domingo, 17 de marzo de 2024

UN VELOCISTA GANA LA MILÁN - SANREMO MÁS RÁPIDA DE LA HISTORIA

Ese y no otro tiene que ser el titular: Jasper Philipsen, uno de los mejores velocistas del pelotón actual, ha obtenido el triunfo en la Milán - Sanremo más rápida de la historia. Cae de este modo un récord que estaba vigente desde 1990, edición ganada por Gianni Bugno tras un ataque lejano. Se ha superado la barrera de los 45 km/h, alcanzándose los 46,11 km/h. Este récord de velocidad se debe sumar a los ya conseguidos en 2023 en Flandes y Roubaix y, sin salir de la carrera, al nuevo récord de ascensión del Poggio, batiendo el ya conseguido en 2023. Vivimos tiempos veloces. 

¡Un nuevo sprinter en vía Roma! ¡Locurón!

La carrera partía este año de Pavía, convirtiéndose de hecho en una Pavía - Sanremo de 288 km. Por segundo año consecutivo, la carrera ha sido expulsada de su ciudad de salida original, ya que el año pasado la salida se tomó en Abbiategrasso. En los últimos años de salida desde Milán, esta tenía lugar en las afueras y no ya en el tradicional Castello Sforzesco, comenzando un proceso de expulsión del centro que ha acabado rematándose en estos dos últimos años. En esta marginación parece que confluyen como causas el desinterés de los milaneses y la acción política de un tal Giuseppe Sala (del PD), cosa que no le ha venido nada mal a RCS para buscar otras ciudades a las que sacar pasta con este evento. Este año ha sido Pavía, de la que han sacado bonitas tomas desde el helicóptero. Aunque, si se repasa la historia, la edición de 2023 no fue la pionera en ser expulsada de Milán: en 1965 la salida ya se tomó en la Certosa di Pavía, con victoria final de Arie den Hartog, y distancia parecida, 287 km (no se subía entonces a Cipressa).     

Salida desde Pavía, la ciudad del Regisole.

El pelotón partía con dos absolutos favoritos: Tadej Pogačar y Mathieu van der Poel. El primero venía de arrasar en su único día en competición, mientras que el segundo debutaba en la ruta, después de una campaña muy exitosa en el ciclocross. A pesar de tan parca preparación en competición, no cabía ninguna duda de que eran los grandes hombres a seguir: de hecho, ya el año pasado Mathieu van der Poel ganó en su debut. Estas cosas ahora no parecen tan anómalas. En esta ocasión se esperaba un Pogačar más agresivo, dado que no contaba en las piernas con los esfuerzos previos de ninguna carrera por etapas. Pogačar figuraba como líder absoluto de su equipo, mientras que van der Poel podía contar con la baza de Philipsen en caso de llegar al sprint. 

Pogačar contaba con algún no-gregario.

Mientras que Philipsen contaba con un súpergregario.


Era difícil pensar en un corredor diferente a estos dos, que monopolizaban toda la atención mediática, con sus mechas y sus mullets. Quizá el corredor que parecía más tapado era Alberto Bettiol, después de su formidable exhibición en la Milán - Turín, en la que obtuvo el triunfo en solitario tras una persecución de más de 30 kilómetros, con siete Boras tirando por detrás y tres UAE escabulléndose de los relevos. El resto de corredores parecían claramente un escalón por detrás. Lidl-Trek presentaba un conjunto muy potente, con Mads Pedersen, Jasper Stuyven y Jonathan Milan. Ineos contaba con Filippo Ganna, Tom Pidcock y Michal Kwiatkowski. El conjunto de Bahrain parecía inferior al de otros años, pero ahí estaba Matej Mohorič, ya ganador de la prueba y consumado bajador. También el equipo de Visma parecía inferior a lo esperado. La ausencia de van Aert dejaba el liderato en manos de Laporte, con la posibilidad de que Olav Kooij jugase la baza del sprint. Más allá de estos nombres, otros outsiders eran Julian Alaphilippe, Michael Matthews, Benoît Cosnefroy, Alexander Kristoff, Arnaud Démare, Biniam Girmay, Laurence Pithie o Maxim Van Gils. 

La carrera se desarrolló según el guion esperado. Bien pronto se formó la fuga inicial, integrada por corredores de los equipos más modestos. En ella también figuraba Sergio Samitier, de Movistar, sobre el papel uno de los equipos WT con un roster más flojo. La fuga estaba compuesta por diez corredores, siendo quizá demasiado numerosa para los estándares habituales, lo que obligó al pelotón a no permitirles una ventaja excesiva. Además, formaban parte de los escapados algunos expertos en fugas que llegan, como Mirco Maestri, Davide Bais o Alessandro Tonelli. 

Escapada con dos Bardiani, tres Polti y tres Corrartec. Más un Movistar.


