sábado, 18 de marzo de 2023

IL NIPOTISSIMO!!!

Después de casi seis horas y media de carrera, Mathieu van der Poel ha conseguido uno de los triunfos que justifican y colman toda una carrera profesional. Ha sido una de las ediciones de la Milán – Sanremo más memorables, no solo por los protagonistas implicados, que han sido los esperados, sino sobre todo por los datos que la carrera aporta. El elemento clave ha sido la velocidad: se ha tratado de la segunda edición más veloz de la historia, después de la de 1990 ganada por Gianni Bugno. 45,806 km/h en 1990 por 45,773 km/h en la de 2023, con la diferencia de que en aquella ocasión la carrera ya explotó, de forma insólita, en la llanura padana.

Non è il Campionissimo, è il Nipotissimo!

Pero no quedan ahí los números. Mathieu van der Poel retoma el testigo de su abuelo, Raymond Poulidor, que consiguió su primer gran triunfo (y casi único) en 1961. Poulidor entró en meta con una diferencia de 3 segundos con el pelotón, comandado por Rik Van Looy, después de marcharse solo en el Poggio, la decisiva ascensión incluida en 1960. En esta ocasión su nieto ha conseguido una diferencia de 15 segundos en via Roma, la más abultada desde los 20 segundos que consiguió Giorgio Furlan en meta en 1994, corriendo para aquel sideral Gewiss. Pero quizá el récord cuya superación se esperaba con más ansia era el de la ascensión del Poggio. Desde hace unos días las webs de referencia pronosticaban tailwind y muchos ya estaban salivando ante lo que ha sido la crónica de una muerte anunciada. Mathieu van der Poel ha rebajado en cinco segundos (5:41) la ascensión más rápida del Poggio, en manos de Laurent Jalabert y Maurizio Fondriest en 1995 (5:46). Por si esto no fuera suficiente, también el terceto perseguidor, formado por Tadej Pogačar, Filippo Ganna y Wout van Aert, ha conseguido rebajar esa marca (5:44). En realidad, era algo de esperar.

Quizá los amantes de los cojones encima de la mesa comienzan a valorar a esta carrera como merece.


Indudablemente ha influido el viento favorable en la consecución de ese récord, a lo que se debe añadir un día radiante y unos protagonistas históricos. Pero no deja de sorprender que haya sido superado precisamente ahora un récord tan longevo, que ha pervivido a lo largo de las décadas por causas sobradamente conocidas. Se podría aducir que las mejoras en los entrenamientos y la evolución en el material hacían inevitable que esa marca acabara siendo superada más pronto o más tarde. Puede cuestionarse igualmente la validez de establecer récords oficiosos en pruebas de ruta, dada la variedad de circunstancias que influyen en el desarrollo de una carrera al aire libre. Pero también es difícil permanecer indiferente ante un hito de este calibre, precisamente después de que ayer se hablase en algunos medios del uso de hormonas tiroideas en el pelotón por parte de algunos ciclistas y algunos equipos sin identificar. Dos hechos que, puestos en relación, proyectan una sombra que congela todo entusiasmo.

Ganna reservando para la segunda posición.


Por aportar un poco de luz, cabe destacar que la Milán – Sanremo 2023 quizá sea el ejemplo más refinado de la nueva etapa del ciclismo que ha comenzado a perfilarse desde 2020. Un ciclismo de individualidades, de grandes nombres asociados a grandes exhibiciones de fuerza, más parecido al de los años setenta y ochenta que al de las décadas más recientes. En ese sentido, afortunadamente hace bastante tiempo que han desaparecido las llegadas multitudinarias en Sanremo, con sprinters que podían disponer de todo un treno en la via Roma. En esta ocasión la carrera ha quedado incluso desprovista del elemento sorpresa que siempre emerge en Sanremo. Los cuatro protagonistas han sido los esperados, al menos tres de ellos, que copaban todos los pronósticos. No ha habido un Foinavon este año. De hecho, estamos en un ciclismo de sota, caballo y rey, siempre con los mismos nombres repetidos. En esta ocasión una sota joven, de mechones salientes entre el gorro de plumas, dos caballos poderosos, de más de 1,90 de altura, y un único rey, proveniente de una estirpe ciclista muy selecta. 

 

Blanco, rojo, amarillo y azul, las cuatro fichas del parchís de hoy.

