de estrés postraumático relacionados con la ascensión al Aubisque en la Vuelta de 2023, pero supo aguantar el tipo, marcando su ritmo. Jorgenson también mostró debilidades. Es curioso que, después de haber intentado poner en aprietos a Pogačar en cada una de las tachuelas del recorrido durante los primeros diez días, con un ritmo siempre nervioso en cada curva, siempre insistente en los inicios, destinado a debilitar al equipo de su rival, el día clave se hayan precipitado al vacío de esa manera. En realidad, le han hecho el juego a UAE, puesto que Pogačar apenas ha necesitado a su equipo: un poco a Politt al principio, a Wellens durante el inicio de Hautacam y sobre todo a Narváez. Ni Soler ni Sivakov han comparecido y Simon Yates, como siempre, lo ha hecho de forma comedida, no fuera a entrar en conflicto de intereses con su hermano. Por contra, Jorgenson acabaría entrando a 10 minutos, por detrás de Evenepoel y de algunos corredores supervivientes de la fuga.
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Evenepoel reprendiendo con razón a un espectador por las putas banderas. |
Mientras la carrera explotaba detrás, Armirail daba un poco de color a la lucha por la etapa. Coronó algo retrasado el Soulor con respecto a Woods y Skjelmose, pero con mayor habilidad en el descenso les dio alcance y les superó, llegando con ventaja al valle. En esa aproximación, la situación había cambiado detrás. Los Visma habían abortado su plan, tomando las riendas el UAE, que contaba con Wellens bastante fresco, después de haber rodado clandestinamente en la escapada del día. Evenepoel, con un descenso magistral que no cubrieron las cámaras, consiguió iniciar Hautacam con el grupo cabecero.
Wellens inició las primeras rampas, luego Adam Yates hizo unos 100 metros y finalmente le llegó el turno a Narváez. Ya era sorprendente ver a Narváez ahí, convertido en escalador, cuando es un puncheur e incluso un buen corredor de clásicas. Su aceleración fue demencial, digna de un lanzamiento de un sprint o, como bien se ha señalado, del lanzamiento que él mismo hizo a Pogačar en la Cipressa. Él solo destrozó a los grandes escaladores del pelotón. Solo le pudieron seguir su líder y, a duras penas, Vingegaard. Incluso Pogačar dio la impresión de que se sentaba y de que le costaba seguir el ritmo de su compañero. Cuando Narváez se apartó, ya todo quedaba en manos de Pogačar, que aumentó incluso la velocidad, dejando a Vingegaard atrás. Ni Riis, ni Armstrong, ni ninguno de los protagonistas históricos de esta subida, muchos de ellos de recuerdo ingrato, se había quedado en solitario tan pronto.
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Mal día en casa Visma. |
Toda la ascensión se acometió como una cronoescalada. Hasta los últimos cuatro kilómetros, el ritmo de Pogačar estuvo por encima de lo humano. Fue un inicio delirante, insostenible, una apuesta contra el propio físico, contra la propia razón; pero también una imagen ya vista, repetida muchas veces y, al solaparse en el recuerdo con otros momentos parecidos, poco memorable. Vingegaard fue cediendo, primero poco a poco, al mismo ritmo que el grupo trasero formado por Lipowitz, Roglič, Johannessen y Onley. Más tarde, Vingegaard fue perdiendo fuerza en los últimos kilómetros, aquellos más despejados, como si las fuerzas de 2022 le abandonaran.
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Lo que queda por llegar. |
Los últimos cuatro kilómetros de Pogačar fueron más agónicos, con más caras, boqueando un poco como un pez en tierra. De todas formas, no había superado sus límites, ni tampoco creo que tuviese necesidad de teatralizar su subida. En meta no se le vio tan fresco como en el pasado Dauphiné. El calor había sido asfixiante, casi como una prensa que aplasta el cielo y las montañas, y no tuvo más remedio que vaciarse encima tres o cuatro bidones seguidos y exprimir en meta las botellas hasta la última gota, incluso las de remolacha. Más cansado que otras veces, había demostrado que algo humano late bajo ese maillot arcoíris.
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Más caras de lo habitual. Sufrió (un poco). |
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Y muchos botes en meta. |
Vingegaard superó los dos minutos de pérdida, y solo a trece segundos entró Lipowitz, serio candidato al pódium. Si hubiese durado un poco más la ascensión, le habría rebasado. Hay que tener en cuenta que Lipowitz ascendió gran parte de la subida algo retenido, para no dejar atrás a Roglič. A tres minutos llegaron Tobias Johannessen y Oscar Onley, y luego ya Vauquelin y Evenepoel. El belga realizó una gran jornada, de menos a más, dosificándose y sabiendo sufrir: mantenía de este modo la tercera posición del pódium, veremos hasta cuándo. En cuanto a los Arkéa, el décimo y el duodécimo fueron Cristián Rodríguez y Raúl García Pierna, en una fantástica e inesperada prestación conjunta, que se explica por la desaparición del equipo a final de temporada. Dado el descalabro total de Mas y del rendimiento tibio de Carlos Rodríguez, los dos del Arkea se presentan como futuras víctimas de Josué Elena en las metas, como forma de seguir vendiendo el producto ante un espectador medio español, el de Marca, As o La Primera, que habrá desertado hace tiempo de esto del ciclismo, por no estar bien representados los nuestros.
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Vingegaard entra en meta, pero con la sombra de Lipowitz cerca. Quizá haya más lucha por el pódium de la esperada. |
¿Queda Tour? Un no rotundo, salvo sorpresa mayúscula o desgracia no deseada. Quedan muchos días, pero parece que la carrera está muerta. En la cronoescalada de hoy Pogačar puede incluso ampliar más las diferencias. Si se encargó ayer de echar unas cuantas paladas de tierra sobre el cadáver del Tour, hoy puede que eche unas cuantas capas de hormigón encima.
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"¿Y ese peluco?" El presidente de la República saluda al monarca absoluto. |
Perfecta crónica de los hechos acecidos. Tengo pocos corredores predilectos y pocas veces deseo la victoria de uno por encima de otro, y en el caso de esta rivalidad de ya 5 años, me ocurre lo mismo. Solo quería que la emoción continuara, ahora que llegaba lo duro. Y nada, todo decidido, parece. Y miedo me da la CRI de esta tarde, donde me da que pueden caer otro par de minutos si así lo quiere el esloveno.
ResponderEliminarAsí que comentando otros temas, en cuanto vi que Jorgenson no andaba, no tuve ninguna esperanza ya en los planes de Visma. Meritoria la capacidad de aguante, sufrimiento y control de Evenepoel, y por otro lado, decepción absoluta de Mas y de Carlos Rodríguez.
Difícil panorama queda para el Visma... y para ti, porque igual se hacen las crónicas diarias un poco complicadas!
Saludos
Yo intento mantenerme bastante al margen de si me gusta más uno u otro. Tengo mis filias, pero intento que no se noten demasiado en mis crónicas. Sobre la crono de hoy, es difícil pensar en otro ganador que no sea Pogacar y con unas diferencias abultadas. Tengo curiosidad por ver la crono de Lipowitz, que creo que va a ser muy buena. También la de Evenepoel, para ver si, aunque sea cuesta arriba, se le da bien el esfuerzo en solitario.
EliminarSobre los Visma, tendrán que cambiar de táctica o cambiar de objetivos. Ahora ya solo tienen a Vingegaard y queda por ver si es capaz de reponerse del mazazo de ayer. Yo creo que sí lo hará, pero no inquietará demasiado a Pogacar.
En cuanto a mis crónicas, espero que al menos la disputa por las etapas tenga su vidilla y me permita escribir algo. Va a estar complicado.
Un saludo y, como siempre, gracias por tus comentarios.
El interés deportivo ha desaparecido. Crece el interés fisiológico.
ResponderEliminarBueno, aun quedan etapas. Aunque no haya ya demasiado interés por la general, pueden pasar cosas.
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