lunes, 1 de julio de 2024

INCÓGNITA DESPEJADA

No ha tardado mucho en despejarse la gran duda de este inicio de Tour: Jonas Vingegaard está bien. Muy bien, de hecho. Sus ventrílocuos habían intentado hasta el momento rodear de una espesa bruma todo lo concerniente a su estado de forma, pero Pogačar se ha encargado de plantear la pregunta oportuna, que no ha tardado en ser respondida. La etapa de ayer discurría entre Cesenatico, localidad natal de Marco Pantani, y Bolonia, con un doble paso por la subida al santuario de San Luca que se prometía muy interesante. 

Un lugar santo del ciclismo.

Aparte de la lucha por la general, la etapa volvió a ser para la fuga, recayendo de nuevo el triunfo en un francés, Kevin Vauquelin. Desde 1968 no conseguía Francia dos victorias seguidas al principio del Tour, en aquel momento con victoria por partida doble de Charly Grosskost en los dos sectores inaugurales. En 1967 se había vuelto al modelo de las selecciones nacionales, cosa que no había evitado la muerte por drogas de Tom Simpson en el Mont Ventoux. En un primer ejemplo de operación de blanqueamiento, la carrera al año siguiente tomaba la salida en Vittel, la ciudad de las aguas minerales. En ese ambiente tan prístino e inmaculado obtuvo la victoria Grosskost, en un Tour que quería renovar su imagen, con menos dureza y más controles: era el Tour de la santé. La revolución, hecha al calor de las barricadas de mayo, no cuajó en un mundillo tan impermeable como el del ciclismo. Y sobre la trayectoria de Grosskost, alsaciano con pelo yeyé que en realidad corría para Bic, cabe decir que se fue poco a poco diluyendo, después de sus prometedores inicios. 

Felice Gimondi, Charly Grosskost, Gerben Karstens (1966).

Volviendo a 2024, Vauquelin ya había dejado apuntados muchos detalles de calidad, sobre todo en esfuerzos explosivos. Además, con su victoria consigue la primera etapa de gran vuelta en toda la historia de su equipo. Una pena que no luciese ese maillot bianchi que mostrase su equipo en la presentación. 

Kevin Vauquelin era el superviviente de una fuga de 11 corredores, formada en el kilómetro 7. La fuga estaba formada por Jordan Jegat (TotalEnergies), Nelson Oliveira (Movistar), Mike Teunissen (Intermarché - Wanty), Cristian Rodríguez y Kevin Vauquelin (ambos de Arkea), Axel Laurance (Alpecin - Deceuninck), Jonas Abrahamsen (Uno-X), Quentin Pacher (Groupama - FDJ), Harold Tejada (Astana), Hugo Houle (Israel) y Bram Welten (dsm). Este último se dejó alcanzar, para ayudar a su sprinter Jakobsen, que se había descolgado del pelotón por segundo día consecutivo. En algunos momentos, la ventaja de este grupo de fugados estuvo controlada, pero la desidia de los equipos de la general facilitó que adquirieran una ventaja con la que poder jugar al llegar al primer paso a San Luca. 

Después del primer paso por el santuario, Nelson Oliveira atacó en el descenso, aprovechando un falso llano. Con él se marcharon Vauquelin y Abrahamsen. Teunissen había subido prácticamente todas las cotas cogiendo bidones del coche, sin recibir ningún tipo de amonestación, mientras que Laurance, aparente gran favorito, desapareció en el momento clave, quizá aquejado de calambres. Por detrás, en este primer paso tan solo hubo un amago de Pogačar, que asomó por la cabeza del grupo para coger un bidón de un auxiliar. 

Vauquelin distancia a Abrahamsen en San Luca.

En el segundo paso, mientras Vauquelin se destacaba de Abrahamsen, por detrás aumentaba notablemente el ritmo. Adam Yates fue el encargado de preparar un ataque de Pogačar. Este no llegó en las curvas de le orfanelle (cuando la galería porticada cambia de lado de la carretera), sino más adelante, una vez pasado el tramo más duro. Fue un demarraje violento, como todos los de Pogačar, que tuvo una respuesta inmediata por parte de Vingegaard, en un acto reflejo pavloviano. El danés se pegó a su rueda y juntos coronaron, distanciando al resto, como siempre suelen hacer. Siguiendo la costumbre, con ellos cayó el tiempo récord de San Luca, en posesión de Roglič

Acción / reacción. 

"¿Nos vamos?" (foto de getty images).

