lunes, 1 de abril de 2024

UNA SIMPLE FORMALIDAD

Un cielo pálido daba la bienvenida al pelotón en la salida de Amberes. Con el paso de los kilómetros, esos tímidos rayos de sol de la mañana se convirtieron en oscuros nubarrones a la altura de Oudenaarde. El aguacero fue importante, como hacía tiempo que no se veía en el Tour de Flandes, pero el arcoíris solo asomó en el maillot del ganador. En realidad, la carrera fue un simple acto rutinario para Mathieu van der Poel, como se preveía. Sus rivales jugaron la carta de la anticipación, pero la dureza de la prueba, acrecentada por las condiciones meteorológicas, demostró que esa estrategia no había sido la indicada. 

Una simple (pero dura) formalidad

Mathieu van der Poel corrió con bastante cabeza. Mantuvo su impetuosidad controlada durante toda la primera parte de la carrera, amparándose en su equipo. Solo intervino de manera personal en una ocasión, en el Valkenberg, a falta de 85 kilómetros, cuando neutralizó una fuga peligrosa formada por Pedersen, van Baarle y Benoot, entre otros. Podría decirse incluso que se encontró solo en cabeza en el final casi sin querer, destacándose en el Koppenberg por fuerza, colocación y habilidad. Luego decidió continuar en solitario, a pesar de que quedaban 35 kilómetros para la meta, quizá no confiando en llevar a nadie consigo en la traicionera recta de Oudenaarde. Su ataque fue más lejano que el del año pasado de Pogačar. El esfuerzo provocó que en los últimos dos kilómetros reverdecieran algunos recuerdos olvidados de Harrogate. Van der Poel perdió entre 40 y 50" en el último kilómetro, y no solo por la celebración: llegó francamente tostado. 

Pero sus rivales decidieron, de motu propio, tostarse antes. Tampoco tenían muchas más opciones que jugar, más que la de la sorpresa. Jorgenson y Pedersen estuvieron muy activos desde el principio, moviéndose ya en el Molenberg, a falta de 100 kilómetros. Tras la neutralización del Valkenberg, Pedersen decidió seguir en solitario, con Gianni Vermeersch a rueda, a modo de perro guardián de los intereses de van der Poel. No fue una buena decisión apostar por esa acción, en la que Pedersen iba a llevarse la mayor parte del trabajo. Ni los japoneses más avergonzados han hecho harakiris más bellosRodaron más de 30 kilómetros en cabeza, sin que la situación de carrera inquietase lo más mínimo a van der Poel y a su equipo. Más bien al contrario, puesto que esa fuga les permitió evitar sobresaltos en los kilómetros centrales de la carrera. 

Harakiri, película de Masaki Kobayashi (1962)

La aventura de Pedersen y Vermeersch terminó en el segundo paso por el Oude Kwaremont, cuando la lluvia ya arreciaba de forma constante. Faltaban 56 kilómetros y van der Poel se colocó en cabeza, al parecer simplemente con la intención de evitar problemas. Aceleró el ritmo y se distanció ligeramente del grupo, siendo Lazkano el que cerró el hueco. La acción de Lazkano fue un espejismo, puesto que van der Poel no aceleró en serio. Quedaba el momento decisivo del Koppenberg. 

Cortina tomó unos metros de ventaja antes del ascenso al Koppenberg. Era la primera aparición del asturiano en las clásicas, después de haber asumido la función de machaca de Quintana durante la Volta a Catalunya. Fue una aparición fugaz y caótica. En plena ascensión al empinado muro tuvo que echar pie a tierra, obstaculizando el paso de otros corredores, que también tuvieron que bajarse de sus bicis. Otros también lo hicieron sin que la acción de Cortina fuese determinante. La lluvia y una fina capa de barro, proveniente de los taludes laterales, hacían muy difícil tener tracción. Se formó el embudo del Koppenberg que solo se conocía por viejas fotos de los ochenta. El pasado volvió a hacerse presente, de manera que el paso por el Koppenberg fue determinante, convirtiéndose como antaño en centro del debate y de los odios y amores particulares de cada uno. Tengo muy clara cuál es mi posición con respecto a esa colina: es fervientemente positiva. Es digna de ver con los propios ojos, ahí cambia cualquier apreciación sobre la misma. 

García Cortina liándola parda en el Koppenberg


Y aquí la foto, entre los dos taludes de tierra (TornantiCC)

Van der Poel coronó el Koppenberg con unos segundos de ventaja sobre Jorgenson y unos cuantos más sobre Pedersen. Estos poco a poco irían pagando las consecuencias de sus esfuerzos tempranos. De hecho, los que hasta el momento habían sido sus rivales más activos comenzaron a desaparecer: Lazkano fue el primero en hacerlo, sucumbiendo por completo en el Koppenberg (pasó el último) y el turno de Pedersen, Jorgenson y Cortina llegó en el último paso por el Oude Kwaremont, punto en el que van der Poel contaría con su máxima diferencia. Pedersen finalizó el 22º, García Cortina el 26º y Jorgenson el 31º. Lazkano el 73º. 


Van der Poel corona el Koppenberg con unos segundos sobre Jorgenson, que se disolverá como un azucarillo bajo la lluvia. 

Nuevos protagonistas fueron surgiendo desde atrás, cuando ya la disputa por la victoria era completamente inexistente. Alberto Bettiol y Dylan Teuns se destacaron en el grupo perseguidor tras el paso por el Oude Kwaremont y el Paterberg. Con van der Poel por delante, intentando manejar un conato de pájara en los últimos kilómetros, se vivió una interesante persecución, ya tomada desde las cámaras de meta, entre el dúo formado por Bettiol y Teuns, y un grupo más numeroso, con Matthews, Skujins, Sheffield, Naesen, Mozzato y cuatro UAEs, Bjerg, Politt, Morgado y Wellens. 

