martes, 24 de junio de 2025

ALMEIDA SIEMPRE REMONTA

Alejada de las polémicas, fuera del concurso de los grandes nombres, el Tour de Suiza ha llamado la atención por sus paisajes y por la tenacidad de João Almeida. Almeida es el boomerang que siempre vuelve, el Barney Gumble que reaparece tras la espalda de Moe cuando este lo acaba de echar a patadas del bar, es el solsticio de verano, el cometa Halley, algo que llega puntual, que siempre regresa. 

Almeida, puntual a su cita. 


Entre los paisajes hay donde elegir. Montañas de verdor inmaculado, carreteras con tornanti perfectos, pueblos inalterados por el paso del tiempo, solo algún vallado de obras o alguna grúa muy de tanto en tanto interrumpe mínimamente esta pulcritud digna de paisaje de anime de Miyazaki. El helicóptero se prodiga poco, menos que en Francia; los Alpes franceses, atestados de payasos, borrachos con banderas o imbéciles que corren enseñando el culo, parecen una mala imitación de aliexpress de los suizos, al menos a nivel paisajístico. El resto de Europa parece un jardín inglés, salvaje y descuidado, mientras que Suiza es un jardín francés, rectilíneo y pulcro, en el que se nota, quizá en exceso, el tijeretazo del jardinero. 






Paisajes, paisajes y más paisajes: el Monte Pilatus y el resort Bürgenstock sobre el Lago de Lucerna; la cascada del Rin en Neuhausen am Rheinfall; el Passo San Bernardino; el Passo della Spluga / Splügenpass. 


A la tenacidad, Almeida ha añadido el factor campo. En Suiza corre casi como en casa. Los pocos aficionados que se acercan a la carrera (ya que gran parte simplemente pasea por casualidad por sus inmediaciones) llevan banderas portuguesas. Las banderas de los emigrados. El Tour de Suiza es una especie de Volta a Portugal en el exilio, y los mismos que antes jaleaban a Rui Costa ahora lo hacen con Almeida. Los mismos que, cuando llegan las vacaciones, vuelven a sus pueblos de la ribera del Douro con coches alemanes, invadiendo el carril contrario en todas las curvas posibles de sus reviradas carreteras. 

Almeida en realidad contaba con poca oposición. Solamente el despiste del primer día en Küssnacht, en el que se permitió que una fuga de una veintena de corredores tomara tres minutos de ventaja, ha introducido algo de incertidumbre en un resultado que se preveía cantado. La carrera ha sido de nuevo para un UAE, pero al menos ha habido emoción. Grégoire primero, y luego Onley y Vauquelin, le han puesto algo difíciles las cosas a Almeida. 

Grégoire exhausto tras la subida a Santa Maria in Calanca. 


Sprint ajustado entre Onley y Almeida en Santa Maria in Calanca.

El portugués ha necesitado cuatro pasos para revertir la situación de la primera etapa: un ataque pogacariano en el Passo della Spluga, a falta de cincuenta kilómetros; un duelo con Onley en la doble ascensión a Castaneda, una cuesta de cabras con estilo, en la que fue una etapa reina digna de gran vuelta; el final en Emmetten, subiendo desde el nivel del Lago de Lucerna, y finalmente la cronoescalada, en la que afloró el estado de forma real de cada uno y en la que Vauquelin acabó perdiendo el liderato, además de 1:40 con Almeida. 

Almeida, Vauquelin y Onley.

Recordando a Gino Mäder, al que se ha erigido un monumento en el Albulapass.


Aparte de Almeida, ha habido otros corredores que han dejado buenas impresiones. Felix Gall parece que ha recuperado el mojo del Tour de 2023, aquel del Col de la Loze. Oscar Onley sigue su ascenso, sobre todo como corredor rápido en subidas intensas. Kévin Vauquelin se ha defendido muy bien, a pesar de ser de un equipo débil y no jugar en su terreno: es un gran corredor, como ya demostró en la etapa del Tour pasado en Bolonia; Romain Grégoire se defendió con pundonor, pero demostró que la alta montaña no es lo suyo, a diferencia de las etapas de pequeñas cotas; incluso Alaphilippe parece haber recuperado algo de ímpetu. El que ha dejado más dudas ha sido O'Connor, con un rendimiento muy extraño. Pero, por encima de todos ellos, Almeida ha conseguido su tercera vuelta de una semana del año, algo que pocos han conseguido previamente, ganando tres etapas además. Saciada su cuota de protagonismo, ahora podrá disputar el Tour sin ambiciones personales, sometido por completo a su líder.

¿Qué esperar del Tour? En estos días, una parte de mi mente, aquella movida por el instinto de autoconservación, me ha apartado inconscientemente de todo comentario, artículo o lectura en la que aparezcan mencionadas palabras como "w/kg", "kom" o cosas por el estilo. He evitado en la medida de mis posibilidades a todos los influencers, en especial a los más casposos. Esa parte de mi cabeza me ha conducido, como si supiera lo que me conviene y quisiera ahorrarme disgustos y cabreos, hacia otros apartados. Así que, en estos días previos, simplemente he buscado cosas sobre los lugares de salida o llegada de las etapas, cosas interesantes (o que a mí me parecen interesantes), cosas bonitas, hechos históricos, lugares de interés u objetos artísticos relacionados con esos lugares y que me servirán para aderezar un poco las crónicas. La gran ola de la polémica y el clickbait no me interesa lo más mínimo, y no pienso contribuir a que crezca todavía más.  

 

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