El Critérium de Dauphiné es la cara auténtica del ciclismo actual, y no tanto el Giro recientemente concluido. Como preludio del Tour, es la síntesis de todos sus excesos. Dado su carácter concentrado, ha ofrecido más de lo que quizá luego muestre el Tour. De todas maneras, a esta buena semana de ciclismo le han sobrado los dos últimos días.
Las reminiscencias del Tour de 2024 han sido fuertes, al modo de las pesadillas post-bélicas de Johny cogió su fusil. En la primera etapa, con final en Montluçon, una etapa aparentemente destinada para sprinters, los grandes nombres decidieron marcarse un entrenamiento de calidad. Recién aterrizados de sus stages en altura, Vingegaard, Pogačar, van der Poel, Evenepoel y el sorprendente Buitrago completaron los últimos cuatro kilómetros a relevos, con el pelotón pisándoles los talones. One of us!, One of us!, parecían gritar al unísono los cuatro grandes corredores ante la presencia insólita de Buitrago, al modo de los freaks de
Tod Browning ante un nuevo invitado. Mathieu van der Poel lanzó el sprint demasiado pronto, permitiendo que le rebasaran en los últimos metros Pogačar y Vingegaard.
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Hasta tres veces han hecho primero y segundo: un clásico. |
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Insólita foto de Pogacar y Vingegaard liderando un "sprint masivo". |
Luego vino el gran día de Iván Romeo en Charantonnay. La fuga del día no fue de comparsas, sino de gente selecta, con van der Poel, Lipowitz, Dunbar, Romeo y algún otro nombre más. Romeo destacó no solo por sus dotes de rodador, sino también por saber interpretar el momento idóneo para su ataque, consiguiendo como resultado la etapa y el liderato. Al día siguiente, en la crono de 17 kilómetros de Saint-Péray, continuaron las sorpresas. No tanto por el ganador, Evenepoel, sino por la diferencia contraída por Pogačar. Tuvo un mal día, lo que dio lugar a múltiples especulaciones: que si la bici, que si la deshidratación...Fue bastante extraño verlo echar mano al bidón en una crono tan corta. Acabó dejándose 48 segundos con Evenepoel, que se hizo con el liderato, y 28 con Vingegaard. Incluso a Jorgenson se le escapó un gritito de alegría al quedar por delante del esloveno. En realidad, Vingegaard hizo una contrarreloj excelente.
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Segunda victoria profesional de Romeo. |
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Sopesando la bici del rival. Esto ya lo hizo en su día Terpstra. |
Pasados dos días del alboroto generado por la mala crono de Pogačar, llegó el jarro de agua fría. Pogačar no estaba dispuesto a permitir que creciese la disidencia. Su objetivo era trocar el significado personal de Combloux; que pasara de ser un lugar de derrota a un lugar de revancha. Lo consiguió con una de las demostraciones más inhumanas que se le recuerdan, y eso que su trayectoria está plagada de ellas. Las diferencias en el enlazado final de Domancy y Cry fueron bestiales, abismales. Con un ataque sostenido y sentado se quitó de en medio a Vingegaard, que entró en meta con la cara desencajada, muy parecida a la del niño abandonado en Home Alone. Acabó encajando 1:01, una diferencia menor de la que infligió a Pogačar en aquella crono de 2023.
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El momento en el que Vingegaard cede. |
Pogačar
llegó fresco, exultante, celebrando el triunfo solo después de cruzar
la línea de meta. Todavía parece incapaz de convertir el agua en vino, pero sí hace posible que la subida parezca llano. Ante los micros se mostró un poco gallito e incluso
esperó en meta a Vingegaard para abrazarlo. Este se vio incapaz de evitarlo, todavía con el
aliento en la boca de acabar de cruzar la meta y el gesto torcido e impotente. La paliza recibida por
Evenepoel fue todavía mayor, superado por Lipowitz y Jorgenson durante
la breve ascensión doble. En realidad, el belga se había dado un buen leñazo el día anterior.
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Sin tiempo ni siquiera para respirar. Un poco de recochineo... |
Las dos últimas jornadas han sido un epílogo anticlimático. En la etapa reina, con Madeleine, Croix de Fer y final en Valmeinier 1800 (cuyos primeros kilómetros son el Telegraphe), Pogačar volvió a ganar con un ataque lejano, buscando una nueva exhibición. Jugó un poco al gato y al ratón con Vingegaard, tensando la cuerda con él, como si en cierta manera quisiera entrenarlo para que esté a su altura en julio. En los últimos metros de la subida bajó un poco el ritmo, entrando plácidamente en meta, sin abrir la boca, permitiendo que la diferencia encajada por Vingegaard fuera menos humillante (tan solo 14 segundos).
