miércoles, 15 de mayo de 2024

NO ES BUENO REPRIMIRSE

Una vez consumada la primera semana y el primer día de descanso, el dominio de Pogačar sigue sin presentar fisuras. Desde su exhibición en la crono de Perugia apenas ha habido cambios, aunque sí se haya notado una ligera variación en la actitud de Pogačar y su percepción de la carrera. Incurriendo en la moda de victimización y del deseo constante de agradar, parece molesto ante las insinuaciones de "no dejar ganar" o de "gastar demasiado". La mafia del pelotón, con sus resortes mediáticos, ha sido bastante machacona con estos temas, sobre todo con el primero. Tras la etapa de Bocca della Selva, en la que Pogačar tuvo que reprimir su auténtica naturaleza (para descanso de su equipo), no se cortó ante los periodistas, ante los que se mostró irónico y algo enojado. "Por una vez todo el mundo está contento", comentó irónicamente, dado que esta vez sí habían permitido la fuga. Para luego añadir que Tiberi era "el único corredor que ha mostrado un poco de pelotas hasta el momento". Palabras un tanto zafias, producto de una disconformidad no espontánea, sobre todo con esa apelación a las pelotas que tan poco gusta en este espacio. ¿Qué ha pasado? ¿Cómo Pogačar ha abandonado su habitual afabilidad y buen rollo para mostrarse de esa manera pasivo-agresiva? Los sucesos del fin de semana nos aportan una explicación. 

Ha perdido la sonrisa. (vía @giroditalia)

 

Tras la exhibición de la crono, el pelotón se aproximaba al macizo del Gran Sasso, con meta en Prati di Tivo. Se trata de una subida habitual en la Tirreno - Adriatico (ya ganó en ella Pogačar en 2021) y recientemente incluida en el Giro d'Abruzzo ganado por Lutsenko. Con la general ya clarificada, parecía un día apto para consentir una fuga. De hecho, se formó una, en exceso numerosa y con poca colaboración interna. En ella figuraba gente como Alaphilippe, Quintana, Einer Rubio, Bardet o Valentin Paret-Peintre. Pero ni por esas pudo llegar. Por detrás UAE marcó un fuerte ritmo, exprimiendo al equipo para evitar que la diferencia fuera demasiado abultada. Según explicarían posteriormente, fueron los propios compañeros de equipo los que conminaron a Pogačar a ir a por la etapa. Las desavenencias delante hicieron el resto, permitiendo dar alcance a Valentin Paret-Peintre poco antes de meta. Pogačar solo tuvo que contener dos ataques breves de Tiberi y preparar su sprint. Se lo llevó sin problemas, Daniel Martínez no fue ni siquiera una amenaza. Ganaba así su tercer triunfo, algo habitual, pero esta vez su victoria parecía haber desagradado al pelotón. Bardet fue el primero en mostrarse molesto ante el excesivo dominio.  


Segundo triunfo en Prati di Tivo. (Foto de Dario Belinghieri/Getty images)

En la siguiente etapa, con meta en Nápoles, se vio un nuevo episodio de la voracidad de Pogačar. Esta ocasión no solo soliviantó al grupo, sino también a la prensa, principalmente a la anglosajona (bombo mediático de Ineos, no se olvide). En los  últimos 25 kilómetros la etapa discurría por la constelación urbana del golfo de Nápoles, con un continuo sube y baja por calles plagadas de baches, trampas y público en la calzada. Se pasaba el Monte Procida (punta que cierra el golfo de Nápoles por su flanco noroeste), además de por Pozzuoli y Posillipo, para acabar en el lungomare de Nápoles. Un recorrido en el que se contrapone la belleza del escenario natural al descuido e irregularidad de las construcciones humanas. Lleva siendo un final habitual en los últimos años, y como era esperable, fue frenético, atractivo, caótico y en todo momento peligroso. Atacó primero Alaphilippe y más tarde Jhonatan Narváez en Posillipo, lanzándose desde la cima hasta meta. 


Cuando parecía que tenía la victoria en el bolsillo, en la recta de meta Pogačar se puso en cabeza del pelotón, para sorpresa de todos. En realidad había estado bien colocado durante toda la travesía urbana, no bajando de las primeras posiciones; algo lógico, dado lo complicado del recorrido. Pero ese lanzamiento, con la excusa de llevar a Molano detrás, parecía también ir dirigido a evitar un triunfo de Narváez, el corredor que le ha impedido llevar la maglia rosa desde el primer día. No hay que olvidar que Narváez se mantuvo a rueda en todo momento de Pogačar en aquella ocasión, escatimando relevos. A Pogačar aquello no le sentó nada bien. 


Primer triunfo de Kooij en una gran vuelta, en la que quizá haya sido la mejor etapa en lo que llevamos de Giro (Foto de Zac Williams)

Pogačar no tuvo clemencia y de un zarpazo propició que le diesen caza. Ni él ni su equipo iban a sacar ventaja de la situación, a pesar del tercer puesto de Molano. Tanto Kooij como Milan fueron muy superiores, y entre ellos se dirimió el sprint. El sprinter de Visma se impuso por una rueda, salvando el orgullo de su equipo, pero extrañamente no tomaría la salida tras el día de descanso (como tampoco ha hecho hoy Uijtdebroeks). 


Napule.


Las críticas arreciaron sobre Pogačar a causa de su extraña acción. También por no medir esfuerzos de cara a un doblete Giro-Tour. De esta manera, a fin de evitar mala prensa y quizá alguna puñalada por la espalda, sus jefes decidieron contenerlo en la etapa de Bocca della Selva, permitiendo esta vez la escapada y evitando al mismo tiempo el desgaste del equipo.


Quizá alguno de los carteles sea de la DC y el PCI. (Foto de Zac Williams)

La etapa fue interesante por la disputa de la victoria, pero aburrida en el apartado de la general. La etapa salió de Pompeya, para penetrar a continuación en el territorio inhóspito y montañoso de los antiguos samnitas, repleto de construcciones sin terminar y pueblos encaramados en la montaña, con las casas sin pintar: toda una zona marcada por la amenaza constante de la naturaleza, ya sea en forma de erupciones o terremotos. Una agresividad latente que tuvo su reflejo en la del propio Pogačar. La etapa por tanto unía la movida costa con el interior salvaje, iniciándose la subida final desde Cusano Mutri, quizá la Cossa samnita. De nuevo una fuga numerosa se acabó formando, con habituales como Bardet o Valentin Paret-Peintre. De ella se destacó Jan Tratnik, que se marchó por delante aprovechando el intergiro de Guardia Sanframondi. Tratnik estaba ante una buena oportunidad de aportar un nuevo triunfo a su equipo y a su cuenta personal en el Giro. Se vivió una interesante persecución entre el rodar constante y rotondo de Tratnik, al modo de un martillo neumático, y el quebradizo de Bardet y Valentin Paret-Peintre, ambos escaladores con un talle propio de una gimnasta soviética. Valentin Paret-Peintre acabó por darle alcance (su equipo va segundo en la clasificación UCI, nada menos), dispuesto a dejar una vez más su sello familiar en el Sannio, igual que su hermano lo hiciera el año pasado. El escuálido francés (solo 52 kg por 1,76 m) se resarcía de su fuga frustrada en Prati di Tivo.


Cosas de hermanos. (foto de Marco Alpozzi/La Presse)


Por detrás, la presencia amenazante de Bardet obligó a Ineos y a Bahrain a tirar, mientras Pogačar esperaba en un segundo plano, como si resoplase tras los barrotes de una jaula invisible. Se contuvo tanto que ni siquiera intentó sprintar y había algo de triste en ello. En este Giro está aprendiendo a correr no solo contra la historia, sino un poco contra sus propios demonios y contra Ineos y su aparato mediático. A un animal competitivo como él no le resulta cómodo ceder victorias por diplomacia. La solución, a fin de evitar a un campeón de morros, sería aquella fórmula del Fary que comenzaba con aquel "dejen a los chavales que camelen…". Aunque, de permitir el vuelo libre del esloveno, podríamos plantarnos delante de un Giro con siete victorias suyas, a lo Petacchi. Ni siquiera el organizador parece querer eso.  


Soldados samnitas, pintura mural de una tumba de Nola, siglo IV a.C.

A fin de cuentas, Pogačar ha experimentado con tres versiones de sí mismo: el ambicioso, el vengativo y el magnánimo. El que gana, el que evita que otros ganen y el que deja ganar. Sin duda parece más cómodo y feliz con las dos primeras modalidades, no así con la tercera. 


Tadej, vigila tus espaldas.

2 comentarios:

  1. Maravilloso artículo, sin desperdicio. Desde la contextualización histórico geografica de la región, pasando por el análisis psicológico de Tadej en Campania y Basilicata. Y la guinda, magistral e inesperada, la cita a mi admirado el Fary. Puro sofismo popular.
    Mi enhorabuena

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    1. Muchas gracias, Rafa. Esa "cita" del Fary es muy socorrida.

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