viernes, 25 de julio de 2025

DÍA 18. VIF - COURCHEVEL COL DE LA LOZE (171,5 KM)

La etapa reina fue un fiasco absoluto, pero no durante todo su desarrollo. En el Glandon y la Madeleine, los dos primeros puertos, se vivieron varias alternativas interesantes. Sin embargo, en el llano previo al coloso del día, el col de la Loze, la carrera entró en una fase muerta. Fue como el final de una película demasiado alargado. El col de la Loze no fue fiel a su reciente mito, ascendiéndose como una aburrida procesión. En parte, por subirse por su otra vertiente, más sosa. La táctica agresiva de Visma en la Madeleine se desinfló al llegar al llano, se abandonaron de golpe las grandes ambiciones, y la carrera ya no consistió en desbancar a Pogačar del primer puesto, sino en evitar que ganase otra etapa. Ben O'Connor pudo ser finalmente el que rascase algo positivo en ese funeral colectivo.

Cuarta victoria de etapa para O'Connor. 


La etapa comenzó con grandes esperanzas en el Glandon. Se formó un grupo delantero con Gall y Roglič, dispuestos para la aventura, además de Jorgenson y Wellens a modo de representantes de los súper-equipos, O'Connor, Rubio y Arensman en busca de la etapa y Lenny Martinez con su propio objetivo del maillot de la montaña. El menudo francés estaba dispuesto a todo para conseguir sus puntos y continuar con el relato lacrimógeno de su abuelo, incluso a recurrir a la trampa. El bidon collé con su coche fue vergonzoso y afortunadamente quedó registrado por las cámaras, pasando más de veinte segundos agarrando bidones y geles con la intención de no descolgarse. ¿De qué pudo ser capaz, tanto él como su equipo, en aquella primera etapa en la que se descolgaba en el llano, sin cámaras que le siguiesen en todo momento? Al final consiguió los puntos, que no le fueron retirados al completo por el jurado, demasiado benevolente con la acción tramposa de Martinez y de su director Roman Kreuziger. 

Deshonrando el maillot. Y con solo un tirón de orejas por parte del jurado. 


En el siguiente puerto, la Madeleine, se vivieron los momentos más interesantes del día. Visma fue con todo su potencial, en un intento desesperado de poner en apuros a Pogačar y dejarlo aislado. El equipo UAE se diluyó durante la ascensión, una vez más. El ritmo de Kuss dejó a los dos líderes solos, y Vingegaard lanzó su ataque a falta de 4 kilómetros para coronar, motivado por la igualdad que se había visto en el Ventoux. A pesar de ello, Pogačar seguía a su rueda. Se prometía un final muy interesante, con ambos corredores quizá ya rodando solos hasta meta, en un duelo sin envoltorios. Para ese enfrentamiento de 70 kilómetros, Pogačar no disponía de ayuda, mientras que Vingegaard sí contaba todavía con Jorgenson por delante. 

En la Madeleine parecía otra carrera. 


El dúo habitual dio alcance a los supervivientes del grupo delantero poco antes de coronar, quedando un grupo delante con Vingegaard, Pogačar, Roglič, Gall, Jorgenson, O'Connor y Rubio. Una mezcla de los hombres más fuertes, un gregario, corredores con la intención de subir puestos en la general y otros con el objetivo puesto en la etapa. Lipowitz, cuya evolución en la etapa fue un auténtico tobogán de emociones, coronó con unos 30 segundos de retraso, y el grupo de Onley y demás lo hizo casi a dos minutos. En el pelotón ya no estaban ni Carlos Rodríguez, que no tomó la salida por las secuelas de una caída del día anterior, ni Enric Mas, que se retiró en plena ascensión.

El descenso, comandado por Jorgenson, se hizo a gran velocidad, quizá con la intención de que Pogačar no descansase ni se alimentase bien de cara a la Loze, o también para mantenerlo aislado. Hasta el momento, la táctica de los Visma estaba siendo perfecta, con la intención de posponer el duelo para la Loze, en el que Vingegaard lo intentaría de nuevo. Sin embargo, los acontecimientos fueron por otro camino, quizá inesperado, dando la impresión de que una vez llegados al llano comenzó la improvisación.

Jorgenson enfila la bajada.


Al llegar a los 10 kilómetros de valle, O'Connor atacó y Rubio se fue con él, completamente a rebufo, como en casi toda la etapa. Sorprendentemente Jorgenson también saltó a por ellos, pero no así Vingegaard. Parecía que Jorgenson hubiera recibido vía libre para jugarse un triunfo que se sabía muy difícil, dada la superioridad en la escalada de los otros dos. Mientras tanto, Vingegaard, Pogačar, Roglič y Gall pararon en seco. La ventaja con la que contaban se esfumó con rapidez. Fueron alcanzados primero por Lipowitz, que decidió ir hacia delante, y posteriormente por el grupo de Onley, en el que estaban también Adam Yates, Narváez y Soler de UAE. 

La ventaja de los tres fugados alcanzó con gran rapidez una diferencia alrededor de 3:50, mientras que Lipowitz también rodaba 3 minutos por delante del grupo de Pogačar y Vingegaard. Lipowitz sería alcanzado y rebasado, no así O'Connor. Los UAE marcaron el ritmo por detrás, un ritmo insuficiente y cansino, y no hubo movimientos hasta el último kilómetro. Ni Vingegaard encontró fuerzas ni convicción suficiente como para lanzar un segundo ataque a Pogačar, ni Pogačar quiso o pudo recortar diferencias con O'Connor. La ascensión, a través de la estación de multimillonarios de Courchevel, con su altiport, fue francamente soporífera, me atrevería a decir que de lo peor de este Tour, al mismo nivel que aquella etapa de Dunkerque, como si el Tour estuviese implorando terminar. Aunque, siendo sincero, el rendimiento de O'Connor fue espectacular: no se hundió, como Lipowitz, y el ritmo de los UAE no le hizo ni cosquillas. O'Connor conseguía de esta forma su segunda victoria de etapa en el Tour y su cuarta en las grandes vueltas. Al final, Pogačar terminaba el día borrando el recuerdo de 2023, sustituyéndolo por otro completamente olvidable.  

¿Qué hago viendo esto?, pensé en algún momento.

Ataquito de último kilómetro. No le habían recortado ni la mitad de la diferencia a O'Connor.
 


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