jueves, 11 de julio de 2024

LECCIÓN DE HUMILDAD

La etapa del Macizo Central, con meta en Le Lioran, se ha resuelto con un segundo test fallido por parte de Pogačar y una gran recuperación por parte de Vingegaard, que entraría dentro del terreno de lo milagroso si no hubiese sido ya anunciada por muchos, entre otros por este espacio. La etapa, de 211 kilómetros y 4177 metros de desnivel acumulado, se disputó con gran intensidad desde el inicio y en sus últimos treinta kilómetros los cuatro primeros ciclistas de la general tuvieron que defenderse individualmente. La etapa acabó en un agónico mano a mano entre Vingegaard y Pogačar, un episodio más en la rivalidad y los duelos entre los dos mejores ciclistas de esta generación. En el sprint, sorprendentemente favorable para Vingegaard, quedó evidenciada la línea ascendente del rendimiento del danés, así como la línea de trazo más inseguro del líder. A la hora de la verdad, Vingegaard tan solo recuperó un segundo sobre Pogačar, aunque ese mísero segundo, como el napalm por la mañana, huele a victoria para el danés y su equipo. 

 Un final mítico (pipecano)


Pero antes de esta magnífica etapa vino un día soporífero y vergonzante, un paseo disfrazado de competición entre Orléans y Saint-Amand-Montrond. Está claro que todos los días no van a ser de lucha, pero también es cierto que en el Tour hay muchos ciclistas y muchos equipos, y algunos de ellos están pasando bastante desapercibidos. La etapa se dejó en manos de un sprint, que está vez sí estuvo liderado de forma diligente por Alpecin, con Mathieu van der Poel a la cabeza. El campeón del mundo decidió abandonar su modo siesta para lanzar a Philipsen, que de este modo aplastó a la concurrencia, sin necesidad de alterar la trazada (su habitual debilidad). Así pues, dada la falta de intensidad de la etapa, durante este segundo día de descanso los periodistas siguieron echando más leña al fuego de la polémica de la etapa de la polvareda. Una polémica iniciada por Evenepoel y su incapacidad para mantener la boca cerrada. En una muestra más de su inmadura prepotencia, la propia de un ciclista con pose eterna de machito enojado, Evenepoel comentó que Vingegaard no había demostrado enough balls el día de Troyes, simplemente por actuar de forma inteligente y rehusar la colaboración con sus rivales. Pogačar decidió alinearse con Evenepoel, formando un frente común contra Vingegaard, comentando que el danés le tiene miedo. Declaraciones estúpidas e innecesarias, sin otra función que intentar poner nervioso a Vingegaard, pero que realmente reflejaban sus propias inseguridades, ante un rendimiento creciente del danés y el temor a que se reproduzcan situaciones penosas del pasado. En fin, Pogačar tendría que huir de polémicas tontas, iniciadas por otros, escogiendo un poco mejor a sus compañeros de viaje. 

Pogačar y su entorno concibieron la etapa de Le Lioran como una segunda oportunidad de sentenciar la carrera, después de que el día de Troyes no consiguieran sacar ventaja sobre Vingegaard. El día empezó con mucho ritmo, de manera que hubo varios corredores, agrupados en ciertos equipos (Cofidis, Bahrain), que hicieron aguas. No habrá este año etapita para Ion Izagirre, ni tampoco para Pello Bilbao, me temo. Los EF fueron los más activos desde el inicio, con Ben Healy y Richard Carapaz pugnando por conseguir ventaja. A ellos se unió también Oier Lazkano, pero el empuje desde atrás de los UAE acabó con las esperanzas de la fuga. Se subía en la parte final un encadenado de puertos: Neronne, Puy Mary/Pas de Peyrol, Pertus y el más tendido de Font de Cère. Una vez cazados los escapados por el ritmo de los UAE, con Adam Yates en cabeza (y de nuevo Ayuso escabullido en la cola), Pogačar lanzó su ataque. No quedaba mucho para coronar Pas de Peyrol y era un intento, de nuevo, de aprovechar el descenso, el talón de Aquiles de Vingegaard durante este año. Este ataque, como siempre valiente y lejano, al estilo de Pogačar, no solo tenía que entenderse como un golpe en la mesa a fin de consolidar el liderato, sino también como una asunción de la propia debilidad en días venideros, necesitando ensanchar la ventaja. Faltaban 31 kilómetros para la meta. Pogačar coronó con apenas cuatro o cinco segundos sobre Vingegaard. Unos segundos más tarde pasaría Roglič por la cima y después Evenepoel, todos de uno en uno. 

