martes, 16 de septiembre de 2025

CICLISMO-FICCIÓN. ¿Y PARA 2026 QUÉ?

Como comentaba al final de la entrada anterior, el problema visto en la Vuelta de 2025 (la participación de Israel - Premier Tech) va a seguir en 2026, quizá incluso de peor manera. Seguramente el equipo quede a final de temporada entre los 18 primeros, aquellos que tienen la obligatoriedad de participar en la mayoría de las pruebas WT, dándose el caso de que no podría renunciar a participar en las cuatro carreras principales en territorio de España (Vuelta, Volta, Itzulia y San Sebastián). Esto supondría un grave problema, como es previsible. Tampoco es descartable que los sucesos vividos en la Vuelta se extiendan a otros territorios. Veamos pues diferentes escenarios posibles para 2026, juguemos al ciclismo-ficción:

Escenario 1. El COI actúa contra Israel, veta la participación de deportistas israelíes y de equipos nacionales o que representen a este estado, y recomienda que las principales federaciones deportivas internacionales hagan lo mismo. Escenario este muy improbable, puesto que Israel goza todavía de aliados muy importantes, que lo sustentan en el panorama internacional.

Escenario 2. El COI levanta el veto a los deportistas rusos y bielorrusos, así como a equipos nacionales o que representen a estos estados, y recomienda que las principales federaciones deportivas internacionales hagan lo mismo, como una manera de no tener que adoptar una decisión en torno a Israel. Un deporte sin vetos sería ideal, pero esto solo sería posible si finaliza la guerra en Ucrania o si se atisba una paz más o menos en el horizonte. La actitud y predisposición de Estados Unidos sería de nuevo determinante en este apartado, pero en caso de alcanzarse un reconocimiento de Rusia y Bielorrusia quizá la posición de los Estados Unidos no sería coincidente con la de la Unión Europea (incluida España) y otros países europeos. También el hecho de levantar los vetos no impediría que siguiera habiendo manifestaciones contra equipos israelíes (o incluso contra los readmitidos equipos rusos, quién sabe). 

Escenario 3. El COI no decide nada y la UCI tampoco. Escenario muy probable, y que sería claramente una continuación en los errores actuales, aumentado la inestabilidad de las competiciones y comprometiendo la seguridad de los ciclistas. Ya digo, es el escenario más probable, dada la aversión de los enchufados en estas federaciones a todo lo que supone trabajo. Las protestas irían en aumento y ganarían en contundencia, a buen seguro: no es necesario que sean ni siquiera multitudinarias para conseguir sus objetivos. 

Escenario 4. El equipo Israel - Premier Tech cambia de patrocinio, siguiendo en manos de Sylvan Adams. Sería una operación de maquillaje, que no eliminaría la posibilidad de que siguiera habiendo protestas en contra del equipo, al ser su mecenas el mismo de antes, con conocidas conexiones con Netanyahu. No es descartable que ocurra (lo veo bastante probable), pero sería un parche momentáneo y que tampoco garantizaría la seguridad del pelotón. 

Escenario 5. El equipo Israel - Premier Tech vende su recién recobrada plaza en el WT a otro equipo. En el panorama actual, en el que pinta que van a desaparecer algunos equipos importantes (quizá Arkéa, además de la fusión de Intermaché y Lotto), parece difícil que haya patrocinadores con dinero y ganas de adquirir una licencia. Tudor y Q36.5 podrían obtenerla por méritos deportivos, incluso es bien seguro que consigan invitaciones directas a las principales carreras, así que no deberían estar interesados sobre el papel. Quizá tampoco el Uno-X, en una situación semejante. ¿Algún equipo peor, dispuesto a dar el salto a la primera categoría con el dinero como arma? ¿El Unibet - TdT Rockets? ¿Quién estaría dispuesto? ¿Alguna nueva dictadura? ¿Ruanda? ¿Eritrea? No pinta bien la cosa. 

Escenario 6. La UCI establece una normativa que limita el patrocinio de equipos por parte de Estados o impide que los equipos luzcan patrocinios de Estados. Este es quizá el escenario más improbable, puesto que afectaría a UAE, Bahrain, Astana y quizá también al Jayco - AlUla. Es conocida la presencia de los Emiratos Árabes Unidos en los puestos rectores de la UCI, así que nanay. 

Escenario 7. La UCI cambia el sistema de selección de equipos para las principales pruebas WT. Esta sería una opción bastante inteligente, pero contaría igualmente con oposición. La UCI podría establecer que los equipos WT puedan renunciar a aquellas carreras WT del calendario que no les interesen, lo que daría la posibilidad a un Israel-Premier Tech en primera categoría a renunciar a participar en aquellas carreras que no desee. Habría contestación de algunos organizadores (RCS a buen seguro), que quizá verían de esta manera perjudicada la participación de sus pruebas, al poderse otros equipos acoger a esta medida. Sería una posibilidad hacer esta medida ad hoc para el equipo Israel, pero sería un claro trato de favor, completamente injusto y notablemente perjudicial para la imagen de la UCI, y que suscitaría la oposición lógica del resto de equipos. En fin, podría ser una medida posible, pero ya digo, contaría con detractores. 