Van der Poel ya hacía la majadería de bajarse de la bicicleta, imitando a Gilbert y también, más recientemente, a Pogačar en Siena, mientras por detrás se dilucidaba la lucha por el podium. Esa iba a ser la emoción de la jornada. Bettiol y Teuns eran alcanzados gracias al empuje de Matthews, muy activo en la persecución. Pero el australiano ejecutaría un bandazo muy claro, que obstaculizó la progresión de Politt. Mozzato aprovechó el hueco y, para sorpresa de todo el mundo, se alzó con la segunda plaza. Matthews finalizó tercero, pero sería posteriormente descalificado, permitiendo a Politt acceder a la tercera posición. 

El sprint por la segunda posición, ganado por Mozzato.

Luca Mozzato había ganado recientemente la Bredene Koksijde, pero nadie lo había colocado entre los posibles primeros clasificados. Yo jamás hubiera imaginado verlo ahí. Su carrera fue inteligente, reservando en todo momento, dejando que otros llevasen la iniciativa y solo surgiendo en los metros finales: un poco a lo Freire, pero solo luchando en esta ocasión por la segunda posición. Fue el único soplo de aire fresco en la prueba, junto con el resultado de Morgado, quinto clasificado. Un altivo portugués (uno más en lo que a deportistas portugueses se refiere), jovencísimo, al que nos vamos a tener que acostumbrar a ver. A destacar, aunque ya no sea noticia, la completa desaparición de cualquier Soudal Quick-Step de las posiciones delanteras (18º Lampaert), y el relativo bajón de rendimiento de Visma - Lease a Bike, que ya no parece el del año pasado. 

Se esperaba algún Visma o algún Lidl-Trek, pero acabó segundo un Arkéa.


Posición de las piernas, brazos y cabeza idéntica a la de Pogacar en Siena. Top ten de calidad semejante.

Acaba de este modo un Tour de Flandes sin sorpresas, con el ganador que se esperaba. Una edición menor, que permite a van der Poel unirse al grupo de Achiel Buysse, Magni, Leman, Museeuw, Boonen y Cancellara. Ha cumplido con las expectativas y ha regalado a su público una acción lejana, que se inserta en la línea de largas marchas solitarias tan propias de nuestro tiempo. La lluvia dotó a la prueba de un añadido extra de dureza, que permitió ofrecer una imagen vintage de algunos de sus hitos. Esa es quizá la imagen que quedará de esta edición: van der Poel abriéndose paso en la trinchera ascendente del Koppenberg con fuertes y seguras pedaladas, y algún patinazo de la rueda trasera, mientras la mayor parte de sus rivales, voluntaria o involuntariamente, ponía pie a tierra.  

Una imagen más a añadir al largo historial del Koppenberg.


2 comentarios:

  1. A pesar de las imágenes de otra época que esta edición nos ofreció, creo que ha sido bastante descafeinada. Van der Poel a día de hoy es muy superior, y desde luego que esto ya no es opinión, es un hecho, porque parece que nunca antes se había dado un quinquenio de semejante dominio en esta carrera. Además con los rivales más fuertes tocados, lesionados o inmolándose, simplemente cumplió con los pronósticos (a lo cual no le quito méritos, porque eso no suele ser fácil).

    Fue una carrera durísima, otra más, con la gente, incluido el ganador, llegando muertos. Y ya van unas cuantas así de todo tipo este año, como el E3 o la de la Volta. Supongo que va de la mano de que se estén superando los records de velocidad en casi cada carrera. Y esto a su vez tendrá otras causas, en las que mejor no entrar, porque sabemos como acaban.

    En cualquier caso, actuaciones muy raras, creo yo. Lo de Pedersen con un Alpecin a rueda no sé qué sentido tuvo. Que Lazkano esté a 44 de meta en el primer grupo y luego acaba a 11 minutos, también se me escapa del entendimiento (qué poco amor propio). Matthews, con lo noble que me parece, haciendo un sprint marrullero donde los haya. Mozzato acabando segundo. No sé, todo muy loco, solo faltó, y creo que no anduvo lejos, la petada tipo Mundial que le sobrevino a Van der Poel al final.

    A ver qué pasa en la Roubaix, porque me sigue pareciendo Van der Poel muy favorito. La gente la ve más abierta que otras, pero no lo tengo claro. Espero que veamos una carrera más o menos emocionante al menos. Y bueno, lo de la chicane que quieren meter... a ver en qué queda. Pero como siempre muchas ganas de ver esta carrera, aún en 2024 me conecta con el pasado.

    Un saludo!

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    1. Muy buen resumen de lo acontecido en la Ronde. Pasaron muchas cosas extrañas. Yo creo que los Movistar no parecían ni muy preparados ni muy predispuestos a subirse en Koppenberg a pie, lo que les hizo retrasarse muchísimo.
      Como bien dices, se batió de nuevo el récord de velocidad de la prueba. Es verdad que en el nuevo circuito (que ya no es tan nuevo, en realidad), la dureza se concentra casi toda al final. Pero es muy extraño que una edición con tanta lluvia haya sido la más rápida de la historia. Yo no recuerdo en el pasado reciente una edición tan adversa en cuanto a meteorología.
      Sobre la París - Roubaix, van der Poel es favorito claro. Es una carrera más abierta a la incertidumbre, a los pinchazos, a quedar bloqueado...Quizá si se forma una escapada consistente pueda durar, pero van der Poel va a estar delante, y quizá también Philipsen. Todo apunta a un nuevo triunfo para Alpecin.
      Un saludo y gracias por tus comentarios.

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