viernes, 5 de abril de 2024

¿QUÉ HACER?

Hay artículos que no quiero volver a escribir. Cada día que pasa me causa una sensación más extraña disfrutar como espectador de un deporte que puede causar mucho daño a sus protagonistas. No quiero que nadie sufra muchos daños ejerciendo su profesión, y mucho menos con el cometido de entretener a los aficionados. Nadie quiere que haya caídas graves, está claro, pero creo personalmente que los efectos de la mala suerte pueden ser limitados. No al 100%, pero sí en gran medida. Por supuesto, abomino de cualquier vinculación de las caídas con la épica. Creo que hemos avanzado desde los forzados de la ruta, aunque sea a golpes; y si no lo ha hecho todo el mundo, ha llegado el momento de hacerlo. No me valen ya esas coletillas de "están hechos de otra pasta". No, por favor. Podéis acusarme de blando, pero el valor no creo que se mida en retomar la marcha medio inconsciente o ensangrentado. Por tanto, para que no se repitan tragedias recientes, habrá que hacer algo. Yo no tengo las soluciones, no es mi cometido aportarlas, pero me ha parecido bien escribir, desde un punto de vista constructivo, cosas que he ido leyendo o se me han ido ocurriendo, a fin de mejorar la situación. 

¿Qué hacer, por tanto?

Material

El material está pensado para favorecer la velocidad y no la seguridad. Debe ser alterada esta distribución de prioridades. Se debe pensar en la seguridad, tanto para profesionales como para cicloturistas. Se ha acertado regulando el ángulo de inclinación las manetas, que perjudicaba al control de la bicicleta. Tendrían que limitarse también los manillares estrechos. Se debería obligar a las marcas a implementar modelos seguros, no solo rápidos, haciendo estudios al respecto, con sanciones si fuera necesario para aquellas marcas que no cumplan ciertos estándares (imposibilidad de proveer material a equipos UCI, por ejemplo).   

Corredores: 

El corredor tiende a arriesgar, por motu propio o por presión de sus directores. Se deben limitar esos riesgos, con la única herramienta posible: las sanciones. 

En su momento, tuvo ciertas ciertas críticas la prohibición de posiciones peligrosas sobre la bici (el llamado bichobola o esa posición de los antebrazos sobre la cruceta del manillar): hoy me parece un gran acierto. También la prohibición de circular por las aceras, sobre todo en las carreras flamencas, otro gran acierto. Se debe continuar sancionando conductas peligrosas. 

Por ejemplo: a) sancionar de forma clara y contundente a aquellos lanzadores que se aparten de la cabeza de carrera entorpeciendo a otros ciclistas, convirtiéndose en obstáculos. b) Sancionar igualmente la habitual práctica del trascoche, muy peligrosa, aunque muchos piensen que controlen. c) Sancionar de forma decidida acciones que pongan en riesgo la seguridad del pelotón, como cargas reiteradas en las aproximaciones al sprint, bloqueos de la carrera con cargas o intentos de cerrar el paso. No pongo en duda que estas cosas se sancionen, pero todavía se hacen de forma tibia. En algunos casos, estas sanciones podrían ser extensibles a los directores de equipo, si existe una prueba (mediante las comunicaciones) de que sus indicaciones favorecen actitudes antideportivas o hay más de un ciclista del equipo implicado en acciones de ese tipo. 

Por supuesto, prohibir el consumo de sustancias que, sin ser dopantes, tengan un componente excitante o, en su defecto, sedante, que limite las capacidades técnicas del ciclista. 

Más medidas que podrían tenerse en cuenta: limitar las indicaciones por los auriculares en ciertos tramos de especial peligrosidad, como finales de etapa o descensos. En estos momentos, el ciclista necesita todos los sentidos puestos en lo que está haciendo. El debate sobre los auriculares es una batalla perdida, a día de hoy no creo que se puedan eliminar, pero sí restringir bastante su uso. En esos tramos peligrosos, esas comunicaciones se podrían permitir en casos excepcionales, como un corredor caído o con un problema mecánico, y solamente de corredor al coche de equipo. 

Recorridos: 

Este es el gran apartado a mejorar. Se tiene que poner especial énfasis en dos tipos de tramos principalmente, finales de etapa, sobre todo si está previsto que sean al sprint, y descensos. En estos tramos hay que extremar la señalización y protección. Los voluntarios no deben convertirse ellos mismos en obstáculos. Se deben incluir señales que indiquen las curvas peligrosas con antelación. Se debe utilizar todo tipo de protectores para evitar impactos contra salientes, zanjas u obstáculos que se sitúen fuera de la vía, pero en la trayectoria de escapatoria de los ciclistas en caso de salida de la vía. Se deben evitar tramos que sean visiblemente peligrosos, buscando alternativas. Si una bajada es complicada realmente, con curvas mal peraltadas ¿es necesario hacerla? Evitar zonas con asfalto en mal estado, en exceso bacheado o agrietado. Evitar tramos urbanos con exceso de resaltos, isletas, bordillos peligrosos o bolardos, así como metas previstas al sprint colocadas en un tramo en curva. 

Ampliar esta apartado con sanciones a aquellos organizadores que no cumplan con ciertos estándares de seguridad. Para ello, se puede formar una comisión independiente que evalúe, a partir de unos criterios establecidos, la idoneidad del recorrido, planteado con antelación: en esa comisión debe haber expertos en seguridad vial, ex-corredores, miembros de la UCI. En realidad supongo que debe existir alguna comisión del estilo, pero no sé si realmente es operativa. En caso de no cumplirse durante la carrera los estándares establecidos, la carrera podría sufrir para la temporada siguiente una degradación en cuanto a categoría o una retirada sustancial de puntos.    