No llegaron a meta, claro está, pero obligaron a Lidl-Trek y a Alpecin a comandar el pelotón, unos con Jacopo Mosca, otros con Silvan Dillier. No superaron en ningún momento los tres minutos de ventaja. Así fue consumiéndose toda la llanura padana, la ascensión progresiva al Turchino y casi todo el tramo de la Via Aurelia hasta la llegada de los capi. En este tramo de los capi, UAE tomó la iniciativa y comenzaron a descolgarse algunos corredores del pelotón, como Laporte o Kristoff. 

Menudo bluff el de Laporte. 

En la víspera de la carrera, se había especulado sobre un posible ataque lejano de Pogačar, pero el esloveno se había mostrado cauto ante los medios. De todas maneras, su equipo iba a endurecer la ascensión a Cipressa, aunque quizá no les salió la jugada tal y como tenían pensada. Al inicio de la ascensión fue Alessandro Covi el que marcó el ritmo, siendo sustituido pronto por Isaac Del Toro. El mexicano hizo una ascensión portentosa, pero se quedó sin fuerzas en la parte final. A Pogačar se le veía nervioso: tenía que pasar ya a cabeza Wellens, cuando quizá no era todavía su momento. Alguien del equipo no estaba en el lugar indicado. ¿Ulissi? ¿Hirschi? No había rastro de ellos, de manera que se ralentizó el ritmo, lo que permitió que el récord de Colombo y Gonchenkov de 1997 siga todavía en pie. 

Aun coronan por Cipressa.

Destrozando al nuevo chico-para-todo.


Los fugados, ya diezmados, coronaron todavía con unos diez segundos de ventaja, pero serían alcanzados en pleno descenso. Por desgracia, Samitier tuvo una caída en la habitual curva mal peraltada de los olivos, al parecer sin consecuencias graves. Una vez neutralizados en la Via Aurelia, Bais aun tuvo ganas de lanzar otro ataque, viendo el parón generalizado. Se mantuvo durante unos kilómetros todavía por delante, mientras Hirschi, llegado desde atrás, comandaba la persecución, sin reducir la diferencia.

Bais, ganador en Campo Imperatore, lo intenta de nuevo.


Así pues, se afrontó el Poggio con todo por decidir. El ataque de Pogačar no iba a sorprender a nadie, la cuestión radicaba en saber si alguien tendría fuerzas para poderlo seguir. Después de un breve instante de Tudor en cabeza, Tim Wellens tomó las riendas del asunto, dejando el grupo muy seleccionado. El ataque anunciado de su líder llegó tras pasar el santuario de Santa Maria della Guardia. Fue un ataque seco y demoledor, pero en el lugar esperado. Mathieu van der Poel, situado a rueda de Pogačar, no tuvo problemas para neutralizarlo. Pronto llegaron también Filippo Ganna y Alberto Bettiol, y más tarde, tras un leve respiro de Pogačar, lo harían Mads Pedersen, Jasper Stuyven, Tom Pidcock, Matteo Sobrero, Michael Matthews, Matej Mohorič, Julian Alaphilippe, Maxim Van Gils y...Jasper Philipsen. 

 A partir de la iglesia empieza lo más duro...

...produciéndose el ataque esperado. 

Pero van der Poel, Bettiol y Ganna le cogen rueda. 

Pogačar lo intentó de nuevo, esta vez aprovechando que Mathieu van der Poel no estaba a rueda, pero el campeón del mundo se las ingenió para sortear a sus rivales, encontrar un hueco y dar alcance a Pogačar en la misma curva que daba inicio al descenso. Por la actitud de van der Poel en el descenso se vio claramente que ya no apostaba por sus opciones personales, sino por las de Philipsen. Se mantuvo en todo momento a rueda de Pogačar, cogido de las manetas, como si fuese retenido. De hecho, el impetuoso Pidcock apunto estuvo de tragárselo por detrás en una curva. Pidcock y Mohorič fueron la avanzadilla de un reagrupamiento más grande, de doce corredores, entre los que no figuraba finalmente Filippo Ganna, con un fallo mecánico en pleno descenso. 



Segundo ataque y récord. 05:39 he cogido yo.

Bajada en tensión vs Bajada distendida.


Mohorič intentó la sorpresa en la parte final del descenso, pero van der Poel se lo impidió. El nieto de oro había cambiado el chip y ahora su única misión parecía la de abortar intentonas rivales, para decepción de algunos de sus fans. Un ataque algo dubitativo de Sobrero, secundado después por Pidcock, también estuvo a punto de ser decisivo, pero van der Poel, ya en modo Terminator, lo neutralizó, con la colaboración de Stuyven, también en labor de gregario para Pedersen. 