La carrera en sí no ha tenido mucha historia hasta la llegada a la Cipressa. Marchaba un grupo formado por los aventureros habituales, dos de la banda de Reverberi (Alessandro Tonelli y Samuele Zoccarato), dos Eolo (Mirco Maestri y Samuele Rivi), dos Jayco (Alexandre Balmer y Jan Maas), un Astana (Aleksandr Riabushenko), un Tudor (Aloïs Charrin) y un Q.36.5 (Negasi Haylu Abreha). Ninguno de ellos implicaba ningún contratiempo para el gran grupo, que ha controlado su marcha con Jos van Emden y Jacopo Mosca. El Tudor se ha quedado en el capo Mele y posteriormente en el Capo Berta el grupo se ha quedado reducido a Tonelli, Maestri, Balmer y Maas. No ha habido más historia: poco antes de la entrada a la Cipressa han sido alcanzados. En el terreno de los capi, Cavendish demostraba que este tampoco iba a ser su año. Al iniciarse la Cipressa, quedó patente que tampoco sería el año de Gaviria.


La Cipressa se ha ascendido a un ritmo más lento que en otras ocasiones, sin ningún tipo de ataque, como por desgracia viene siendo habitual en los últimos tiempos. Lotto ha iniciado la ascensión en cabeza, con Arnaud De Lie marcando el ritmo para Caleb Ewan. A diferencia del año pasado, los UAE han comenzado mal colocados, teniendo que progresar bastantes posiciones. Una vez organizados en cabeza, han comenzado a tensar el ritmo, con Großschartner, Ulissi, Trentin y Wellens protegiendo a Pogačar. No ha sido una ascensión excesivamente rápida, aunque sí que ha contado con el desfile de caras importantes por las primeras posiciones, como es tradicional. El ritmo de UAE solamente ha servido para despejar la duda de cuánto duraría Arnaud De Lie en el grupo delantero. En la parte final, dado el ritmo más prudente de UAE, los Ineos han tomado la cabeza. El descenso lo ha iniciado Mathieu van der Poel en primera posición, marchándose junto a su compañero Søren Kragh Andersen y Matteo Trentin. Ulissi ha producido un pequeño corte, propiciando que esos tres corredores quedasen momentáneamente en cabeza al retomar la via Aurelia.


En la tramo intermedio entre Cipressa y Poggio apenas ha habido movimientos. Nils Politt lo ha intentado tímidamente. Sin contar con respuesta, se ha dejado coger. En este tramo de aproximación al Poggio, los equipos que han marcado el ritmo han sido Soudal – Quick Step con Sénéchal y posteriormente Bahrain con Fred Wright. Andrea Pasqualon ha continuado tirando en cabeza para Bahrain en las primeras rampas. Más que forzar el ritmo, la intención de los Bahrain parecía ser la de llevar la subida controlada para permitir que Mohorič se jugase una vez más la carrera en el descenso, partiendo desde una posición delantera. Pero ha resultado evidente que el resto de equipos han buscado impedir esa opción a toda costa. No podían permitir que un año más un corredor desde atrás les sorprendiese en un descenso arriesgado, a vida o muerte. Por ello, ante el ritmo no excesivamente fuerte de Bilbao en cabeza, los UAE han decidido pasar a la acción, con una aceleración de Tim Wellens.

Wellens toma la cabeza, apartando a Bilbao.


En el segundo minuto de subida, la aceleración de Tim Wellens ha dejado el grupo en ocho unidades: él mismo, con Tadej Pogačar a rueda, más Søren Kragh Andersen, Filippo Ganna, Mads Pedersen, Matej Mohorič, Mathieu van der Poel y Wout van Aert. La selección ha sido propiciada por Matteo Trentin, que ha decidido apartarse con picardía cuando marchaba a rueda de van Aert. La táctica de UAE parecía la correcta, evitando las precipitaciones del año pasado: Pogačar ha esperado al tramo duro posterior al Santuario de Madonna della Guardia, lanzando su apuesta en el cuarto minuto de ascensión. El hachazo de Pogačar parecía el definitivo, seleccionando todavía más el grupo. A su rueda Kragh Andersen se ha abierto, también Mohorič, formándose un cuarteto con Ganna, van Aert, van der Poel y el propio Pogačar. Si bien Ganna ha respondido al ataque del esloveno con sorprendente inmediatez, van der Poel ha preferido permanecer unos instantes a rueda de van Aert, esperando que el belga cerrase el hueco, aprovechando de ese modo para tomar un breve respiro. La única sorpresa hasta el momento era la presencia tan delantera de Ganna.

Pogi en el Poggio, versión 2023.