El ataque de Pogacar en Pas de Peyrol.


El descenso de Pas de Peyrol fue vertiginoso. De nuevo Pogačar arriesgó, en un trazado estrecho, con precipicios a uno de sus lados. El perfil quebrado de la cima, con la carretera discurriendo por la cresta, un paisaje verde y sin árboles, propio de un volcán islandés, con el añadido del cielo nublado, daba la apariencia de más altitud de la auténticamente existente. Vingegaard fue alcanzado por Roglič, un corredor que también va al límite siempre en los descensos. La ventaja del líder rondaba los 40 segundos, y en alguna curva la bici le hizo algún extraño (que se convirtió en boca de los comentaristas de rtve en un incidente crucial, que fue creciendo al modo de una bola de nieve). 

Bonitas imágenes de la bajada del Pas de Peyrol (jozza cycling tips)

En el col de Pertus, las tornas cambiaron. Vingegaard comenzó a imprimir ritmo, a subir de forma metódica, remontando con apabullante fuerza, dejando atrás a Roglič, que sería alcanzado poco después por Evenepoel. Por delante, Pogačar comenzaba a acusar la fatiga. No estaba corriendo el Giro, entre comparsas y en un ambiente más frío. Al parecer no se hidrató o alimentó suficiente, y le empezó a llegar la habitual pájara, la de todos los años, aunque esta vez más breve y controlada. Poniéndonos pedantes, podríamos decir que también César sufría ataques epilépticos. Pudo controlar su crisis, pero no así a Vingegaard, que llegaba desde atrás como una exhalación. Pogačar aun pudo reservar algo de fuerzas para el sprint bonificado en la cima del Pertus, que se llevó al tomar la curva por el lado bueno. 

Llega Vingegaard.

Pogacar salva la bonificación del Pertus.

Quedaba todavía la subida más tendida a Font de Cère, de 3ª categoría, en la que Vingegaard y Pogačar colaboraron, el danés con algo más de implicación y el esloveno intentando disimular su melocotonazo. En realidad ambos se estaban estudiando. Hacía tiempo que no compartían la cabeza de carrera, a relevos, en esa carrera mental que llevan cuatro años disputando entre ambos. Por detrás venía la pareja formada por Evenepoel y Roglič, con el belga luchando por dar alcance a esa pareja que, en esta ocasión, le estaba ignorando, En realidad, tanto Vingegaard como Pogačar han utilizado al pequeño belga bocazas como arma arrojadiza en sus propios litigios, en los que solo cuentan ellos dos: Evenepoel ha sido el niño en el divorcio duro de los padres. Se llegaba así a un sprint que, en condiciones normales, habría sido el 90% de las veces para Pogačar. Pero esta vez el maillot amarillo iba completamente vacío. Intentó imprimir velocidad a la bici hasta en tres ocasiones, teniendo que sentarse, mientras que Vingegaard hacía un sprint más sostenido, más ortodoxo, lanzando además la bicicleta en el momento justo. El triunfo fue de este modo para Vingegaard, en una llegada con lanzamiento de bicicleta incluido. Una etapa que le sabe a gloria después de la caída y su larga recuperación. Esperemos que Vingegaard haya sacado la conclusión adecuada de todo lo sucedido, sobre todo a la hora de elegir el calendario del próximo año. 


Fotos para enmarcar.


La suma y resta de bonificaciones, de la meta y del col de Pertus, daban como resultado un segundo recuperado para Vingegaard. Poca cosa, aunque el golpe moral a Pogačar haya sido mucho más contundente. Pogačar y su equipo tendrán que cambiar de actitud, optando por una táctica más conservadora: dejar que Visma asuma la iniciativa, arropar a su líder en todo momento, aguantar lo máximo posible y tan solo intentar sacar ventaja en las situaciones propicias, sin grandes alardes. Y comenzar a utilizar a Almeida y a Ayuso para algo más que su puesto en la general. ¿Serán capaces de hacerlo? Lo dudo. Tampoco 1'14" es una ventaja que les permita dormir tranquilos, pero deberán acostumbrarse a ello, pues en las ofensivas lejanas y alocadas, de tú a tú, no van a derrotar a Vingegaard. El danés tiene terreno de sobra para la remontada y va a esperar a que Pogačar caiga como fruta madura. Es más, puede que incluso esperen que incurra de nuevo en una apuesta arriesgada, que le salga mal. El Tour en realidad todavía no ha comenzado. 

