lunes, 19 de febrero de 2024

O REI DE PORTUGAL

Remco Evenepoel ha empezado fuerte la temporada, con un golpe de los suyos en la mesa y un asalto a uno de los tantos palacios de invierno de su imaginación. Nada humano le derrota y en Algarve ha encontrado una carrera que se ajusta a sus cualidades de ciclista: una crono larga, al menos con las distancias que hoy se manejan en las grandes vueltas, y dos finales en alto de la dureza, duración y altitud que se adaptan a sus condiciones. Si en Portugal llevan esperando siglos al mitificado rey Sebastião, quizá lo hayan encontrado en el menudo y orgulloso belga, que frecuenta el triunfo allí donde se encuentra cómodo. De hecho, es su tercer triunfo en Algarve (2019, 2022 y 2024). 

Evenepoel no es derrotado por mano humano, al igual que Don Sebastião


Esta carrera cuenta además con el aliciente de ver a la plétora de equipos portugueses en su versión humana, alejados de los superpoderes que adquieren en la Grandissima. En carrera han estado el ABTF - Feirense, el Tavira, el Aviludo - Louletano, el LA Aluminios, el Efapel, el Kelly - Simoldes, el Radio Popular - Boavista, el Sabgal y finalmente el Tavfer - Mortágua - Ovos Matinados (mi favorito, por su patrocinador a la antigua usanza, una marca de huevos). A todos ellos se les ha visto casi siempre cerrando pelotones, salvo a Helder Gonçalves, del Radio Popular. 

La carrera tuvo su precedente en la Figueira Classic, en Figueira da Foz, en la desembocadura del Mondego, el río de Coimbra.  En ella, Evenepoel se zampó solito un festín de 55 kilómetros de escapada. Innecesaria quizá, pero ya se sabe, este chico necesita de estos ejercicios de fuerza para reafirmar su autoestima. Por detrás solo le hicieron algo de cosquillas António Morgado y Isaac Del Toro, los dos jóvenes adquisiciones de UAE, que han empezado muy enchufados la temporada (quizá en exceso, como se comprobará). 

¡Hola Raffaella!

En la Volta ao Algarve propiamente dicha Evenepoel se ha encontrado las etapas habituales, siendo su principal escollo Daniel Felipe Martínez, que le ha disputado y batido netamente en los dos finales en cuesta de Foia y Malhão. A propósito de estas exhibiciones de Bora, Manolo Saiz comentó por twitter que quizá se viva este año una democratización del conocimiento. A buen entendedor, pocas palabras bastan. Lo cierto es que el colombiano desmontó con un prodigioso sprint toda la labor de Soudal - Quick Step en la etapa del Alto da Foia, en la que Cattaneo, Knox y Landa se vaciaron para su líder. En especial Landa, del que se augura un año portentoso como vasallo. En Malhão, la última etapa, se vivió una jugada parecida, aunque con el aliciente de un ataque de Wout van Aert y Ben Healy poco antes del primer paso por la cima. Este movimiento puso en aprietos a Soudal - Quick Step, que recibió una ayuda muy movistariana por parte de Bora. Estos se pusieron a defender la segunda posición de Daniel Felipe Martínez, colaborando con el equipo de Remco. Al menos, su extraña actitud se vio refrendada con un nuevo triunfo de etapa de Martínez, que a la postre no deja de ser otro especialista en la prueba (vencedor en 2023).

Daniel Felipe Martínez, un habitual de los inicios de temporada


Entre medias quedó una etapa al sprint para Wout van Aert, ya ansioso por ganar, y la crono en la que Evenepoel dictó sentencia. Pero el pequeño belga no las hubiese tenido todas consigo de no aplicarse tan a la ligera la normativa de anulación de los tiempos por caída en las etapas que finalizan al sprint. En la etapa de Tavira, ganada por Wout van Aert, la caída de un corredor que no afectó al resto sirvió como excusa para un parón generalizado, del que solo escaparon los que disputaron el sprint. No es la primera vez de Evenepoel en estas tretas (recuérdese Tomares, en la Vuelta de hace dos años, o el Giro del año pasado), un hábil importador de tácticas futboleras en el ciclismo. En cuanto a la crono, poco más que apuntar salvo la excelente actuación de Del Toro, a la postre cuarto mejor tiempo en la etapa. Rendimiento portentoso que tuvo su continuación en una mala noche que le impidió tomar la salida en la etapa conclusiva.

Con lo fácil que sería acumular triunfos al sprint...


