lunes, 29 de marzo de 2021

DEL GRITO A LA NÁUSEA

El espectador habitual, cansado ya de buscar lo insólito en el arte o en la propia vida, pero no así en el cómodo sucedáneo del deporte de sofá, puede sentirse saciado con este nuevo ciclismo, aunque se trate de un placer culpable. Depara giros inesperados, montañas rusas, cambios drásticos, todo golosinas para el pasivo devorador de espectáculo televisado. Así ha sucedido en este fin de semana flamenco, en el que Deceuninck - Quick Step ha mostrado dos caras de una misma moneda: el rostro desencajado por el grito triunfal, y el rostro, también desencajado, pero ahora por las náuseas.   

Fin de semana goyesco: del grito a la náusea.


En el Gran Premio E3 de Harelbeke, rebautizado como E3 Saxo Bank Classic, los peones de Lefevere ejecutaron una táctica de pizarra a la perfección. Sénéchal y Stybar sometieron a van der Poel a un marcaje al hombre que ni Scirea con Maradona, mientras por delante abría camino Kasper Asgreen. Básicamente es eso lo que se vio: un equipo de lobos desbocados y algo sobrexcitados, acorralando y debilitando a base de mordisquitos certeros a la presa del día, Mathieu van der Poel.  

Descripción gráfica de la E3 Harelbeke

Pero sin unas buenas patas, unas patas divinas, ya se puede ser buen discípulo de Helenio Herrera o Rinus Michels, que la cosa no acaba en victoria. Asgreen actuaba de zanahoria delante de un burro, haciendo camino, con una mezcla de potencia e indolencia, siempre con una diferencia no mayor de los treinta segundos, mientras por detrás van der Poel y van Aert se eclipsaban mutuamente, en esa pueril competición por ver quién tira más minutos o ver quién hace el demarraje más bestia.

La bestialidad vino claramente del campo del Deceuninck. Van Aert se inmoló en un ataque respondido por van der Poel en el Tiegemberg. A su rueda se pegó Stybar con bastante sufrimiento, formándose un grupo selecto con van der Poel, Stybar, Sénéchal, Van Avermaet y Naesen. Más tarde llegó van Baarle. Una vez cazado Asgreen a falta de 12 kilómetros, el trotón danés tomó un respiro a cola de grupo, hasta que volvió a demarrar a falta de 4,9, aprovechando una isleta. Y lo vieron ya en meta. Ataque y contraataque. Fíjense en todos los símiles que estoy extrayendo del mundo del fútbol. Y es que al fútbol y no a otra cosa me recuerdan esas celebraciones del Deceuninck, con gritos y abrazos incluidos. Esas celebraciones de las que algunos del equipo todavía no dominan el timing

El momento del ataque.
 

En cambio, la Gent - Wevelgem del domingo no fue un camino de rosas para el Deceuninck. Sí para van Aert, que conseguía así un triunfo en la clásica mejor posicionada (junto a la Amstel Gold Race) para ocupar ese puesto de sexto monumento, en caso de querer añadir un granito de arena a ese estéril debate. En el penúltimo paso por el Kemmelberg, Wout van Aert realizó el cribado. Le siguieron algunos buenos sprinters, como Bennett o Nizzolo, otros sprinters que no confían del todo en su punta de velocidad, como Colbrelli, van Poppel, Trentin y Matthews, un rodador como Küng e incluso un gregario, como Nathan Van Hooydonck.

Lo más insólito vino en los llanos que separan Ieper de Wevelgem, esa interminable recta azotada por el viento. Primero Danny van Poppel y más tarde Sam Bennett se descolgaron, pero el sprinter irlandés después de haber echado la pota en marcha. Lo que en inicio parecía un estornudo algo condimentado, al final resultó ser lo que les sucede a los grumetes en su primer día a bordo. Un pobre inmigrante irlandés lanza hasta la papilla en la cubierta de un barco con destino a Ellis Island.  ¿Síntoma de covid-19, por contacto con alguno de los equipos apartados en la salida, Trek - Segafredo y Bora - Hansgrohe? No parece el caso. ¿O simplemente algo que ha sentado mal, lo que sea? Sam Bennett llegó sin fuerzas, pero también hay que decir que las fuerzas del equipo no fueron las del viernes. Al sprint la victoria fue para Wout van Aert, con facilidad y por el centro. Una más. 

