lunes, 13 de octubre de 2025

ALGO DIFERENTE

Hay vida fuera de Pogačar y los UAE, incluso fuera de las demás súperestrellas, y la París - Tours es una buena muestra de ello. La París - Tours, antes reina del otoño, es una ahora una anciana mendiga, con el kilometraje recortado, las facciones alteradas y una competencia creciente de carreras más jóvenes y más guapas. Aun así, su luz otoñal y sus hojas caídas siguen confiriéndole el aroma de despedida que la hace tan especial, aunque la concurrencia sea cada vez más moderada. Algunos equipos World Tour la esquivan, uno de ellos conscientemente, el Soudal Quick-Step, que la vetó cuando entraron los caminos de viñas a rejuvenecer su semblante. De todas maneras, no necesita de grandes nombres para ofrecer un espectáculo interesante. 

Las principales figuras en la salida eran Olav Kooij, Matthew Brennan y Arnaud De Lie. Brennan se descolgó fatigado, mientras que Kooij y De Lie quedaron fuera de juego por los pinchazos, una nueva incidencia de carrera que se ha vuelto determinante desde la inclusión de los caminos de viñas. Una vez estos corredores quedaron sin opciones, los hombres más fuertes parecían ser Christophe Laporte y Mathias Vacek, primero y segundo de la edición de 2024. Sin embargo, a falta de 36,5 kilómetros para meta, saltaron del reducido grupo delantero dos corredores poco vigilados: Paul Lapeira, excampeón de Francia, pero con un año bastante discreto, y Thibaud Gruel, corredor local del Groupama - FDJ. Fueron los grandes protagonistas de la jornada, rodando por delante del grupo de los favoritos, cada vez más fraccionado y reducido por las constantes cuestas y los caminos polvorientos y pedregosos. 

Gruel y Lapeira se las prometían felices...


Por detrás de esta pareja se formó una selección de corredores, con Laporte, Trentin, Bisseger, Withen Philipsen y Vacek. El joven corredor danés del Lidl - Trek, muy presente en las últimas carreras del año, se había dejado ver en cabeza, al servicio de su líder en esta carrera, Vacek; aun así, el checo se descolgó en los últimos repechos, llegando a la ribera del Loira solo cuatro perseguidores. Lapeira y Gruel contaban con apenas 10 segundos de ventaja, pero les podría valer. Su compenetración parecía perfecta al cruzar el puente y entrar en las primeras calles de la ciudad. Pero, al llegar al último kilómetro, sucedió lo incomprensible.

...pero decidieron esperar. 


Lapeira dejó de relevar, quizá intentando ejercer presión sobre su joven acompañante, sobre todo teniendo en cuenta que detrás contaba con un compañero de equipo, Bisseger. Gruel también decidió parar, de forma que la ventaja de ambos se esfumó al instante. Entraban nuevos actores en liza, y la táctica de Décathlon se mostró del todo equivocada, puesto que Bisseger no decidió sorprender, sino que más bien lanzó a sus rivales. La situación pintaba bastante bien para Laporte, dispuesto a conseguir su segundo triunfo consecutivo en Tours, pero por el centro emergió el veteranísimo Trentin. Su sprint fue poderoso, sin ningún atisbo de duda, batiendo netamente a Laporte y a Withen Philipsen. Los corredores de los equipos franceses se quedaban fuera del pódium. Los sprints de Gruel y de Lapeira, en especial de este último, fueron por completo desastrosos. Jugaron al póquer y perdieron toda la apuesta. 

Matteo Trentin: quien tuvo, retuvo. 