Así pues, hasta aquí la breve crónica de Algarve. Su prueba rival en el calendario, la Vuelta a Andalucía, esta vez ha quedado desfigurada y reducida a una crono de cinco kilómetros, a causa de las tractoradas agrícolas. Más interés suscitó su aperitivo, la Clásica de Jaén, ya en su tercera edición. En este caso, apenas se notó la modificación del recorrido por las lluvias, aunque se abusó de los caminos paralelos a autovías, o de autovías en sí mismas, como ya ha pasado otros años. Estos detalles marcan una distancia insalvable con el referente inspirador de esta carrera, la Strade Bianche. También se explotó poco el potencial patrimonial de la zona, con una meta que no estaba ubicada esta vez en el centro empedrado de Úbeda. De todas formas, el palmarés está acompañando a la carrera. Esta vez triunfó la fuga, con una victoria agónica de Oier Lazkano, que recordó un tanto a su triunfo en el campeonato de España en El Escorial, pues igualmente mantuvo un pulso con sus perseguidores y logró incluso aumentar su ventaja en la parte final de la prueba. Se deshizo de su acompañante, Nicolas Prodhomme, mientras por detrás Sepp Kuss, Jan Tratnik y Tim Wellens no se aclararon con su cuarto compañero de grupo, Bastien Tronchon. Tratnik incluso le chuleó un poco, sin motivo alguno (Tronchon llevaba por delante a su compañero Prodhomme). De todas maneras, el hecho que condicionó la prueba fue un pinchazo de Wout van Aert, la gran estrella invitada, justo en el momento en el que la carrera comenzaba a romperse. Ese incidente desafortunado, a pesar de la rápida intervención de Hagenes, le impidió ya conectar con la cabeza, dejando a Kuss y a Tratnik con la papeleta de compartir el liderazgo del Visma. 

Una ayudita, que en otros casos supondría penalización. 

El perfil habsbúrguico de Lazkano. 


También se han disputado varias carreras en la Provenza, siendo la más interesante la Classic Var, con final en el Mont-Faron. El Tour des Alpes Maritimes et du Var se ha dividido este año en dos pruebas: dos etapas en el Tour des Alpes Maritimes y la clásica de Var. La primera ha resultado ser una carrera anodina, resuelta en dos etapas en las que han llegado grupos grandes a meta. En cambio, la clásica de Var tuvo su interés, sobre todo por su cómica resolución final. Un grupito ascendía la descarnada y estrecha carretera del Mont Faron, la montaña de Toulon;  una carretera que en su día tuvo una prueba en línea y una prueba cronometrada en la que ganaron Binda y Bahamontes, entre otros, y que también fue un final habitual en la París - Niza. Romain Grégoire marcaba el ritmo para Groupama, con David Gaudu y Lenny Martinez detrás. Estaban acompañados por Romain Bardet, Michael Woods y Tobias Halland Johannessen, entre otros. Al entrar en el último kilómetro, Bardet aceleró el ritmo, llevándose consigo a Johannessen. El noruego le rebasó prácticamente en la cima, pero se puso a celebrar antes de tiempo. Malinterpretó una especie de estructura metálica, en forma de pórtico, que precedía a la meta propiamente dicha, y se relajó en los últimos metros, en ligero descenso. Llegó incluso a frenar poco antes de cruzar la línea de meta auténtica, momento en el que Lenny Martinez le rebasaba, con un golpe de riñón certero. Este tipo de pifias se están repitiendo últimamente con mucha asiduidad (o quizá se deba a que ahora televisan más carreras, y todo queda registrado). Parecen meteduras de pata impropias de ese ciclismo que cada día quiere parecerse más a la fórmula 1, y que sigue teniendo cosas propias del Show de Benny Hill. De momento en lo único que se parecen pilotos y ciclistas es en la residencia de tantos de ellos en Mónaco.  

Lenny el sagaz. 


En fin, este ha sido el resumen de lo visto hasta el momento. Poco, todo hay que decirlo, con carreras todavía de calentamiento y sin la aparición todavía de los grandes cocos, Pogačar, Vingegaard y Roglič.  

Los grandes siguen fuera de los radares 
(Kobayashi Kiyochika)

Y Vingegaard podría estar de incógnito en tu pueblo. 


2 comentarios:

  1. Un par de apuntes... no me había enterado de lo de Del Toro, muy mala pinta, la verdad. Pero bueno, es UAE y no deberíamos sorprendernos demasiado. Por cierto, a Manolo Saiz lo sigo en twitter, por una mezcla de curiosidad y morbo, creo yo. Porque saca temas interesantes pero luego veo comentarios de gente que lo tratan como a un iluminado obviando toda su historia negra, y me alucina.

    Sobre lo de Johannessen, por romper una lanza a su favor, pienso que no ha perdido la victoria por imbécil, como muchos otros. Simplemente se confundió, parece, de arco de meta, aunque no sé cómo le pudo suceder porque el que le llevó a error no tenía siquiera una línea marcada en el suelo. En cambio en otras ocasiones, me produce una vergüenza ajena increíble. Por importancia siempre recordaré las de Zabel (y lo que me alegré!) y la de Alaphilippe (aunque luego lo descalificaron) en Lieja.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  2. Sí, en el caso de Johannessen dio la impresión de que se equivocó de meta, pensando que esa estructura metálica que precedía a la línea de meta era el auténtico final.
    Por lo que respecta a Manolo Saiz, está claro que sabe de lo que habla, sobre todo de ese tema.
    Como siempre, gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar