domingo, 17 de septiembre de 2023

UN FEUDO CONCEDIDO AL VASALLO

Poco ha ocurrido desde que escribí la última crónica. Nada, en realidad. A pesar de los intentos por vender una tensión inexistente, el tiempo ha discurrido inalterable, como en un sueño budista. Después de la etapa del Tourmalet, la carrera ya cruzó malherida la frontera, siendo su entierro definitivo en el Angliru. El contraste ha sido demasiado grande entre la inacción de unos, que parecían con las fuerzas bloqueadas por algún tipo de hechizo, y la exhibición de músculo de los Jumbo - Visma. 

Pie de foto ranciofact: los tres mosqueteros.

Los datos se empeñan en contradecir las vivencias, hablando de una Vuelta histórica. Sepp Kuss se une al grupo de corredores que han completado las tres grandes en un mismo año. Un grupo ya muy nutrido, pero del que tan solo dos ciclistas han logrado ganar una de las tres vueltas finalizadas: el propio Kuss y Gastone Nencini en 1957. Existía también un precedente de equipo copando el podio: el Kas en la Vuelta de 1966. Lo auténticamente novedoso es el triunfo de un mismo equipo en las tres grandes vueltas en el mismo año. Para completar el círculo, Kuss será acompañado en el podio final de Madrid por los vigentes ganadores de Tour y Giro. 

La carrera ha sido un banquete a tres bandas, aunque en algunas ocasiones la silla del líder pareciera en equilibrio precario. Los demás no han comparecido a la fiesta. Detrás de los tres Jumbo se ha abierto un abismo. No en vano, Kuss ha logrado ampliar su diferencia obtenida en la fuga de Javalambre con respecto a sus rivales de otros equipos, salvo en el último día (con la habitual pérdida de tiempo para las fotos). 

El juego de equilibrios entre los tres comensales de Jumbo pareció alterarse un poco en los finales de Bejes y del Angliru. La etapa entre Liencres y Bejes, de kilometraje muy reducido, se desarrolló por la costa occidental cántabra, entre chubascos y rayos de sol, para rematar en un murito de apenas cuatro kilómetros. Esa misma mañana se dio a conocer que Nathan Van Hooydonck había sufrido un extraño accidente al volante, cuando estaba acompañado de su esposa embarazada. A modo de homenaje, Vingegaard lanzó su ataque casi nada más empezar la subida y sacó en tan corto espacio una diferencia de un minuto con sus rivales directos. Era el peor situado en la general de los tres Jumbo y por ello contaba con cierto margen, aunque seguramente no esperaban tanta diferencia. El objetivo era el triunfo de etapa, pero pudiera parecer que en verdad Vingegaard buscaba algo más. Los que viven de hacer estimaciones de vatios dicen que se trató de una de las mayores prestaciones en una etapa unipuerto de la historia. Pero también cabe decir, ya que no estamos ciegos, que su diferencia fue tan abultada porque por detrás todos se quedaron parados, de forma bastante ilógica e inexplicable. Tanto es así que Ayuso ni siquiera siguió a su gregario Fisher Black, que se quedó en una extraña tierra de nadie, haciendo segundo en la etapa. Tal fue el parón que, en determinado momento, el grupo de favoritos fue alcanzado y rebasado por varios corredores, entre los que se encontraba Mollema, completamente desaparecido en esta vuelta (y en toda la temporada). Fue un final ridículo, pero que puso en duda durante dos días el sólido liderato de Kuss, puesto que Vingegaard se colocaba a 29 segundos del jersey rojo.

 

A Vingegaard se le fue la mano en Bejes, los demás dejaron hacer. (foto de Tim de Waele)

Al día siguiente tocaba el Angliru, pero no decidió nada, como suele ser habitual. Ni siquiera hubo esa sensación de agobio futbolero de otras ocasiones: podría decirse que ya es una cima que pasa desapercibida entre tanta subida inédita asturiana. Remco Evenepoel intentó de nuevo la fuga, pero fue alcanzado después de su descenso demasiado cauteloso del Cordal. Ya en la ascensión, Bahrain marcó el ritmo, primero con ammazzagatti Tiberi y más tarde con Poels, el mayor especialista del Angliru en su corta historia. Pero, a pesar del esfuerzo de Bahrain, no hubo ataque como tal por parte de Landa. No es un reproche: Landa ha sido el único corredor que ha propuesto algo contra el dominio de Jumbo, aunque le hayan fallado las fuerzas. Ayuso y Mas no pueden decir lo mismo. UAE ha jugado muy mal sus cartas, corriendo cada uno por libre, y Movistar no ha tenido ni un equipo ni un líder a la altura de las circunstancias.

En determinado momento, Roglič y Vingegaard se fueron por delante y el liderato de Kuss estuvo durante unos instantes en la cuerda floja. Al parecer, desde la dirección de Jumbo se habían desentendido a lo Pilatos, dando libertad a los tres para jugarse el triunfo final: Kuss podía ser sacrificado para saciar los apetitos de sus líderes. Algunos ya estaban salivando ante una polémica capaz de resucitar una carrera completamente maniatada. Entonces llegó el momento de Landa el salvador, al rescate de Kuss en un momento peliagudo. Recordó a Moe Szyslak utilizando aquel gran ventilador-propulsor para salvar a niños ahogados y repartir comida a los pobres. Por delante la victoria fue para Roglič, con Vingegaard a rueda sin disputar la victoria. A 19 segundos entraban Kuss y Landa, con el norteamericano buscando con cierto nerviosismo la bonificación. Había salvado la situación, Vingegaard se quedaba a 8 segundos. Algunos aun pensaban en heridas abiertas, pero se veía claramente que la carrera había terminado ahí: habría armisticio. 

Poniendo a prueba al vasallo.

A partir de ese momento, lo demás ha sido un mero trámite. La segunda etapa de montaña asturiana fue una tremenda fumada por parte del pelotón, aprovechada por Evenepoel para conseguir su tercer triunfo de etapa. No le costó mucho deshacerse de Damiano Caruso y Max Poole en el doble paso por la Cruz de Linares, una subida a escalones, con tramos de cemento rayado (el material de los sueños húmedos de Guillén). Vingegaard se dejó unos convenientes segunditos en meta para maquillar el resultado. Fue una subida interesante, pero dudo que se consolide, dada esa búsqueda constante, cada año repetida, de la nueva montaña inédita asturiana.  En la etapa de Íscar se esperaban abanicos, pero el viento no sopló. El que sí apareció en su cita personal con las etapas-tabla de planchar fue Alberto Dainese. En la etapa en torno a El Escorial hubo nuevamente fumata, con escapada numerosa y una bella resolución entre Poels, Evenepoel, Pelayo Sánchez, Soler y Van Eetvelt. La carrera discurrió por carreteras estrechas y poco transitadas, invadidas por la maleza, con encinas y berrocales a ambos lados. Poels estuvo muy despierto para interpretar el final, anticipándose al sprint de Evenepoel: conseguía de esa forma su segunda etapa del año, después de una carrera entera con tan solo aquella Lieja solitaria en su palmarés. 

El animador de la carrera, recordando que es bueno darle al coco.

Aquí demostrando sus habilidades con los sprays (mejor con los pedales, claro está).

Y aquí, su recién adquirida velocidad no le valió ante la anticipación de Poels.