Esta vez, a diferencia de lo que sucedió en Jaizkibel el año pasado, Vingegaard sí decidió entrar a los relevos. De todas maneras, se le veía algo dubitativo en el descenso, excesivamente amorrado a la rueda trasera de Pogačar, como si tuviera miedo de despegarse. Pogačar bajó fuerte, sin miramientos, sacando esa vena psicópata que sabe tan bien ocultar. Sin embargo, al llegar al llano, empezaron a mirarse. Se relevaban, sí, pero guardando siempre un poco en la reserva. Dieron alcance a Jordan Jegat, superviviente de la fuga, que se soldó a la rueda de ambos y disfrutó de una efímera notoriedad, aunque las cámaras pasaran un poco de él. 


Al igual que en la foto de Coppi y Bartali, se ha recortado un tercer corredor. No es Stan Ockers, ¡sino Jegat!

Ese análisis mutuo, aunque breve, permitió la entrada por detrás de Evenepoel, con Carapaz a rueda. El belga no quiere que le dejen aparte, quiere ser tenido en cuenta y llegó como una locomotora. En meta se quejaría de que Carapaz, siempre tan zorro, no había pasado a los relevos. Una vez llegado Vauquelin, con el resto de supervivientes de la fuga a pocos segundos, entró el quinteto (Pogačar, Vingegaard, Evenepoel, Carapaz y...Jegat) y las posiciones del sprint decidieron el liderato. Pogačar intentó descolgarse, o al menos entrar el último, con el objetivo de no coger el liderato: pero este llegó a él sin quererlo. Quizá fuese todo un poco de falsa modestia, o de ocultación de los auténticos intereses, puesto que si no quería el liderato tampoco tenía mucho sentido que hubiese atacado. A 21 segundos entró el resto de favoritos, con Gall, Bilbao, Roglič, Vlasov, Hindley, Grégorie, Ciccone, Van Gils, Carlos Rodríguez, Pidcock, Mas, Ayuso, Almeida, Adam Yates, Simon Yates, Bardet, Jorgenson, Guillaume Martin y Landa. Quizá la principal decepción la protagonizó Roglič, que no estuvo a la altura de una subida que ha dominado siempre a la perfección. 

Primer triunfo importante de Arkea. 

La etapa de hoy, entre Piacenza y Turín, ha sido una fumada, como era previsible. Venía tras dos etapas duras y largas, disputadas sin concesiones, y se sitúa previamente a la etapa del Galibier. Además, era la etapa más larga del Tour, 230 kilómetros. Ni siquiera ha habido escapada como tal. En un primer momento, Abrahamsen y Kulset, ambos del Uno-X, se han escapado, para de golpe parar en la cuneta y esperar al pelotón, una imagen que haría algo de gracia de no significar ausencia de competición. Más tarde, ya cuando quedaban menos de 100 kilómetros, se ha escapado Grellier, del TotalEnergies, en un ataque en solitario, totalmente condenado, con la única intención de llevarse la combatividad. 

La imagen absurda del día. 

En días tan pasivos las caídas están a la orden del día. En la larga recta de aproximación al final, con menos de 5 kilómetros para meta, se ha producido un bandazo, con el resultado de una caída bastante numerosa, con varios corredores del Alpecin afectados. Ya previamente van der Poel había parado a cambiar de bici, con lo cual tenía difícil contactar, por mucho trascoche que hiciese. El grupo se ha fragmentado, aprovechando los 5 kilómetros de protección. El sprint ha sido algo caótico, al no estar comandado por un equipo dominador como Alpecin, lo que lo ha convertido en algo más bonito y disputado, con protagonistas sorprendentes. De Lie se ha quedado algo encerrado, mientras que Groenewegen no ha encontrado hueco junto a las vallas. Girmay sí que ha encontrado un carril entre las vallas y Pedersen, llevándose el triunfo. La sorpresa (aparte de Girmay) la ha dado Gaviria, que ha conseguido un segundo puesto meritorio. Carapaz ha conseguido entrar en este grupo delantero, obteniendo así el maillot amarillo por los mejores puestos, empatado todavía a tiempo con Pogačar, Evenepoel y Vingegaard. De momento, las victorias de etapa han sido para tres de los equipos más modestos del World Tour, hecho que es siempre de agradecer. 

Girmay vuelve, después del Circuit Francobelgue. 2º Gaviria, 3º De Lie. 



2 comentarios:

  1. Enhorabuena por la parte que rememora el Tour del 68 y a Grosskost, al cual ni conocía. Me ha gustado mucho leerlo.

    Sobre la etapa poco más que añadir que no dijera en el post anterior. Y sobre lo de ayer, es una fumada como no recuerdo. Ni un solo intento de escapada, se escapa a mi entender.

    Saludos!

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    1. Me alegro que te haya gustado el breve apunte histórico.
      Viene una semana larga de fumadas. Habrá que tener paciencia.
      Un saludo!

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