Pero la historia no ha acabado ahí: mientras el helicóptero enfocaba a Pedersen, Mohorič y Kragh Andersen, por delante van der Poel lanzaba su poderoso ataque, aferrando con fuerza el manillar con sus manazas, sacudiendo su canyon con violencia. Se cumplían los 5 minutos y 20 segundos de ascensión. Van der Poel pasaba por delante de la cabina sin frenar apenas, marcando un tiempo de 5:41, mientras Pogačar, encabezando el terceto perseguidor, tomaba la curva con excesiva prudencia o falta de pericia. De hecho, Wout van Aert ha tenido que tomar la iniciativa rápidamente en la persecución, ya que ni Ganna ni Pogačar parecían capaces de dar alcance a van der Poel. Ha primado en este descenso la habilidad, superior en el caso de los dos campeones del mundo de ciclocross. Esa indecisión inicial ha convertido los tres segundos de diferencia en cinco en las primeras curvas, siendo finalmente siete en la última herradura. Al llegar al corso Cavalotti, van der Poel parecía tener el triunfo en el bolsillo, puesto que cuando van Aert se ha retirado de la cabeza de la persecución, Pogačar ha entrado con menos fuerzas de las habituales y Ganna apenas ha puesto de su parte, sabiéndose el más lento del cuarteto.

El momento clave.


Los últimos kilómetros han pasado en un suspiro. Van der Poel no se ha visto en ningún momento inquietado por sus importantes perseguidores. Ha ganado de forma incontestable, con un poderío que pocas veces se había visto de forma tan abrumadora en las últimas ediciones. Ganna, que había reservado pensando en el podium, ha sorprendido a sus dos compañeros de grupo poco antes de entrar en via Roma. Pogačar, sin fuerzas, no ha podido superar a van Aert, abatido quizá por la distancia. El campeón esloveno ha aprendido hoy una lección, que de todas formas ya le sonaba desde el año pasado: ganar los cinco monumentos es algo muy difícil de conseguir, incluso para él. Hoy ha seguido una táctica más o menos perfecta (a pesar de algunos problemas de colocación), pero no ha dispuesto de las fuerzas suficientes como para crear la diferencia. Y cuando alguien se marcha por delante es muy difícil llegar a un acuerdo con los rivales. De nuevo se ha tenido que conformar con una amarga cuarta posición. Por su parte, van Aert ha vuelto a asumir el rol de perseguidor, el que parece su sino cuando van der Poel anda de por medio. Poco se le puede reprochar: de los de atrás, ha sido el que más empeño ha puesto en ganar y el que más pericia ha mostrado en el descenso, recortando incluso en alguna curva la diferencia con van der Poel. Pero no ha recibido excesiva colaboración de sus acompañantes. De nuevo se le vuelve a escapar una ocasión, y poco a poco se van reduciendo: añade un nuevo podium a la lista, junto con sus dos segundos puestos en Flandes (2020) y Roubaix (2022), y sus dos terceros puestos en Sanremo (2021) y Lieja (2022). De todas formas, la Milán – Sanremo parece su carrera predilecta, en la que acumula sus mejores resultados (además de ser su único monumento).

En pos del triunfo.

Van Aert llevando en todo momento el peso de la persecución.


¡Y qué decir finalmente del Nietísimo! Aunque había intentado pasar desapercibido en la Tirreno – Adriatico, los dos formidables lanzamientos a Philipsen habían dejado a la vista una vez más su espectacular arrancada, insuperable en el pelotón. Esta victoria diversifica más su palmarés, que en la ruta parecía condenado a convertirse en una acumulación de clásicas de pavé.  Dando una vuelta de tuerca más al ritmo de Pogačar y realizando un descenso acrobático sin ninguna muestra de peligrosidad, ha demostrado que puede ser un corredor más versátil de lo que parece. Ojalá esta edición histórica valga para revalorizar una prueba que cada año necesita reivindicarse frente a muchos aficionados que la ignoran o la desprecian, por su falta de dureza y aliciente, al menos hasta la parte final. Quizá su apreciación cambie, dado el ganador y esta prodigiosa edición, epítome de la fuerza bruta. 

 

"Como los gorilas..."

Premio de consolación.

 
Mathieu el chouman.

 

Menos saludos y abrazos que el año pasado. Solo del que siempre felicita.

Los tres vienen de una lánguida Tirreno - Adriatico. El de la París - Niza a fuego ha quedado fuera.


6 comentarios:

  1. Pues a mí me ha pasado como al realizador que estaba casi a por uvas en el momento del contrataque final. Más bien estaba esperando que alguno de los 3 trotones empezase a hacer la goma, pero ni mucho menos que remachasen en modo Strade Bianche al campionissimo esloveno.

    Viendo repetido el ascenso hay que alabar la zorrería del neerlandés apoyándose en compañeros o en el que siempre persigue para guardar lo máximo hasta el momento definitivo, pero en caliente.... me quedé helado al ver en el paso por el segundo o tercer tornante que todavía no encabezaba Van Aert quien se iba a llevar la carrera. Todavía quería pensar que en el llano Ganna podría ayudar a inclinar una diferencia que, viendo los primeros relevos a lo Virenque del trío perseguidor, era definitiva... y ahí empecé a preguntarme en qué se había equivocado Pogacar este año: No había puesto su equipo a mil en la Cipresa, no se había desgastado en múltiples ataques desde el pie del Poggio sino que se había guardado detrás de un compañero que lo lanzó bastante bien y otro que supone cortar la fila,; su ataque definitivo había dejado al resto de uberfavoritos con las piernas temblando, y quedaba ver si se repetiría el sprint de Kiawto, Alaphilippe y Sagan.
    Y pensando en Sagan recordé lo ingrata que es esta carrera con los favoritos.
    El francés ganó la suya uno de esos años que lo neutralizaron y se sacó un sprint que ni la crono vestido
    de amarillo. En la de Van Aert, el favorito era el francés, y obtuvo su premio al ser el único en aguantar la rueda buena. Y qué decir de Nibali en su último canto de cisne.