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Esta vez sí se levantó del sillín. |
En el día de ayer, el tercero con final en alto, Pogačar no fue a por la victoria. En Mont-Cenis permitió la victoria de un francés, Lenny Martinez, a modo de jugada diplomática, como si prefigurase el ambiente contrario que le espera en las carreteras francesas en el mes de julio. En realidad, se va a encontrar un ambiente muy agresivo, con ese puntito xenófobo tan francés, siempre y cuando lo que desprenden las redes sea cierto. Ya sea por esta razón, o por la intención de no machacarse en exceso, Pogačar y Vingegaard llegaron juntos. Vingegaard con más interés en la victoria, Pogačar pasando al relevo sin excesivo interés.
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La posición corporal de ambos muestra los divergentes intereses en alcanzar a Martinez. |
La lectura evidente que puede extraerse de estos ocho días de carrera es que los dos principales aspirantes al triunfo en julio están en un nivel muy superior al resto, algo que a estas alturas a pocos puede pillar por sorpresa. Pogačar parece el mismo de 2024, aunque es consciente de que tendrá difícil superar una exhibición como la de Combloux. Vingegaard parece estar un poco por debajo de su archienemigo, pero tiene margen de mejora y un equipo bastante fiable. Sus nuevas armas son, respectivamente, el ataque sostenido sentado y la posición aerodinámica y potente en la crono. Por su parte, Evenepoel se ha dejado mucho tiempo con ambos en la montaña, siendo incluso inferior a Florian Lipowitz. De todas formas, el menudo y orgulloso belga también tuvo el año pasado sus problemas personales con la montaña durante el Dauphiné, y luego en julio rindió bien. Por lo que respecta al resto del top-ten, Tobias Johannessen y su equipo se han mostrado bastante activos, a lo que hay que añadir el portentoso resultado de Paul Seixas, de dieciocho años. Aun viéndose afectado por una caída en el último día en Mont Cenis, mantuvo su posición y no se hundió, entrando en meta con el manillar torcido. En el día de la retirada de Romain Bardet, el ciclismo francés parece haber encontrado a su sucesor, apuntando incluso a alturas más elevadas.
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Ojalá los medios franceses no lo expongan ya. |
Por lo demás, ha sido una semana de ambiente bastante irrespirable en las redes y en los medios, en un debate de extremos entre la indignación y el autoengaño. No es novedoso que el Dauphiné acabe levantando mucha polvareda, una carrera que a mí en particular siempre me había resultado un tanto odiosa por su carácter de campo de pruebas. Siempre ha sido el Alamogordo en el que lanzar de prueba la bomba. Esta vez se ha añadido un elemento más, relacionado con la era del clickbait en la que vivimos: a cualquier gilipollez se le ha sacado punta. Menos mal que la carrera ya ha terminado, pero en julio volverá el ciclismo de hinchada, de groupies y de patriotas con todavía más insistencia.
Siguiendo uno de los hilos del post, yo hace tiempo que me mantengo al margen y me abstraigo de todas las polémicas de redes sociales, de todos los comentarios sobrerreaccionados, y más ahora que llega el Tour, como dices. No es fácil, pero lo mejor es centrarse en el Ciclismo y crearte tus propias opiniones.
ResponderEliminarDel Tour creo que espero poco. Veo muy difícil que le puedan meter mano a Pogacar, porque solo veo posibilidad de ello corriendo muy muy bien como equipo, y no tengo claro que el Visma lo pueda lo hacer, entre otras cosas porque no necesitarán un segundo espada a muy alto nivel.
Y de Dauphine nada que añadir a lo que has escrito. Solo incidir en la buena pinta de corredor que tiene Romeo, porque no solo tiene planta, sino que también tiene actitud, incluso llegó a comentar que tenía esta etapa estudiada y se conocía el recorrido. A ver cómo lo llevan en su equipo, que históricamente no han sido los mejores llevando carreras, me temo.
Gracias por el post... y a por el Tour con un ojo en la Vuelta a Suiza, que tuvo una primera etapa interesantísima.
Saludos!
Yo tendría que hacer lo mismo en lo relativo a las rrss, puesto que es en este periodo cuando se exacerban más los comentarios ofensivos, el clickbait y las polémicas absurdas. De hecho, en la segunda parte del Dauphiné intenté mantenerme bastante al margen.
EliminarEn lo referente al Tour, es verdad que Pogacar parte con una gran ventaja. Yo confío en que los Visma logren poner a punto a Jorgenson en su mejor versión, pues es ahí donde pueden ser superiores (creando una pinza, aunque lo veo complicado). Yo también creo que el nivel de Vingegaard va a mejorar un poco más de cara al Tour. Espero que sea una edición más parecida a 2023 que a 2024, no tanto por el ganador (que me da igual), sino por la lucha y la competitividad.
Veremos la Vuelta a Suiza qué depara. De momento, Almeida lo tiene complicado, con muchos corredores peligrosos que se han colado por delante, sobre todo O'Connor. La calidad en conjunto de la participación no se acerca a la del Dauphiné (el problema siempre de Suiza), pero puede que se vea una carrera interesante, o al menos abierta (algo que muchas veces no depara grandes emociones).
Muchas gracias por tu comentario.
Un saludo!