Escenario 8. La UCI sanciona a las carreras españolas, descendiéndolas de categoría. Bastante improbable también, al ser la Vuelta una carrera de ASO y la Volta estar tutelada por esta organización tan poderosa. Otra cosa sería las carreras del País Vasco, sin un respaldo tan poderoso, pero sería de nuevo un tratamiento totalmente injusto, basado en suposiciones, puesto que en estas pruebas no ha sucedido de momento nada que haya comprometido la seguridad de los ciclistas, más allá de caídas. De todas maneras, no es de extrañar que, si se retiran importantes patrocinadores, ASO decida empezar a deshacerse de la Vuelta, quedando bastante condenada. De todas maneras, el comunicado de la UCI contra Sánchez parece más un calentón del momento, aunque contiene alguna que otra amenaza velada (y bastante merecida).  

Escenario 9. Los organizadores (ASO, RCS, Flanders Classics y demás organizadores pequeños) crean su propia liga, al margen de la UCI, con sus propios sistemas de invitación. Muy improbable. Hace ya tiempo de aquella disputa entre la UCI y ASO en los inicios del entonces llamado ProTour, y no creo que se repita. Aun así, si ASO ve comprometida la seguridad de sus carreras, no es difícil pensar que actúe por libre, yendo después el resto de organizaciones a remolque, como sucede siempre. 

En fin, estas son algunas conjeturas de lo que puede suceder en un futuro. El panorama es bastante negro. Todo sería mucho más fácil con patrocinadores inocuos. En un pasado no tan lejano muchas veces no se sabía ni qué anunciaban los equipos. Todavía hay patrocinadores así, pero el gigantismo actual del ciclismo, cada vez con estructuras más grandes, obligadas a correr simultáneamente en varios escenarios, obliga a descargas ingentes de pasta, además de los consabidos cánones que cobra una organización extorsionadora como la UCI. El ciclismo ha caído por sus propios pecados pasados en el sportswashing. No en vano, la entrada del primer patrocinador estatal, el Astana, tuvo lugar tras la Operación Puerto, asumiendo las cenizas del Liberty seguros. Luego llegó Katusha en 2009, debilitado después por la persecución a la que se sometió al deporte ruso tras los JJOO de invierno de Sochi de 2014, en esta nueva guerra fría actual (más tenebrosa que la primera). El equipo ruso desapareció en 2019. Pero antes ya habían aparecido, en 2017, los equipos actuales de lavado de imagen: el UAE, asumiendo in extremis la estructura del Lampre, después de muchos años de patrocinio vocacional de la familia Galbusera; el Bahrain, para dar cobijo a un Nibali deseoso de libertad y liderato único; e Israel, que dio el gran salto en 2017, después de tener unos años un equipo menor (Cycling Academy), un año antes de la Grande Partenza del Giro. 

Es curioso que estos equipos, todos de 2017 aproximadamente, hayan surgido de los rescoldos del ciclismo italiano, de la sangría constante de patrocinadores sufrida desde la crisis y los casos de doping del periodo 2006 - 2012. La aparición de estos tres equipos sucedió justo después de la retirada de Qatar del escenario, después de ser quizá estafada con el mundial de 2016, ganado por Sagan. Ese mismo año se dejó de organizar el Tour de Qatar, hasta el momento protagonista de los inicios de temporada desérticos, siendo UAE quien tomó el testigo en 2019. Curiosa es también esta maniobra, casi coreográfica: Qatar se retira, entran EAU, Bahrein e Israel. Este año ha entrado tímidamente Arabia Saudí, con un patrocinador interpuesto ¿Curioso, no? Quizá sea un poco conspiranoico, pero todo tuvo lugar durante el primer mandato de Trump, poco antes de la ratificación en 2020 de acuerdos entre los dos países del Golfo e Israel, auspiciados por el presidente naranja. Ya se sabe quiénes vivían hasta hace bien poco en Qatar, por otro lado. Ya se sabe un poco de qué lado está Arabia Saudí en todo esto. El deporte, y el ciclismo en particular, ligados como nunca a la geopolítica.  

En fin, de aquellos polvos estos lodos. Se podría aprovechar para que el ciclismo recuperase cierta dignidad, aunque es difícil, dados los tiempos que corren, carcomidos hasta la médula por estos estados, de los que Europa ya es rehén y súbdita económica. Por supuesto, también del estado que ahora no patrocina equipos ciclistas, pero sí que patrocina el fútbol (el PSG, por ejemplo). Los acontecimientos recientes, más allá de su dosis de sobreactuación, son una alarma que debe indicar la necesidad de un cambio profundo. Lo más posible es que se cumpla el escenario 3 (nadie hace nada), de manera que todo nos vuelva a estallar en la cara, de forma quizá imprevisible e incontrolable (¿en qué carrera? ¿en qué kilómetro? ¿de qué forma?). Urge hacer limpieza, pero parece realmente difícil. 

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