    La duda que planteo es si existe en esta época otra estrategia para ganar Sabremos distinta a atacar en el último tramo del Poggio o en su defecto, no pasar muy descolgado por la famosa cabina de teléfono siempre que no haya acuerdo en el grupo cabecero. ¿Cabe en esta época un ataque en la Cipresa? ¿Y lanzar la carrera desde mucho más atrás para que en este ciclismo de escuadras reducidas no queden gregarios que persigan? Porque lo de filtrar en fugas a alguien de calidad capaz de llegar hasta el final ni siquiera me lo planteo... en fin, ¿qué tendría que hacer un Pogacar tan marcado para llevarse el gato al agua?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pogačar se ciñó con bastante rigor al esquema que se supone que da la victoria en Sanremo, pero no fue suficiente. Su ataque no dejó a Ganna, a van Aert y a van der Poel y su descenso no fue muy allá. Así pues, quizá le salga mejor en otra ocasión en la que no sea la principal rueda a vigilar (aunque eso será difícil que pase alguna vez). Puesto que en el Poggio no marca la diferencia, ni atacando a lo loco como en 2022 ni haciéndolo en el momento preciso, como en este año, tendría que inventarse algo nuevo, como dices. Aprovechar su "distancia", por ejemplo.
      Gracias por tu comentario.

      Eliminar
  2. Tal vez lo que tenga que pensar o aprender Pogacar es que San Remo se gana intentándolo cada año. Si va 10 años tal vez en uno funcione su ataque. Lo que está claro es que no le vale ser el más fuerte como en el resto de carreras. Y lo que está por ver es si hay otra táctica que pudiera funcionarle. En cualquier caso, espero que lo siga intentando, que eso que ganaremos los amantes del ciclismo.

    La victoria de Van der Poel incontestable. Fue el más fuerte en el momento clave aprovechando el trabajo de todos. No me cae bien pero ya tiene un palmarés envidiable. Me apena por Van Aert, que siempre persigue, siempre a la contra y siempre sin iniciativa.

    Y sobre el resto de equipos, que son muchos, nunca entenderé que no se intente nada de nada. Algunos esperan al sprint porque puede que tengan opciones, pero el resto? Y también me da mucha pena que no se pelee la fuga por nadie con un mínimo de nivel.

    Gracias por la crónica, y a esperar otro año más a esa media hora frenética inigualable!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el sentido de lo último que comentas, sorprende la actitud de muchos equipos. Bora, por ejemplo. Ya sin Sam Bennett, la intentona de Nils Politt ha sido un tanto ridícula: se ha dejado coger, simplemente. Tampoco desde otros equipos, con pocas opciones reales de victoria, han planteado alternativas. Totalenergies con Turgis, o incluso Movistar. Muchos se conforman con ir al matadero y otros con hacer puesto y puntos, son los problemas del ciclismo actual, en el que pocas personalidades copan todos los triunfos. Y ello redunda en una Milán - Sanremo que, aunque se decide últimamente en el Poggio, sigue estando bastante controlada.
      Un saludo y gracias por comentar!

      Eliminar
  3. Al hilo del último comentario, sumarme a la crítica hacia una edición donde parecía que en vez del Poggio se estaba esperando la cuesta final de Ans... todo ritmo, todos a bloque pero nula estrategia más allá de ver quién rompía antes las bielas en el último kn en subida... de casi 300.

    También me hago eco de otro comentario que he leído sobre el ataque de Pogacar yendo el segundo del grupo del que tira un compañero... esto no es la montaña del Tour y con esa estrategia siempre habrá alguien con las suficientes patas como para aguantarlo hasta a la cabina, o a unas malas, reengancharse tras um descenso que ya es evidente que juega en su contra.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pogacar esta vez intentó el all-in en un punto en concreto del Poggio, pero en realidad todo el mundo sabía que iba a atacar ahí. Dado su rendimiento en la París - Niza podía pensar que se iba a dejar al resto, pero claro, ni los porcentajes ni los rivales son los mismos. En este tipo de carreras lo tiene más difícil, pues no es a priori el más fuerte, aunque se encuentre en el grupo de los más fuertes.

      Eliminar