lunes, 9 de septiembre de 2024

LAS AGUAS VOLVIERON A SU CAUCE

Para sorpresa de nadie, Primož Roglič ha acabado ganando su cuarta Vuelta a España, después de sus triunfos en 2019, 2020 y 2021. En la partida de Lisboa era el gran favorito y solo la actuación de O'Connor supuso un desvío en el camino ya trazado, introduciendo incertidumbre y espera. En Moncalvillo las aguas volvieron a su cauce. La Vuelta se acabó decidiendo en una etapa casi monopuerto, a pesar de la cantidad de etapas reinas que ofrecía de partida el menú. En esta subida riojana, fetiche de Roglič, se vivió una acción conjunta apabullante por parte de los Red Bull - Bora. Hasta el momento, el equipo había disimulado su auténtico potencial. Lo desvelaron en Moncalvillo y luego vinieron las consecuencias, a modo de resaca. 

En su salsa
(foto publicada en L'Esportiu)


La etapa partió de forma inusual. Por primera vez un equipo parecía decidido a que no llegara la fuga. Los Red Bull-Bora iban a saciar a su bestia con una nueva etapa. Ya en la ascensión, con la carrera controlada, a falta de seis kilómetros Daniel Felipe Martínez aceleró el ritmo, con Vlasov, Roglič y Lipowitz a rueda. Los tres Red Bull - Bora delanteros abrieron hueco, descolgándose Lipowitz de forma estratégica, impidiendo de esa manera que Mas cogiese rueda. Con los tres Red Bull por delante, todos sus rivales se quedaron mirándose unos a otros, incapaces de seguir su ritmo. Hacía mucho tiempo que no se veía un lanzamiento así, que recordaba a los mejores tiempos del Sky. Una vez Daniel Felipe Martínez cumplió con su cometido, le llegó el turno a Vlasov, que dejó en solitario a su líder a falta de cinco kilómetros. Entonces Roglič activó su modo autómata, alzándose con el triunfo y distanciando a Mas en 0:50 y a O'Connor en 1:49. Ya sin el maillot rojo, la aventura del australiano había concluido. En meta, Roglič diría que se había visto obligado a ganar en cierta medida, ya que su equipo había tirado y él tenía que agradecérselo con un trofeo. Algo parecido dijo Pogačar en Prati di Tivo: habría que considerar esa falsa modestia como alguna forma de humor esloveno. 

Tres de un mismo equipo por delante (¡y no son del Kern Pharma!)


A falta de dos etapas, y con las cuentas a favor de Roglič, la última etapa en línea fue francamente decepcionante. Para muchos, la etapa entre Villarcayo y Picón Blanco era la etapa reina (una más). Había sido diseñada con mimo como una etapa que atravesaba repetidas veces la Cordillera Cantábrica, entre Burgos y Cantabria, en modo ida y vuelta, empleando algunos puertos casi paralelos: Estacas de Trueba, Portillo de Lunada, Portillo de la Sía y los Tornos, para acabar en el muro de Picón Blanco, ya conocido en la Vuelta y la Vuelta a Burgos. 

La etapa comenzó de forma un tanto sorprendente: los Red Bull - Bora, después de su gran jornada en Moncalvillo, comenzaron a descolgarse. La situación era alarmante. Primero se descolgó Denz, que llegó fuera de control, luego Martínez y Gamper, que abandonaron, y finalmente Vlasov, que perdió una minutada. Según informó De Andrés, seguramente por vía interna directa de Patxi Vila, un miembro del equipo había sido hospitalizado por salmonelosis, de ahí esa cagalera generalizada. Hasta el momento, este hecho no ha sido confirmado de ninguna de las maneras, e incluso De Andrés tuvo que recoger cable al día siguiente, por falta de pruebas. De hecho, en meta Roger Adrià señaló que "algún virus" había afectado al equipo: no nombró en ningún momento esa enfermedad ni la hospitalización de ningún miembro del staff. Patxi Vila había olvidado transmitir bien la coartada a sus corredores. Algo sucedió, eso está claro: algo ingirieron algunos miembros del equipo que no les sentó nada bien. Algo que, por otro lado, no afectó a Roglič, ni tampoco a Aleotti y Adrià, que hicieron una buena etapa escoltando a su líder. A ellos no les notó ninguna debilidad, al contrario. Tampoco afectó de forma grave a Lipowitz, aunque se haya dicho que también estaba algo enfermo. Lamentablemente el ciclismo tiene una larga historia de cadáveres en el armario, y las enfermedades que afectan masivamente a un equipo recuerdan a aquellas que aquejaron al PDM o a la Once (claramente sospechosas), o incluso, sin ir tan lejos, al Sky en la salida de Sabiñánigo, camino de Formigal. El cambio drástico en la situación de algunos corredores, como en el caso de Daniel Felipe Martínez, fue lo más alarmante y sorprendente, pues pasó de la noche a la mañana de hacer trizas el grupo a descolgarse a las primeras de cambio. 

La etapa, por lo demás, no aportó gran cosa. En gran parte de la etapa el interés residió en ver cómo resolvían dentro de UAE la clasificación de la montaña. Se la jugaban entre Vine y Soler, y en un determinado momento, Soler se marchó en solitario, aprovechando el ascenso al Portillo de Lunada. La carretera descarnada y estrecha de este puerto, siempre asomado a grandes vistas, fue espectacular, sobre todo por lo paisajístico, no tanto por la auténtica competición desarrollada en sus rampas. Si bien en las primeras ascensiones Soler había permitido que su maltrecho compañero australiano se llevara los puntos, esa acción por libre parecía contradecir el aparente buen rollo interno del equipo. Ya sabemos todos cómo es Soler. Quizá su interpretación de las instrucciones fuese un tanto particular (en caso de que las hubiera, claro está). El caso es que Vine tuvo que aguantar, una vez cazados, durante la ascensión a los Tornos para llevarse unos puntitos que le permitiesen desempatar con su compañero.

En Picón Blanco poco ciclismo se vivió. Eddie Dunbar probó suerte y le valió, mientras que Roglič se mantuvo en su línea y Mas desaprovechó una gran oportunidad para conseguir una victoria de etapa. O'Connor no se hundió, por supuesto. De nuevo los Kern Pharma dieron la nota, con Urko Berrade en posiciones delanteras, disputando de tú a tú la etapa a los grandes corredores de la general. Los primeros once corredores entraron en menos de un minuto, para muestra de lo que sirven este tipo de ascensiones de rampas inhumanas. En la crono de ayer apenas hubo cambios en la general: tan solo Skjelmose acabó superando a Gaudu en la quinta posición. La etapa fue para Stefan Küng, que de este modo obtiene por primera vez un triunfo en una gran vuelta, después de que Thomas y Pogačar se interpusieran en su camino en cronos anteriores (en Düsseldorf 2017 y Laval 2020, respectivamente). Por justicia poética merecía un triunfo así. 

Desde Padrón le ha salido el instinto ganador. 


Cuatro triunfos. Y él sin ganar en los tribunales.
(foto de Maximilian Fries)


En fin, ha sido una Vuelta que, sin la aventura de O'Connor, habría sido bastante aburrida y predecible. Roglič se muestra de nuevo como un corredor perfecto para una carrera así, como si hubiese sido fabricado ex-profeso para ello. Ha corrido con la calculadora, limando en cada final en alto la diferencia con O'Connor y sacando al mismo tiempo ventaja sobre Mas. En realidad, no ha contado con rivales de su nivel. No ha tenido ni siquiera el momento de incertidumbre que otras veces le ha asaltado. A fin de cuentas, es de largo el mejor corredor de la historia de la Vuelta, aunque las estadísticas digan que esté empatado con Roberto Heras. Hay que tener en cuenta que a sus cuatro triunfos hay que añadir su segundo puesto del año pasado, cuando corrió retenido para ofrecer la victoria a su gregario, y la caída que sufrió en 2022 en Tomares, cuando estaba comenzando su remontada. Sus quince victorias de etapa añaden un fleco más a su palmarés en la prueba, superando con creces la trayectoria del bejarano. 

En segundo lugar queda O'Connor. Cuando sacó esa amplia ventaja camino de Yunquera se sabía que sería difícil desbancarlo, pues no se trata de ningún mindundi. Ha defendido con gran tenacidad su puesto, aunque a veces se haya puesto un poco nervioso. Su tendencia ha sido casi siempre la misma: perder primero tiempo, para después ir recuperando, a medida que iba encontrando su ritmo, al mismo tiempo que iba serenándose. Cabe la duda de saber cuánto perdió el día de Ancares por la inacción de Felix Gall. 

Enric Mas vuelve de nuevo a subir al pódium, y ya van cuatro ocasiones. Esta vez en el tercer escalón. Quizá ha alcanzando su tope como ciclista, pero se echa en falta esa versión más agresiva que ha sabido mostrar a veces, como por ejemplo en su campaña italiana de final de temporada en 2021. Ahí fue capaz de rivalizar con Pogačar, nada menos, ganándole incluso en San Luca y poniéndole las cosas difíciles en Lombardía. Debería afrontar con más ambición las etapas, puesto que algún triunfo parcial (que estaba en su mano) habría adornado ese tercer puesto, que sabe a poco, por ser cosa ya repetida. 

Carapaz ha quedado cuarto, después de ser un buen animador de la carrera, pero lejos en realidad de optar en ningún momento al triunfo. Skjelmose, que se había preparado ex-profeso para la carrera, ha finalizado quinto, demostrando un estilo semejante al de Almeida en las ascensiones. Ha sido constante, pero tampoco ha mostrado en ningún momento ser capaz de plantear algo más. Muchos otros ciclistas han tenido una actuación más decepcionante, como por ejemplo Carlos Rodríguez o Sepp Kuss, el defensor del título. Ha sido una carrera con mucho desnivel acumulado (la gran vuelta con más desnivel en los últimos diez años) y con muchos abandonos, con protagonismo habitual de algunos nombres casi siempre en fuga, como Soler, Poole, Vine, Schmid o Frigo. Ha sido también la Vuelta de la eclosión de los Kern Pharma, uno de los mejores equipos de la carrera, por números y no solo como animadores. No solo han ganado tres etapas, al mismo nivel de UAE, Visma, Red Bull y Alpecin, sino que han quedado seis veces más entre los cinco primeros de alguna etapa. Si yo fuese Momparler, Castrillo, Berrade y Miquel tendrían plaza fija en el mundial. 

Tendrán que demostrar que no es algo efímero.
(foto de cxcyling)


En fin, con el final de una Vuelta poco memorable terminan las grandes vueltas del año. El Giro fue un paseo para Pogačar sin exceso de oposición, dedicándose a arrasar y a dejarse querer. El Tour ofreció una lucha más intensa en algunos de sus tramos, con etapas memorables como la de Le Lioran, aunque al final todo quedase difuminado por un dominio de nuevo brutal por parte de Pogačar, que aplastó sin contemplaciones a la mejor competencia del mundo. Finalmente, la Vuelta ha sido una carrera más abierta, más incierta, pero de forma un tanto falsa, pues solo la presencia de O'Connor en el liderato ha privado al espectador de un dominio más contundente por parte de Primož Roglič, que en realidad ha ganado cuando ha querido. La era eslovena del ciclismo no parece que tenga fin. Estoy por pedir la nacionalidad: en mi favor está que, viendo el pódium, de forma inconsciente he silbado el himno esloveno delante de la tele. 

Algunos detalles sobre estas fotos de 2019, 2020, 2021 y 2024:
1) Pogačar en su versión tímida.
2) ¿Dónde está Wal...digo, Carthy?
3) Haig realmente ha corrido esta Vuelta. Sí. Como todo su equipo. ¿A qué parece mentira?


4 comentarios:

  1. Pues en general creo que ha sido una vuelta ligeramente decepcionante para casi todos, menos para unos pocos. Roglic muy bien, ganando y haciendo valer los pronósticos, sin sufrir aparentemente y con otras 4 etapas. El mejor corredor de la historia de la carrera con mucha diferencia. Y me alegro por él, siempre me ha caído especialmente bien.

    O'Connor y su equipo con un podio muy merecido por luchado y por sufrido. Como dices, es lo que ha dado más vidilla a la carrera, y sin esa cabalgada de la primera semana todo hubiera sido mucho peor.

    Y el resto, pues creo que pocas alegrías en relación a las expectativas. Mas no obtiene nada que no tuviera, y solo ha mejorado un poco su imagen, pareciendo un corredor más ofensivo, pero aún con sus problemas de tal vez, falta de confianza en sus posibilidades, porque yo creo que un par de etapas podría haberlas tenido en sus piernas. Tampoco ha ayudado su equipo, que ni ha podido luchar etapas ni arroparlo como debía. La decadencia del Movistar está siendo muy acuciada, tal vez no en cuanto a puntos UCI (qué aburrido y seguramente cuánto daño ha hecho) pero si en cuanto a imagen, a protagonismo real y aspiraciones.

    Carapaz queda un lugar anodino, y me ha dejado con la sensación de no haber intentado ese gran ataque de todo o nada.

    Y el resto, pues luces y sombras. Supongo que bien Skjelmose, Gaudu o Lipowitz, pero mal Landa o Carlos Rodríguez.

    Saludos!

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    1. La impresión mía es que empezó con bastante incertidumbre y emoción, alcanzó su culmen entre Yunquera y Granada, y luego la carrera se ha limitado a ser un descuento en cuenta gotas de la ventaja de O'Connor. La sensación general es la de que Roglic no ha hecho un gran esfuerzo para ganar (aunque la etapa de Moncalvillo parezca inducir a pensar lo contrario).
      En cuanto a Mas, coincido. Se ha visto una versión más agresiva de Mas en otras ocasiones, y aquí, aunque ha atacado, iba frenado en algunos finales. Es verdad que a Roglic es muy difícil batirlo en un último kilómetro de una subida, pero tampoco ha dado la impresión de que Mas lo haya intentado. Mas batió a Pogacar en San Luca, aunque parezca mentira.
      Y en cuanto al resto, la carrera sin O'Connor habría perdido bastante aliciente. Coincido con la impresión sobre Carapaz. Solo atacó a lo loco en Granada, en el resto de etapas o fue muy justo, o simplemente jugó a mantener el puesto. En la Herrera intentaron algo a nivel de equipo. Aunque fue una acción interesante, de poco valió.
      En fin, gracias por comentar, como siempre. Ahora nos quedan los mundiales.
      Un saludo.

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  2. Y las pequeñas clásicas italianas, que son las que más retrotraen al ciclismo de antes, con poco control, incertidumbre... Aunque espero que UAE no arrase como los últimos años!

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    1. Ya está empezando a hacerlo con Hirschi. A mí me gustan mucho, porque casi siempre aparecen protagonistas que se han dejado ver entre poco o nada en la temporada y suelen resolverse en pequeños grupos o en parejas (este año se está viviendo un abuso de las llegadas en solitario en las clásicas, con Pogačar y van der Poel como "culpables").

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