Ganar se ha convertido en una rutina para Tadej Pogačar. En este final de temporada, va saltando de victoria en victoria como un concursante afortunado del Takeshi's Castle que solo encuentra zamburguesas duras en su paso hasta la otra orilla del río. Pero ganar no es solo una costumbre bien asentada en la rutina de Pogačar, sino también en la de su equipo. No ganaron el Giro ni tampoco la Vuelta, pero parecen empeñados en llegar a una cifra demencial de victorias, con todos contribuyendo a llenar el saco de triunfos. Parece que se hubieran bañado en un estanque de infalibilidad.
Comenzaré por el campeonato de Europa, la carrera que había suscitado más expectación. Esta prueba, de apenas diez años de antigüedad, había recurrido asiduamente a circuitos fáciles, en los que los sprinters se encontraban en su salsa. El recorrido de esta ocasión, en los alrededores de Valence, era diametralmente opuesto, con tres ascensiones a Saint Roman de Lerps, ascensión de 7 km al 7,2 % de media, y cuatro pasos finales por la subida de Val d'Enfer, de 1,6 km al 9,9 %. Era un recorrido para escaladores, y como tal, se planteaba a modo de revancha de Kigali. Al igual que en el circuito de Ruanda, una subida dura, más lejana, podía marcar la diferencia, en esta ocasión con tres pasos. La participación de Vingegaard aportaba un aliciente extra, teniendo en cuenta que la carrera discurría por una zona bien conocida por él, allá donde obtuvo su única victoria en una prueba de un día hasta el momento, la Drôme Classic de 2022. Los acontecimientos iban a demostrar que toda expectativa ante un duelo a tres bandas, entre Pogačar, Vingegaard y Evenepoel, entraba únicamente en el terreno de las ilusiones.
La selección belga optó por una estrategia que no le ha dado resultados: trabajar, codo con codo, con los eslovenos durante la primera parte de un campeonato. Cuando los eslovenos desaparecieron, quedando solo su líder, este decidió pasar al ataque. Ya se ha visto en otras ocasiones: Pogačar evita verse rodeado de enemigos, siendo el ataque su mejor huida hacia adelante, da igual la distancia a la que se encuentre. Esta vez fue a 75 kilómetros para meta, cuando Vingegaard ya hacía tiempo que se había descolgado.
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A la hora de cazar, Pogacar decide atacar cuando se queda sin compañeros de manada (leer con voz de F. Rodríguez de la Fuente) |
Evenepoel intentó aguantar a su rueda, pero dijo basta, como siempre pasa. La carrera entonces no tuvo más aliciente que ver rodar a Pogačar con un maillot arcoíris insólito, con la publicidad de la federación eslovena y de otra marca de ropa que no es la que habitualmente lleva. Por detrás, Evenepoel fue alcanzado por Seixas, Scaroni y Ayuso, pero cuando se cansó de la escasa colaboración de estos, se marchó por delante, a conseguir una vez más la plata. Otro momento interesante fue la destreza de Seixas para conseguir la tercera posición, deshaciéndose de la compañía de Scaroni. Este espigado corredor, de 19 años recién cumplidos, recoge todas las esperanzas francesas, que siempre son enormes y exageradas. Al menos, Seixas parece dotado de un talento natural propio de elegidos, con una gran precocidad. Lo hizo también fenomenal en Kigali. La dureza del recorrido hizo que tan solo finalizaran 17 corredores, tan solo el 16,8 % de los participantes.