Roglic se cayó en el descenso del último puerto, pero le dieron el mismo tiempo que a Evenepoel al ser en los últimos 3 km. 

Una resurrección que ni en Ordet.



5 comentarios:

  1. Gran resumen con un título que es extrapolable a toda esta primera parte de un Tour que muchos ya cantaban sentenciado desde la etapa 4ª.
    La andanadas que destrozaron el Giro de poco le están sirviendo contra un Vingegaard que cuando no ha podido arreglarselas solito, ha sabido apoyarse en su equipo (Troyers) o en rivales -que como hoy Roglic- iban más cegados en ir a por el maillot amarillo que en hacerle daño al vigente campéon.
    Curiosamente ha sido hoy Roglic (la versión Beta del esloveno ganador) el que sea ha quemado por querer volar al ritmo de los dioses del ciclismo actual.
    No pude ver la etapa en directo así que con todos los spoilers ya hechos, en la repetición sí me fijé que en el sprint por el bonus de la montaña Pogacar se tiene que sentar una vez (en meta lo hace hasta en dos ocasiones), signo evidente de que las piernas no le iban con la fuerza que el quería... aunque ahí queda la subida del danés quitándole toda la ventaja de un plumazo.

    Me da que entramos en una nueva fase del Tour, y no sólo por la inflexión en el equilibrio de fuerzas sino pq creo que Pogacar, a quien tengo por un corredor inteligente, va a estar ahora más tranquilo con sus cohorte de Brutus (por seguir tu metáfora con Julio César) a una distancia mucho más tranquilizadora para él y para el director-bombero que tenía que apagar tanto ego.

    Objetivamente veo que hasta hoy en todos los ataques había impuesto su mejor pico de forma el esloveno y sin embargo Vingegaard se las había arreglado para contener las pérdidas de forma magistral, ganándole la partida psicológica día a día.
    Atacaba sabiéndose superior... ahora ya no lo es tanto, salvo quizás en los descensos -siempre que deje completamente aislado al danés-.
    Toca esperar con qué nos sorprende ahora (igual que el año pasado le devolvió el ataque el día que Jumbo tiró con todo) o ver en qué momento la boa constrictor que es el danés lo deja con fuerzas y empieza a deglutir su tercer Tour consecutivo.

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    1. Y se me olvidó ponerlo, pero muy de acuerdo con tu comentario.

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    2. Me parece que es precisamente la presencia de esos Brutus la que ha hecho que UAE y Pogačar descartasen otros movimientos tácticos. Visma sabe que tiene ahora la sartén por el mango y va a esperar su momento. Pogačar deberá pensar menos en ataques para la galería y forzarse en aguantar y buscar su oportunidad (en descensos y bonificaciones).
      Un saludo.

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  2. Desde luego que se entra en otra fase diferente, y desconocida, al menos en este Tour. Incluso en la carrera de Pogacar. Su actitud siempre ha sido ofensiva, y el personaje que se ha construido, con ayuda de su equipo, también.

    Mañana y pasado hay dos etapas en las que se verá qué sucede, si intentará conservar o no. Yo pienso que a poco que tengan un poco de cabeza, intentará, si no se adelanta Visma, hacer pancartazos.

    Lo de Roglic es la historia de siempre, qué pena, porque sin caídas habría sido mucho más de lo grande que ya es.

    Y sobre Evenepoel, a ver si aguanta, a ver si alguien de los de abajo decide intentar ir a por el podium...

    A simple vista es un Tour muy interesante el que ha quedado, pero lo malo es que la experiencia me hace ser pesimista, y el supuesto espectáculo que pueda haber puede no ser nada.

    Saludos!

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    1. Como dices, Pogačar va a tener que jugar al pancartazo a partir de ahora. En Visma van a esperar, no se van a poner nerviosos: saben que les vale con esperar a Isola 2000 y a la crono. Con lo cual quizá veamos unos días de status quo. De todas formas, conociendo los precedentes, van a asaltar la banca en cualquier momento y Pogačar tendrá que estar preparado para aguantar el envite. Bonificaciones y descensos, no le queda otra, y aprovechar cada resquicio de debilidad que intuya en Vingegaard.
      Un saludo.

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