Se llegaba así al sprint, después del habitual final de infarto. Pedersen optó equivocadamente por la parte derecha de la calzada, mientras que Matthews, Philipsen y Pogačar lo hicieron por la izquierda. Mientras el sprint de Pedersen iba perdiendo fuerza, Matthews avanzaba en pos de un triunfo que daría sentido a su trayectoria como corredor. Superviviente de la generación mágica de 1990, parecía ante la oportunidad de su vida, la que lo consagraría definitivamente, comandando en cabeza un sprint que tantas veces se le había escapado. Tras dos podios y tres puestos añadidos en los diez primeros, por fin parecía a punto de ganar en via Roma. Pero a su rueda iba Philipsen, todavía con un cambio de marcha pendiente.

Pidcock y Sobrero tienen su última oportunidad, pero les persigue el cyborg.

Matthews estaba cerrando de forma involuntaria a Philipsen, que optó por rebasarle pegado a las vallas. Hubo un instante en el que parecía que lo iba a bloquear, pero Matthews, un corredor limpio, cambió su trayectoria ligeramente, dejando una puerta abierta a Philipsen. La victoria del belga fue por la mínima. La tercera posición fue para Pogačar, con un extraordinario sprint que superó (de nuevo) a Pedersen. Van der Poel, desentendiéndose del sprint después de su función de gregario, llegó el décimo, casi cerrando el grupo.

Sprint agónico, con gafas caídas de por medio.


1º Philipsen, 2º Matthews, 3º Pogacar, 4º Pedersen, 5º Bettiol.


Pogačar finalmente rascó un podio. Si bien en caliente parecía bastante molesto con la poca implicación de algunos de sus compañeros de equipo (seguramente pensaba en Ulissi), luego matizó sus comentarios y se mostró feliz en el podio, sobre todo al compartirlo con dos de sus mejores amigos del pelotón. La Milán - Sanremo va a ser un duro hueso de roer en el historial de Pogačar, ya que no encuentra espacio en el breve Poggio para hacer la diferencia y tampoco domina completamente su descenso (como sí lo hacen van der Poel, Pidcock y Mohorič). Todavía tiene miedo de lanzar un ataque de los suyos desde la Cipressa. De llegar su triunfo, vendrá de la sorpresa, de lo impredecible. 


"Aquí somos todos amigos"

En cuanto al ganador, podría parecer que ha vuelto el tiempo de los sprinters que pasan camuflados el Poggio, pero el triunfo de Philipsen no se puede entender sin la labor gregaria de van der Poel. Al igual que van Aert con Laporte, van der Poel ha querido también ceder una victoria, aunque esta tenga más peso que la Gante - Wevelgem y el papel del propio Philipsen haya sido mucho más determinante que el de Laporte, limitado a seguir la rueda de su compañero. La foto, además, es menos humillante. 

Pronto se le pasó el enfado.


Jasper Philipsen debe ser considerado mucho más que un sprinter. Ya lo demostró el año pasado en la París - Roubaix, haciéndole la pinza a Wout van Aert con su compañero Mathieu van der Poel. Sin la envergadura de Merlier o Jakobsen, Philipsen es capaz de pasar cotas pequeñas con los mejores, como hicieran Zabel, Freire o más recientemente Ewan. Esta victoria no parece que vaya a ser el precedente de otras muchas en Sanremo, pero demuestra que Jasper Disaster podría labrarse un buen palmarés como sprinter-clasicómano, en la mejor tradición belga.  

Cuatro ganadores entre los diez primeros. 

Tercer podio para Matthews. Y primero para Pogacar (5º, 4º y ahora 3º)



4 comentarios:

  1. Poco más que añadir a tu fiel crónica. UAE hizo aguas por todos lados, sabiendo lo que tenían que hacer, que no pudieran ni intentarlo, es muy triste por su parte, lo cual no era nada impensable, pues si llevas a Ulissi y a Hirschi, te arriesgas a eso. Una pena porque una Cipressa aún más rápida, seguida de un mínimo ritmo en el llano, hubiera deparado otro final sin duda.

    El segundo ataque de Pogacar me gustó, muy del estilo al de Van der Poel el año pasado. Debatía por twitter precisamente si fue un ataque ganador o no, y sigo pensando que sí. Cuando todo el mundo estaba recuperando un poco (más que un haber un parón, creo yo), Pogacar arranca muy bien y solo Van der Poel es capaz de cogerlo. Yo creo que si colabora, llegan los dos. Al final a Pogacar le queda esto, intentarlo cada año y poner todo de su parte para que se den las condiciones que le hagan ganar. Lo consiguió Nibali (no hace tanto pero parece una época distinta) en una de las victorias más bonitas y emocionantes que recuerdo, y él tendría que ir a por algo similar. Lo que parece claro es que tiene muy presente que solo la perseverancia le hará ganar alguna vez esta carrera.