1º van Aert, 2º Nizzolo, 3º Trentin (@JumboVismaRoad)


En cuanto a la Volta a Catalunya, esta ha sido una vuelta al pasado, quizá para conmemorar el centenario. Un retroceso a un año impreciso entre 2015 y 2019, en el que Sky/Ineos montaba trenecitos y adormilaba pelotones, Sagan ganaba sprints, Valverde era la mejor baza española y Chavito era todavía un escalador prometedor. ¡Incluso el Euskaltel se ha sumado a la fiesta remember! Parecen haberse recuperado los noventa, con ese ritmo de Dennis en subida, digno de la música makina, y con ese triplete con tanto sabor a Gewiss o Mapei - Quick Step. En realidad ha habido lucha todos los días, pero ha faltado la dupla eslovena que condiciona en los últimos dos años las carreras. La astucia de De Gendt, corredor siempre eterno, ha servido para acrecentar la sensación de dejà vu de esta Volta. 

"Que no estaba muerto, no, no, que estaba tomando cañas..." (@VoltaCatalunya)


Ineos presentaba un equipo arrollador, aunque la presencia fantasmal de Froome, arrastrándose como un alma en pena, fuese un buen memento mori de lo que les espera de abandonar el equipo. Adam Yates, Richie Porte y Geraint Thomas, con la hábil aportación de Carapaz,  han reverdecido un 2015 eterno, con subidas a tren y sin apenas ataques (solo Chaves ha osado hacerlo). En realidad, la solvencia de Adam Yates como escalador ha dado un poco de miedo. Vestido ahora de negro, parece que quiera disputarle el puesto de mejor hermano a su gemelo. No en vano, al principio parecía mejor Adam. Solamente Lennard Kämna, Andreas Kron y en menor medida Thymen Arensman, Sylvain Moniquet y Clément Champoussin han aportado algo de aire fresco a una Volta un tanto apolillada, en la que a algunos ya se les ha puesto cara de viejas promesas. 

Despertando en 2015.

 

En la Itzulia, los eslovenos volverán a despertarnos de este sueño cíclico.


2 comentarios:

  1. La táctica estuvo muy bien ejecutada, pero para mí tiene el asterisco de que pueden hacerlo porque físicamente son muy superiores. Tienen 5 tipos desde el inicio que son potenciales ganadores si se dan las circunstancias (no siendo los más fuertes). Y estas tácticas de derivan de eso. Ningún otro equipo tiene recursos para salir en todas las clásicas intentando esto.

    Aún así, bien ejecutado. Y mérito de Lefebvre conseguir que el equipo actúe como tal desde que se fue Boonen, aún teniendo gente de mucho potencial o ego (Terpstra o Gilbert en su día, Stybar o incluso Alaphillipe ahora).

    El otro asterisco que le pongo al Deceuninck es que todo el mundo sabe el frío que hace fuera del equipo. Y supongo que así es más fácil convencerlos...

    Por lo demás dos Clásicas preciosas, con momentos geniales (me encantó cómo fuerza Van Aert el intento de corte cuando dejan tirado a Bennet el domingo).

    Un saludo!

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    1. Ese es el sentido del artículo, a grandes rasgos. Para ganar así no solo es necesaria la inteligencia, sino piernas para estar en todos los cortes y frescura para que llegue bien el riego a la cabeza. Una cosa es querer hacerlo y otra poder hacerlo: todo les sale fácil, porque tienen una especie de don de la ubicuidad, propiciado precisamente por el asterisco del que hablas.

      Un saludo y gracias por tu comentario.

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