Por una vez, la etapa final de Madrid ha estado lejos de ser un paseo. Todo se ha debido al empeño y combatividad de Evenepoel. A decir verdad, sin su presencia la última semana habría sido un cortejo fúnebre.  Una vez entrados en el circuito, cuando ya marchaban destacados Costa, Denz y Kämna, el belga ha decidido lanzar su ataque desde el pelotón. Faltaba una treintena de kilómetros, y solo Groves y Ganna, acompañados de dos compañeros de Ineos, han estado atentos y han tenido fuerzas suficientes para seguir su rueda. La mayor parte de las vueltas ha sido una persecución entre un sexteto delantero, formado por Evenepoel, Ganna, Groves, Costa, Denz y Kämna, y el pelotón, en el que se iban sucediendo los equipos en cabeza. La ventaja no ha superado en ningún momento los 25 segundos y ha sido un pulso de mucha tensión hasta el final. En la misma recta de meta Evenepoel ha lanzado el sprint desde lejos, evitando que fuesen alcanzados: él no ha sacado provecho de esa acción, que ha resultado ser casi un lanzamiento, sino Groves, que se ha llevado de esta forma su tercera victoria, muy merecida. Si se descuenta el lento prolegómeno de las fotos y los brindis, quizá podría haber sido considerada como la mejor etapa de la Vuelta. 

Así pues, la victoria de Kuss, un trabajador humilde, ha generado un consenso casi unánime, aun tratándose del mejor gregario del mundo. Kuss es un corredor que cae simpático, pero no cabe olvidar que su victoria es una solución de conveniencia que evita litigios internos. Su victoria podría interpretarse como la de los parias de la Tierra, pero en realidad es la del jardinero en una mansión de ricos, promocionado al primer rango, tipo Mr.Chance. En Jumbo todos salen contentos y bien parados, pues tanto Vingegaard como Roglič se llevan un par de victorias parciales y ha ganado un corredor querido, que ha contribuido notablemente a los éxitos de ambos. A la manera de las potencias del tratado de Utrecht, Roglič y Vingegaard han renunciado al triunfo a cambio de compensaciones. Quizá se trate de una magra ganancia en comparación con una cuarta victoria en la Vuelta o un doblete Tour-Vuelta. Quizá al danés le entre pereza en un futuro de emprender de nuevo un reto semejante, cuando lo ha tenido tan a tiro este año: puede que se arrepienta de lo sucedido. También Roglič puede que no cuente con una ocasión así para entrar en el terreno del récord. 


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Estos días han sido también jornadas de carreras italianas y belgas. En Italia ha vuelto a competir Pogačar, después de su descanso tras los mundiales, y en Bélgica, Mathieu van der Poel ha lucido su nuevo maillot, consiguiendo su primera victoria de arcoíris. 

Las carreras italianas han sido el Giro della Toscana y la Coppa Sabatini. El gran protagonista de ambas carreras ha sido Pavel Sivakov, alargando el estado de forma que le permitió conseguir el segundo puesto en Montréal. A nivel de equipos, la presencia de UAE ha sido constante. La carrera de Toscana contaba con tres pasos por el Monte Serra, subida no tan famosa por la competición como por los test médico-druídicos, al igual que sucede con el col de la Madone o el Teide. En el último paso por Serra, Sivakov lanzó su ataque. Pogačar, falto de competición, intentó seguirle, pero tuvo que desistir. El exruso (ahora francés, como los taxistas parisinos provenientes de la Rusia Blanca) fue alcanzado por Carapaz, de nuevo en competición desde su caída en el inicio del Tour. Por detrás Pogačar se sacrificó infructuosamente para su gregario Großschartner, que no pudo finalmente contactar. En un determinado momento se vio la típica situación de carrera italiana, con tres parejas persiguiéndose: Sivakov y Carapaz por un lado, Pogačar y Großschartner, y finalmente Formolo y Zana.  En el dúo delantero Carapaz era claramente el más rápido, pero Sivakov aprovechó un paso elevado previo a la recta de meta en Pontedera para lanzar un ataque por sorpresa y llevarse el triunfo en solitario. Pogačar, todavía afinando su preparación de cara a Lombardía, se descolgó completamente desfondado de su compañero Großschartner, de manera que la tercera posición fue para el austríaco y el campeón esloveno se llevó la cuarta, batiendo al sprint a Zana y Formolo.


Esta vez Sivakov puso remedio anticipado a su nulo sprint.


En la Coppa Sabatini se repitieron casi los mismos protagonistas: en un terreno de repechos, Hirschi se marchó con Sivakov, mientras que Pogačar se mantuvo detrás controlando a Carapaz, Lutsenko y Guillaume Martin. En el final en ligera subida de Peccioli, Hirschi contuvo el intento de demarraje de Sivakov y lo batió netamente al sprint. Pogačar hizo lo mismo con Guillaume Martin y Lutsenko. Hirschi se anticipó a su líder, que quizá en esta ocasión sí que estaba en disposición de luchar por la victoria. El campeón suizo ha quedado para este tipo de carreras y por ello abandonará el equipo a final de temporada, para volver a los brazos de Cancellara en Tudor. Estas carreras italianas siempre son un viaje al pasado, con sus organizadores ancianos y sus podios pasados de moda, con azafatas obligadas a posar con poca ropa. 

En la foto hay dos UAEs de 2024, y Hirschi no es uno de ellos.


En Bélgica, la gran sorpresa llegó en la ciudadela de Namur, en el Grand Prix de Wallonie, con la victoria de Gonzalo Serrano. El de Movistar ya se mostró bastante activo el año pasado en esta carrera, quedando segundo tras van der Poel. Este año ha demostrado haber cogido la medida a la subida. La carrera acaba como siempre en la ciudadela, que domina la confluencia de los ríos Sambre y Mosa. Mathieu van der Poel, con poco rodaje, entró mal colocado en la subida, finalizando tan solo cuarto. En las últimas curvas, Dylan Teuns cogió la delantera, seguido a una veintena de metros por Gonzalo Serrano, que fue recortándole distancia hasta rebasarle en los últimos cien metros. El belga se resistió, alterando notablemente la trazada para dificultar ser adelantado: de haber ganado debería haber sido descalificado. Serrano conseguía así el mayor éxito internacional de Movistar en la temporada (junto con la etapa de Rubio en el Giro), ante un Teuns que parece una sombra del corredor que fue en BMC y Bahrain. 

Esta vez no ha ganado gracias a un fallecimiento regio.



También se han disputado el Kampioenschap van Vlaanderen de Koolskamp y el Gran Premio Impanis - Van Petegem (este año llamado Super 8 Classic). En Koolskamp, una pequeña localidad del Flandes occidental, el triunfo se resolvió al sprint, con Philipsen, Groenewegen y Jakobsen entrando casi en paralelo. El triunfo fue para Philipsen, que no suele perdonar en estas semiclásicas belgas al sprint. En la Super 8 Classic, con meta en la destilería de Haacht, Mathieu van der Poel ha obtenido su primer triunfo de arcoíris. La carrera se la ha jugado un sexteto de corredores, con van der Poel y Gianni Vermeersch de Alpecin, Florian Vermeersch de Lotto, Jakob Fuglsang de Israel (desaparecido durante todo el año), Anthony Turgis de Totalenergies y el joven Lars Boven de Jumbo, promocionado desde el equipo de desarrollo. Poco antes estaban acompañados por otro joven, Frank van den Broeck (nombre premonitorio) de DSM, también desde septiembre corriendo carreras con los mayores.  No fue nada difícil para Mathieu van der Poel batir a la competencia al sprint. 

Tres de los mejores sprinters del mundo (por no decir los mejores) de cita en el pueblecito de Koolskamp.


Para los amantes de estas cosas, ganó con culotte blanco.


   

5 comentarios:

  1. Pues decepcionante Vuelta, seguramente una vez más. El recorrido no ayudaba pero el devenir de la carrera tampoco ha ayudado nada, la superioridad de Jumbo ha sido muy grande, y los otros favoritos no han intentado absolutamente nada. Y encima con lo de Kuss, ni siquiera se ha quedado "libre" esa otra plaza de podio, y nadie ha intentado ponerla en duda. Que Roglic y Vingegard parecían mucho mejores que los demás estaba claro, pero es que Kuss ha metido tiempo a todos subiendo.

    Por lo demás, yo quería que ganara Roglic, que me cae especialmente bien, pero el americano es un buen ganador, un premio global a los currantes, y aunque no era el más fuerte, completa un año increible para Jumbo, en el sentido literal de la palabra. Qué dominio tan abrumador, incluso parece que si lo hubieran necesitado, habrían ganado las Grandes Vueltas con más diferencia de lo que lo han hecho.

    En concreto de la Vuelta me quedo con la etapa final, que ha sido muy bonita, y sobre todo porque en lo personal ha sido la primera etapa que he ido a ver con mi hijo, el cual seguramente no recuerde mucho más que esos "coches con bicicletas" en el techo, porque es muy pequeño aún, pero que si sirve para aficionarle un poco al Ciclismo, bienvenido sea.

    Aún nos quedan las clásicas italianas de final de año, que suelen ser divertidas, y quién sabe si una bonita Lombardía. Si Evenepoel y Pogacar se presentan a tope, más el Jumbo que vaya a disputar, seguro que queda algo divertido.

    Gracias por las crónicas y un saludo!

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    1. Poco más a añadir a lo que comentas. No ha sido una Vuelta especialmente memorable, es más, me ha parecido de las menos interesantes de los últimos años. Yo no incidiría tanto en el recorrido, ya que, aun siendo mejorable, era bastante parecido al de otros años. Yo creo que el elemento determinante ha sido la diferencia abismal entre Jumbo y los demás, como bien apuntas. Tampoco creo que sea una cosa exclusiva de presupuestos y salarios. Tampoco de marginal gains, por supuesto. Está claro que en estos momentos Jumbo está un paso por delante de todos los demás equipos, en lo que sea.
      Con respecto a lo de tu hijo, me alegro de que al menos se viese un bonito espectáculo en la etapa de Madrid, algo no siempre habitual. En gran parte se debe a la nueva faceta de Evenepoel como animador. Ha demostrado que en cuanto a ataques y aceleraciones en el llano no tiene rival. Quizá a tu hijo le pique el gusanillo, quién sabe.

      Gracias por los comentarios!
      En general siento que los últimos artículos que he escrito han gusto mucho y es algo que me alegra notablemente.

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  2. Nunca se sabrá del todo realmente por qué Kuss se dejó llevar de manera inexplicable en el final de Beges. Lo entendí como una manera absurda, después de tanto esfuerzo y presión vislumbrando ya el final, o quizás un cambio de órdenes, contrario a la opinión establecida, que relegaban al estadounidense a su verdadero rol en el equipo. Cuatro extraños kilómetros que, inexplicablemente inexplicablemente, no generaron controversia alguna en los medios.
    Enhorabuena por la crónica Ignacio y agradecería tu siempre sabía opinión al respecto.

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    1. Fue quizá el momento más extraño de la Vuelta. Vingegaard atacó y los demás se quedaron parados. Supongo que en el caso de Kuss hubo instrucciones y un deseo de no entorpecer en la posible victoria de Vingegaard. Quiero pensar que en Jumbo esperaban que fuesen los otros equipos los que se pusiesen nerviosos e intentasen limitar la ventaja de Vingegaard. Pero los otros no lo hicieron y casi les sale mal la jugada (mal para Kuss, claro, porque el liderato hubiese seguido en casa). Estas situaciones con dos o tres corredores del mismo equipo disputándose la carrera, y con fuerzas muy parejas, son siempre muy difíciles de gestionar y dan lugar a malentendidos y malos rollos. Cosa que explica también la marcha de Roglic.

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  3. Muchísimas Gracias por tu sabía respuesta y te pido mil perdones por los fallos tipográficos y algunos términos que no han aparecido en el texto. Algunas veces el teclado del móvil me juega malas pasadas.

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