martes, 27 de mayo de 2025

EL GIRO EMPIEZA AHORA

El Giro se ha hecho de rogar y hasta la etapa de hoy no ha llegado la auténtica montaña. Lo de antes habían sido fuegos de artificio, etapas coloridas pero intrascendentes, con algún que otro coloso (San Pellegrino in Alpe, el Monte Grappa) demasiado alejado de la meta. Hoy el Giro ha aplicado la vieja fórmula de distancia y dureza, con un recorrido entre Piazzola sul Brenta y San Valentino, con más de 200 kilómetros y cuatro puertos, que a más de uno se le han atragantado después del traicionero día de descanso. Entre ellos, al UAE al completo. Ha sido una etapa realmente interesante, muy disputada, con múltiples alternativas y movimientos, y ciclistas entrando de uno en uno en meta, algo imposible de ver en las cuestas de cabras. 

Perdió la ligereza. 


Previamente, en la etapa del sábado, con final en Nova Gorica, se había vivido un hermoso duelo entre Asgreen y el pelotón. El pulso cayó del lado del danés, en fuga desde el inicio de la etapa (incluso en una primera fuga de puros rodadores). Su victoria se vio favorecida en gran parte por la fragmentación del grupo, producto de una caída multitudinaria en Gorizia, provocada por la lluvia, un estrechamiento y la caída inicial de Pello Bilbao. En esta montonera, Ciccone fue el peor parado, viéndose obligado a la retirada. Bernal, Roglič, Ayuso y Tiberi perdieron tiempo, debiendo haber perdido este último algo más, puesto que enlazó aprovechando los coches. En la etapa del domingo, con un ascenso temprano al Monte Grappa, se vivió de nuevo la disonancia en el seno de UAE, entre un Del Toro loco por la música, y un Ayuso en tonos bajos. La etapa fue para Carlos Verona, redondeando la mejora de rendimiento general de su equipo. El más perjudicado del día fue Roglič, que volvió a perder tiempo, esta vez de forma más alarmante. Quizá haya pegado la viejá definitiva, quién sabe. 

Verona spingendo rapporto. 

El día de antes, Ciccone se retira. ¿Hasta dónde habría llegado? Seguramente. lejos. 

Asgreen vuelve a ganar un pulso al pelotón. 


La etapa de hoy ha comenzado con lluvia y frío. En ese ambiente se ha retirado Roglič, después de haberse especulado sobre su abandono durante el día de descanso. De la fuga han acabado emergiendo los Astana, en clara superioridad, mayor si cabe debido a la súbita mejora de nivel, espoleada por el miedo al descenso. Han dejado la típica foto de equipo avasallando, entrando Scaroni y Fortunato cogidos de la mano. Pero lo más interesante ha venido de la lucha por la general. 

En la subida a Santa Barbara, de apariencia mortirolesca, Ayuso ha comenzando a ceder. Es un corredor francamente irregular y llevaba un Giro cruzado con las caídas, a lo que se ha añadido la impresión de ir siempre a su bola, mal colocado y poco arropado por su equipo. Es evidente que los gregarios se exprimen voluntariamente más por algunos líderes que por otros, es algo que pasa en todos los equipos. Luego, en San Valentino, le ha llegado el turno a Del Toro, que llevaba un buen rato resoplando tras Majka. Los rivales han ido abandonando uno a uno la compañía del líder, como si fuese un apestado o un barco en pleno naufragio. Nadie quería ser arrastrado con él a las profundidades. Isaac Del Toro ha logrado conservar la maglia rosa in extremis, tras una jornada nefasta para él y para su equipo. Su enemigo íntimo, Juan Ayuso, aun ha acabado dejándose más, entrando a más de 14 minutos y con altas probabilidades de no tomar mañana la salida. 

La carrera ha acabado castigando, con gran justicia, las tácticas de equipo erráticas. Es bien sabido que a Matxín le gusta obtener la parejita, es una querencia fetichista suya desde la época de Riccò y Piepoli, pero que en esta ocasión había dado lugar a la frustrante sensación de que Del Toro estaba lastrado por Ayuso. En los días previos a la jornada de descanso, el mexicano andaba loco por salir a todo lo que se moviese, pero en vez de permitirle volar libre, sus directores le habían supeditado a Ayuso, al que nunca debía distanciar demasiado. El resultado final, tras el encadenado final de Santa Barbara y San Valentino, ha sido esclarecedor: Ayuso ha pillado un melocotonazo de campeonato y Del Toro ha sufrido las de Caín, entrando en meta totalmente descompuesto, sin un atisbo de la soltura y el arrojo de los días previos. Aun así, ha evitado convertirse en un Leali, un Valerio Conti o un Juanpe, un líder de mitad de Giro que de pronto desaparece, manteniendo la maglia rosa in extremis ante Simon Yates (a 0:26) y Richard Carapaz (a 0:31). Sin embargo, ha sido este el primer asalto de los cuatro que quedan de alta montaña. Mortirolo, San Panteleon y Finestre todavía están esperando su turno para aguijonear al torito. 

No todo ha sido buen rollo. 


Sin Ciccone y sin Roglič, con Ayuso hundido en la clasificación y Del Toro en posición inestable, el Giro parece cosa de dos ciclistas pre-pandémicos, Richard Carapaz y Simon Yates. El ecuatoriano ha hecho su ataque: seco, con gran intuición para aprovechar el momento justo. Ha sido un ataque para ganar el Giro, pero está por ver si será capaz de reproducirlo de nuevo en las etapas que quedan. Simon Yates ha sido más cauto: solo ha abandonado la compañía de Del Toro cuando era bien patente su declive. Ha abandonado el Titanic solo cuando hacía aguas por todos lados, desaprovechando incluso un magnífico lanzamiento de Wout van Aert, que recordaba a aquellos de los Tours de 2021 y 2022. Simon Yates, impredecible e irregular, tiene la oportunidad simbólica de redimirse en Finestre. 

Ayuso a 14:47. Mou descorcha el champagne. 


Otros corredores van a ir a más en estos días: Giulio Pellizzari, por ejemplo. La revelación del Giro de 2024 (eclipsada por el dominio de Pogačar), va a ir en ascenso estos días, ya sin necesidad de trabajar para Roglič. Es un excepcional escalador, alto y fino, la gran esperanza italiana de cara al futuro, y el único Red Bull - Bora que marcha bien. También Gee puede pelear por el pódium, con su estilo silencioso y persistente. La gran duda estriba en la capacidad de aguante de Del Toro y en la lozanía que todavía puedan ofrecer Carapaz y Simon Yates como rivales, siendo corredores que han pasado ya por varios años la treintena. El terreno juega en su favor. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario