El Giro continua su travesía hacia el norte de Italia, rodeado de incógnitas acerca de su resolución. El conflicto en el seno de UAE se presenta como el mayor aliciente de cara a la última semana, en la que se concentra la dureza de este Giro. A ello se añade la duda sobre las posibilidades de Roglič. El esloveno nos tiene acostumbrados a estos inicios perezosos, en los que corre limitando daños, pero dada su veteranía y su equipo, claramente disminuido con respecto a los de sus rivales, parece que este año pueda tener más complicada la remontada.
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De momento, entente cordiale. |
Como era de esperar, Del Toro salvó el liderato en la crono de Pisa, aunque gran parte de su ventaja con Ayuso se esfumó. La crono partía de las murallas de Lucca, para llegar al Campo dei Miracoli de Pisa, discurriendo durante gran parte de la prueba en paralelo a un acueducto. El tiempo inestable, con nubes pasajeras y abundantes trombas de agua, introdujo emoción en la crono, comprimiendo finalmente la clasificación. Aunque Roglič y Ayuso recortaron tiempo a sus rivales, dio la impresión general de que ninguno de los dos aprovechó al máximo el recorrido, influidos por la lluvia y por las secuelas de caídas previas. La victoria fue para Daan Hoole, corredor que se suma a los ganadores random de crono del Giro, como Hruska, Konovalovas, Dowsett, Sobrero o Chad Haga.
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Ayuso marcó los mejores tiempos intermedios de los favoritos, pero patinó en el final. |
La etapa siguiente estaba dominada por el paso temprano del San Pellegrino in Alpe, para cruzar de la Toscana a la Emilia - Romagna. La presencia de este coloso esporádico no supuso grandes cambios, ya que se encontraba a 90 kilómetros de meta. Sin embargo, la etapa estuvo entretenida, principalmente por el empuje final de Richard Carapaz en Pietra de Bismantova, montaña menor pero de perfil totémico, al modo de la Torre del Diablo de los Encuentros en la tercera fase. El ecuatoriano se llevó la victoria, sacando 10 segundos al grupo, liderado por Del Toro, que pareció ir retenido durante toda la etapa.
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Cuarta victoria de Carapaz en el Giro. |
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Del Toro no se aguanta. |
En Viadana se llegó al sprint, con victoria de Olav Kooij, perfectamente guiado por Wout van Aert, sobre Casper van Uden y el sorprendente Ben Turner. Y, finalmente, en la etapa de ayer, con meta en Vicenza, se volvió a tener la impresión de que Del Toro está corriendo con el freno de mano puesto, para no hacer demasiado evidente la disparidad de potencial con respecto a su líder, Juan Ayuso. El recorrido atravesó las zonas vinícolas del Véneto, con sus hermosas villas palladianas, auténticas factorías agrícolas y palacios campestres, construidos lejos de Venecia para escapar del control político y de las delaciones. Entre ellas, situada muy cerca del final de la etapa, destaca la Villa Capra, encargada por el eclesiástico Almerico Capra, más conocida como la Rotonda, la obra culmen de Andrea Palladio.
El final, en el santuario del Monte Berico, vio un nuevo triunfo de Mads Pedersen, desarrollando una potencia descomunal en un sprint larguísimo y agónico, batiendo a Wout van Aert y al propio Del Toro, que picó tiempo sobre sus rivales. Pedersen suma así su cuarto triunfo, todos en finales complicados, en los que había habido algo de selección. Tiene algo de hipnótico ver ese cuerpo rocoso del danés, embutido en un buzo ciclamino con la impresión de que vaya a explotar o reventar las cremalleras, con la boca abierta, las mejillas sonrosadas del esfuerzo y la cabeza hundida entre los hombros como si fuese a claudicar en cualquier momento, pero que, sin embargo, es capaz de aplastar a todos sus rivales.
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Vuelven los normandos a Italia. |
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Los mejores emplazamientos de las grandes vueltas. |
En realidad, todavía queda lo más duro de este Giro, y en Finestre pueden pasar muchas cosas. Del Toro está derrochando fuerza y carisma por las carreteras de Italia, luciéndose en modo pogacariano, pero con algo de sentimiento de culpa por arrastrar tras de sí a Ayuso, al que le cuesta poner buena cara. Podría decirse que el Giro está entre estos dos ciclistas del mismo equipo, cada uno con su torcida nacionalista y patriotera detrás, pero apenas hay diferencias entre ambos, y el recuerdo de Finestre en 2018 está demasiado fresco todavía. No es descartable que llegue un tercer protagonista y les robe la cartera, oculto entre las nubes de polvo de esa colosal subida. En 2018 Simon Yates tenía su año más desinhibido y descarado, tanto que acabó incluso por resultarme atractiva su forma de correr. Visto en perspectiva, aquel Simon Yates del Giro de 2018, un corredor que nunca ha vuelto a ser el mismo, inauguró la época de los ciclistas derrochadores, que se lanzan a la aventura sin pensar en el mañana. En aquella época, todavía en el marco de los años-sky, Simon Yates acabó pagando su desenvoltura, pero ni siquiera pudo ser Dumoulin el que se aprovechó de las circunstancias. Fue Froome el que sacó partido, viniendo desde atrás. Allí mudó de piel. Finestre 2018 cerró el capítulo de los trenecitos en montaña y fue la piedra inaugural del nuevo ciclismo de exhibiciones fuera de la norma. Así que, dados los precedentes, habrá que esperar.
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Simon Yates, cuarto a 1:20, se encontrará con sus demonios personales. |
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