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Un maillot arcoíris de Alè con el patrocinador Next Hash. Hash, no hasch, malpensados. |
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Al más joven le toca hacer el selfie. |
Para redondear el triunfo de Pogačar en el campeonato de Europa, sus compañeros de equipo también consiguieron triunfos en Emilia, Agostoni y Croacia. El Giro dell'Emilia contó con una participación muy interesante, a pesar de disputarse el día de antes del europeo. Aunque volvió a ganar Del Toro en Italia, la carrera tuvo un desarrollo interesante. De hecho, como suelo señalar, el Giro dell'Emilia es una de las mejores pruebas de un día del año, con una participación siempre rica. Allí estaban, en el grupo seleccionado final, Roglič, Bernal, Carapaz, Pidcock, Uijtdebroeks, Martinez, Adam Yates, Tulett, el propio Del Toro, y alguna sorpresa, como Withen Philipsen, danés de 19 años. Uijtdebroeks estuvo muy activo en pasos previos, siempre con Martinez ejerciendo de lapa. En la última ascensión, Pidcock lo intentó casi desde la base de San Luca. Parecía que lo podía conseguir, puesto que tampoco se había visto hasta el momento una versión demasiado deslumbrante de Del Toro. Pero al llegar a la curva delle orfanelle, la que da paso el tramo más duro, Pidcock comenzó a hacer alguna que otra ese. No tan exagerada como las de Froome en 2009, cuando el Giro subió a San Luca, pero casi. Del Toro entonces emergió del grupo perseguidor, con bastante elegancia, con ese pedaleo suyo tan fácil, con el cuello erguido y los brazos completamente extendidos. Le cogió en un pispás y se hizo con el triunfo, de forma inevitable.
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Nuevamente Del Toro en Italia, pero con Pidcock cerca. |
En las carreras del Trittico Lombardo ha continuado la extenuante dominación del UAE. En la Coppa Agostoni fue Adam Yates el que tuvo su larga fuga, favorecida por un pinchazo de Carlos Canal. No hubo fair play. En la Coppa Bernocchi se vivió una carrera más abierta. Vine parecía ser el corredor indicado para el día, pero afortunadamente su intentona fue sofocada, dando lugar a un final al sprint, bastante incierto. Ahí fue Dorian Godon el que se impuso por la mínima ante Tobias Lund Andresen. Finalmente, en la Tre Valli Varesine volvía a aparecer Pogačar. En la edición de 2024, la lluvia forzó al plantón de los corredores y Pogačar, ejerciendo de cabecilla contra su voluntad, prometió entonces que volvería. Lo ha hecho, pero no para cumplir con el expediente. En un determinado momento pareció querer favorecer un triunfo de Del Toro, pero finalmente se marchó en una bajada. La cabra tira al monte. En dos curvas trazadas a saco, aprovechando a continuación la estela de las motos, logró abrir en muy poco tiempo un gran hueco con un grupo formado por Simmons, Bernal, Eulálio y algún otro. Simmons fue quien puso más empeño, pero fue incapaz de retener a Pogačar, lanzando hacia el triunfo, con un paseo de 20 kilómetros en solitario de por medio.
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Otro de 19 años: Withen Philipsen, ganador del sprint del grupo en Varese. |
El sábado se disputa il Lombardia. Pogačar es indudablemente el favorito número uno. La cuestión radica no tanto en quién puede hacerle sombra, sino en qué kilómetro lanzará su ataque. De momento, su ataque solitario más alejado de meta sigue siendo la Strade Bianche de 2024, en la que atacó a 81,1 km de meta, en Sante Marie. Después le siguen las galopadas recientes del Campeonato de Europa (75 km) y del Campeonato del mundo (66,6 km). En el Mundial de Zürich estuvo solo en los últimos 51,7 km y en la Strade Bianche de 2022 saltó a 49,2. Su querencia por el ataque solitario, alejadísimo de meta, lo acerca a Merckx, pero mucho más a Coppi e incluso a Binda. Quizá llegue un momento en que los organizadores le paguen para que no compita, como hicieron con Binda. En fin, Pogačar ha hecho de la escapada solitaria su método para ganar y también para hacer de las carreras algo anticlimático. Pero, siendo sinceros, su participación es necesaria para que se produzcan las mejores carreras. Las clásicas mejores del año, la Milán - Sanremo, la París - Roubaix y también la Amstel Gold Race, le han visto perder, pero sin su participación esas carreras hubiesen sido otra cosa bien distinta. Su presencia ennoblece sin lugar a dudas los triunfos de van der Poel y Skjelmose, de igual manera que la etapa de Le Lioran de 2024 sigue reluciendo con fuerza en el palmarés de Vingegaard, aun siendo un triunfo parcial. Pogačar no solo gana, sino que lo hace a lo grande, y cuando es derrotado, engrandece al ciclista que tiene la fuerza y la fortuna de hacerle morder el polvo.
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Lugares de victoria de Pogačar (los triunfos en la República Checa son de periodo sub-23) |
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Lugares de victoria de Vingegaard. |
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