Matteo Trentin obtenía de este modo su tercera París - Tours. Las dos primeras parecen ya parte de otro mundo, cuando corría para Lefevere y este no había impuesto su particular boicot a la prueba, ya que todavía no había caminos polvorientos en el menú. Por aquel entonces, en 2015 y 2017, los rivales de Trentin habían sido Van der Sande, Van Avermaet, Kragh Andersen y Terpstra, compañero de equipo. Salvo Kragh Andersen, los demás ya se han retirado. Trentin subsiste a la oleada de retiradas que todos los años se sucede por estas fechas, como por ejemplo Démare, la gran estrella homenajeada del día. Contextualizando el triunfo de Trentin, este se enmarca en la aceleración final por parte de su equipo, el Tudor, con la resurrección de Alaphilippe en Quebec y el excelente resultado de Storer en Lombardía.   

De nuevo Albert W. Philipsen en el pódium. 19 años. 


La temporada baja el telón con esta carrera, con las hojas caídas en la cuneta de la Avenue de Grammont, ahora acortada. No ha habido grandes nombres, sino que la prueba ha traído consigo la añoranza de las carreras impredecibles, con corredores inesperados, con sorpresas de última hora. Es cierto que la participación de esta prueba ha empeorado con el paso del tiempo. Muchos grandes sprinters, antes fieles a la cita en Tours, ahora ignoran la carrera. En otra época habrían estado presentes Milan, Merlier, Philipsen, Meeus, Pedersen. El tijeretazo en el kilometraje, todavía más acusado en tiempos recientes, ha degradado un tanto a esta prueba, pero la mayor concentración de dureza en el final evita un final cantado al sprint e introduce algo de imprevisibilidad. Además, la París - Tours también fue en el pasado la carrera de las innovaciones. En fin, no ha estado nada mal acabar la temporada con algo distinto, con algo no esperado, aunque haya sido un placer menor. 



2 comentarios:

  1. Después de la monotonía de las últimas pruebas, salvo con la excepción de la primera carrera canadiense, agradecí muchísimo esta carrera. Lo de las viñas no me acaba de convencer, le da un aire extraño a medio camino entre otras carreras, y creo que le ha quitado personalidad, pero al menos le añade un elemento de azar, que aunque injusto, hace divertido el desarrollo.

    Los últimos kilómetros estuvieron muy bien, reafirmando principios clásicos del ciclismo (como que siempre es mejor rodar por delante que por detrás en estas carreras). Muy bien aguantaron los dos franceses, porque el grupito que los perseguía dieron la impresión de hacerlo realmente con ahínco, con buenos relevos, pero aún así no estaban pudiendo cerrar esos 10-11 segundos que manejaron.

    La resolución debería ir a la lista de finales absurdos decididos, entiendo, por los directores desde el coche. Estaba muy claro que atrás iba un Decathlon sin trabajar, y también que era con diferencia el más lento. Y aún así decidieron parar los de delante. Y claro, pasó lo que una vez que se produjo la fusión todos sabíamos que iba a pasar.

    Buen apunte el del Tudor y su muy buen desempeño del último mes.

    Gracias por todos los posts del año, ha sido un placer leerte y pasarme a comentar algunas ideas rápidas. Se agradece mucho un lugar tranquilo en el que comentar de manera no visceral lo que sucede un deporte que nos gusta tanto. Prometo ponerme al día de los últimos meses, que tengo comentarios pendientes aún.

    Saludos!

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    1. Muchas gracias por tu último párrafo.
      En cuanto a la carrera, al menos ha ofrecido otras caras. Lamentablemente quizá no de primer orden, pero bueno, al menos no había un corredor de UAE con la victoria ya casi conseguida de antemano. Los Decathlon corrieron fatal. Como dices, esperaban que Bisseger, descansado de ir todo el rato a rueda, rematara al final. Fue una apuesta arriesgada, mucho más que intentar jugársela al sprint con Gruel, donde las opciones eran del 50%, con lo cual les salió mal. Decathlon es un equipo que se está reforzando muchísimo de cara al año que viene, internacionalizándose más, pero deberán cambiar un poco las estrategias, para evitar ridículos así.

      Espero seguir mucho más tiempo escribiendo y disfrutando con ello. Me alegra tener lectores como tú y alguno más, que estáis ahí siempre al pie del cañón, con vuestros comentarios, que enriquecen y amplían las entradas. Un saludo.

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