Para evitar situaciones extrañas, sobre todo en vueltas y grandes vueltas, si se decide anular un final de etapa o cambiarlo de sitio, tanto las posiciones de la etapa como los tiempos deben tomarse en el mismo lugar. Se debe acabar con esas desigualdades, que en el fondo establecen que para ganar la etapa puedan asumirse más riesgos que para ganar una general, o lo que es lo mismo, que los riesgos se valoren según a la persona a la que afecten.  

Limitaciones de público para ciertas zonas, estableciendo un aforo para ciertas subidas o sectores, evitando la concentración en ciertas partes (como la zona previa al vallado del último kilómetro de algunos finales en alto). Esta limitación tiene que correr a cuenta de la organización y no de cuerpos de seguridad estatales o locales, que muchas veces emplean métodos coercitivos innecesarios y contraproducentes. 

En cuanto a las retransmisiones televisivas, seguir un protocolo que, en caso de caída, evite una exposición reiterada del ciclista accidentado, así como de las labores de los equipos médicos, seleccionando solo aquellos momentos que aporten realmente una información relevante sobre el estado positivo de salud del ciclista accidentado. 

Tras el grave accidente de la Itzulia, que se añade al de la Dwars door Vlaanderen de hace unos días, al accidente de Marlen Reusser y al atropello de Lennard Kämna (del que no sabemos todavía el alcance), hay que saber en qué se pone el foco. No es tanto en un sindicato de ciclistas que, con más aciertos que errores, plantea alternativas; el foco tampoco debe colocarse sobre debates de twitter, más o menos estériles, sino sobre organizadores que siguen privilegiando llegadas ratoneras y recorridos con trampas, frente a recorridos seguros. 

6 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo en todo Ignacio. El espectáculo en el ciclismo es algo más profundo que el kamikazismo, si se me permite el término

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    1. El problema es que la UCI parece que regula solo de tanto en tanto, y en muchas cosas no se moja o deja toda la tostada a los organizadores. Y estos muchas veces toman decisiones que no tienen en cuenta la seguridad.

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  2. Y por supuesto prohibir las absurdas y estresantes bonificaciones para ganar una vuelta de una semana categorizada con la máxima puntuación UCI. Si no tienen puertos buenos, que busquen otras soluciones. Seguro que las hay. Estas no son carreras de fiestas de pueblo de un día.

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    1. No han puesto dureza auténtica y han pensado dejarlo todo en manos de las bonificaciones.

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  3. Ahí va mi propia reflexión:

    MATERIAL: Tenemos estándares de seguridad mucho más altos en el motociclismo, donde casi al triple de velocidad el piloto que se cae es él solo contra el suelo (aunque es en un circuito cerrado con escapatorias estudiadas, porque si nos vamos al otro extremo el Dakar tiene una media pavorosa de motoristas fallecidos).
    Cascos integrales o con mentoneras, protectores de columna a modo de exoesqueletos creo que no tienen hoy cabida en el ciclismo... dicho lo cual, también es verdad que en no tanto tiempo hemos pasado de que no se puede rodar con el casco puesto por el calor a que todos lo hagan ahora con casco cerrado por la aerodinámica.

    FORMA DE CORRER. Se viene dando desde hace tiempo (así a tiro pronto me voy a la caída de Igor Antón) que se producen caídas en tramos técnicamente sencillos (como la reciente caída de Van Aert) por la tensión con la que corren los corredores. He escuchado que las bicis aero son menos ágiles para rectificaciones de última hora; Calmejane (?) habló abiertamente de las "final bottle"; también hay quejas recurrentes de que los equipos de la general no dejan la cabeza hasta prácticamente el lanzamiento del sprint. Respecto a esto último, en vueltas por etapas también se ven etapas de siesta total -incluso sin fuga- donde llega todo el pelotón fresco como una rosa a unos últimos km donde sin la selección natural previa, es más probable que acabe produciéndose un enganchón.
    Esto solo hablando de "accidentes" sin entrar en cabezazos, codazos y cierres de trayectoria dignos de tarjeta roja.
    También se redujeron los equipos a 8 sin aumentar las invitaciones para tener pelotones más pequeños.

    RECORRIDOS. Es evidente que las carreteras ahora son mejores; mi Garmin me avisa sin necesidad de cargar la ruta de los giros más peligrosos de una carretera por la que vaya transitando; también se ven señales señales acústico luminosas bastante más apreciables (al menos desde la tv) que los policías con su silbato.
    Sin embargo, hace un par de años pasé por una carretera un par de días de que lo hiciera una Vuelta a España donde había habido quejas de los corredores por mala señalización, y vi una cosa que no había en directo y es que con spray fosforito (del que se va en un par de semanas) se marcan los baches e irregularidades del asfalto. Desde la bici se ve super-bien, y aunque sean décimas de segundo cuando rueda el pelotón, para un profesional es suficiente la inmensa mayoría de las veces. En las fotos posteriores de la Itzulia, no se veía nada de esto en la zona.

    Dicho lo cual, con tanta sobreseñalización cuando no hay algo indicado, la sorpresa es doble y la reacción la mitad por haber perdido el hábito.

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    1. Sí, puede darse el caso de lo que señalas, un exceso de señalización que, al final, resulte contraproducente. No dudo que las organizaciones grandes (ASO, RCS) están haciendo todo lo que pueden en el apartado de seguridad, pero todavía se ven muchas carreras, en Italia, Países Bajos y Bélgica, con deficiencias graves, sobre todo en corte de vías o de coches aparcados. En el caso de la Itzulia lo que me da la impresión es que es una carrera que casi siempre prioriza la carretera "con emboscadas" a las carreteras más seguras, como sucedía antes con más asiduidad en el Giro. Esa mentalidad tiene que ser cambiada.

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