    Y como carrera, es el resumen del Ciclismo con mayúsculas. El ir de un sitio a otro lo más rápido posible, con opciones para todo tipo de corredores (de características, me refiero, porque salvo alguna excepción aquí solo ganan grandes figuras). Espero que no toquen el recorrido buscando quién sabe qué, porque ahora mismo es una mezcla perfecta de casi todo.

    Un saludo!

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    1. Sobre el papel de UAE, lo único que me da que pensar es que, de haber subido la Cipressa según los planes, habría sido una subida estratosférica, difícilmente superable. Pero es eso, no puedes llevar a dos corredores que sabes que no van a trabajar. ¿Por qué no fue Politt, por ejemplo?

      También creo que el segundo ataque de Pogacar fue para ganar. Además, lo realizó en el momento justo, cuando van der Poel había perdido su rueda y estaba un poco más encerrado. Pero el campeón del mundo demostró tener unas piernas soberbias. Su no colaboración durante el descenso determinó la entrada de más corredores (aunque Pidcock quizá sí los hubiese cogido, hizo un descenso de los suyos).
      Finalmente, como carrera es lo que dices. Es sencilla, aparentemente fácil de leer, pero esa simplicidad es la que permite que haya ganadores tan variados y polivalentes. Sabes siempre dónde se va a mover la carrera, pero aun así, aporta siempre el final más emocionante del año (junto con el del mundial).

      Un saludo.

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  2. Bien apuntado que los uber-favoritos venían uno de la playa y otro de darse un paseo por la Toscana, y sin embargo ahí estuvieron los dos condicionando la prueba.

    De Pogacar me fascina como reaprende y después de los 4 ataques a la desesperada el año pasado, en esta ocasión se vistió de Alaphillipe y una vez visto que al primer -y telegrafiado- ataque le siguieron todos, fingió desentenderse para salir de forma acertada por el córner a lo Nibali, pero ni su segundo demarraje fue tan demoledor (en el descenso le echaron mano varios corredores), ni el holandés irisado estaba por la labor. Una vez más se "desentendió" de la carrera guardándose para un sprint celestial que en un grupo con menos purasangres le hubiera dado la victoria...
    y aquí retomo el acertado título de la Sanremo más rápida de la historia.

    Me quiero creer que en una carrera tan plana como la Sanremo, los evidentes avances técnicos y aerodinámicos respecto de la bici de Bugno (https://i.pinimg.com/originals/64/54/a9/6454a9d0dc23bb282b344ebe86a9bcce.jpg) han hecho al fin posible caer un récord de otra EPOca, pero una cosa es velocidad media y otra cosa es que suban todo (todos) más rápido que nunca. Este año no hemos visto la escabechina en la Cipressa del año pasado y ahí creo que se equivoca el equipo de Matxín en no traer toda la mecha de la que disponen para ayudar a Pogacar. Sanremo no es una etapita cualquiera, y siempre hay corredores inspirados (este año Matthews, otro Ewan o Mohoric) de los que no te deshaces fan fácilmente con el ataque del Poggio.
    También se equivocó Matxín en la previsión de tiempos de subida de la Cipressa, y por bastante. Y no es la primera vez (me suena una crono ¿del Tour?) y es algo que me extraña en un ciclismo tan medido como el actual.
    Lo que es una pena es que la carrera haya quedado reducida al ataque del Poggio (y un par de contraataques a lo sumo), y creo que mientras Pogacar venga con este aura de máximo favorito, creo que solo se puede imponer en una edición de muerte y destrucción a la manera de su Flandes'23. Menos ritmo y más ataques, o liarse la manta a la cabeza y jugar con algún compañero de equipo que le sirva de puente en un ataque mucho más lejano, pero que no se engañe porque soy de la opinión de este año sin MvdP en liza tampoco hubiera alzado los brazos en vía Roma.

    PD. Y ya otro día si eso hablamos de lo del Visma eligiendo objetivos para sus líderes...

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    1. Muy acertado comentario.
      Sobre el tema de los records, también hay que tener en cuenta el papel de las motos. El vídeo que circula de tanto en tanto sobre el ataque de Pantani en la Cipressa es una buena muestra de ello. Ahora tienen menos incidencia, de forma que seguramente, sin rebufo, los records habrían caído antes.
      Sobre la táctica de UAE, hay muchos desaciertos. Tengo la impresión de que son una suma de individualidades y no tanto un equipo, de manera que hay muchos corredores acostumbrados a jugar sus opciones personales y muy poco a sacrificarse por otros. Pogacar muchas veces corre solo, y como es muy bueno, le funciona; pero dudo mucho que cuente algún día con una ayuda tan determinante como la que contó Philipsen con van der Poel.
      Un saludo.

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