miércoles, 24 de septiembre de 2025

UN POCO DE HISTORIA

El mundial de Kigali se está desarrollando con una gran normalidad, sobre carreteras limpias y bien asfaltadas, flanqueadas de grupos bastante numerosos de aficionados. La inversión realizada está dando resultado, puesto que la imagen del país africano está siendo inmejorable. Lógicamente no es oro todo lo que reluce. Paul Kagame ostenta el poder del país desde 2000, y aunque Ruanda figure entre los países africanos más seguros y más prósperos, detrás hay una oscura trastienda de acuerdos para acoger refugiados expulsados desde el Reino Unido o Dinamarca, así como negocios turbios al otro lado de la frontera con el Congo, que incluyen la ocupación de un territorio extranjero y la extracción de coltán, para su posterior exportación desde Ruanda al mundo.

De todas maneras, de lo que siempre se habla cuando sale a relucir el nombre de Ruanda es el genocidio de 1994. Los hutus contra los tutsis. Aquello me pilló de niño, solapado entonces con imágenes diarias de las guerras yugoslavas, que recibían, dada la proximidad, más atención mediática. Solo recuerdo la estremecedora imagen de las pilas de cráneos, imagen que ha aparecido de tanto en tanto, en libros de texto, en noticiarios, en documentales, quizá una imagen que no vi entonces, sino tiempo después. Me ha dado por investigar, siendo consciente de mi ignorancia particular sobre el tema, más allá de lo básico. Estos días, aprovechando el campeonato mundial, he decidido informarme más a conciencia, y de paso, trasmitir por aquí todo lo que he ido leyendo. 

La cuestión inicial estriba en determinar si aquello fue un conflicto étnico, o más bien un conflicto social, disfrazado de conflicto étnico después de años de dominación europea. Lo que uno encontrará, tras leer páginas o artículos que conocen más el tema, es más bien lo segundo. En Ruanda había tres etnias, hutus, los mayoritarios, tutsis, en torno a un 15% de la población, y los twa, apenas un 1%. Durante mucho tiempo se ha hablado de los orígenes diversos de estas tres etnias que, curiosamente, compartían la misma lengua. Más que etnias, habría que considerar a estos grupos como castas u órdenes, existentes desde época precolonial. Los hutus era la mayoría campesina, sometida a servidumbre, dominada por una élite de tutsis, dedicados mayoritariamente al pastoreo. Los grupos eran móviles, siendo no tanto castas cerradas como algo parecido a los órdenes existentes en el Antiguo Régimen europeo. La monarquía existente en Ruanda a la llegada de los alemanes era tutsi.

Yuhi V, rey de la monarquía tutelada de Ruanda. 

Las vacas inyambo, características del palacio real de Nyanza.

Reconstrucción del palacio real de Nyanza.

Estatua del explorador alemán Richard Kandt en la Casa Museo Kandt de Kigali. Los alemanes estuvieron en Ruanda hasta el final de la I Guerra Mundial, cuando pasó a Bélgica por mandato de la SDN. 



La llegada de los europeos trastocó todo. Los alemanes, quizá fascinados por el arte y las costumbres de la élite tutsi y de su corte en Nyanza, no quisieron creer que aquello fuera obra exclusiva de negros. Debía haber algo más, dada la mentalidad eurocéntrica y racista de aquel entonces. El racismo dio forma a sus visiones distorsionadas iniciales. Se midieron cráneos, se hicieron listas. Se creó el falso relato de una etnia tutsi, venida desde el Nilo o Etiopía para dominar a los hutus. Según la racista hipótesis hamítica, eran descendientes de Cam, por tanto, descendientes de una rama bíblica de la que también venían los arios: una mezcla letal de pseudociencia y Biblia. Ese mismo relato racista lo compraron los belgas al hacerse con el dominio de la colonia después de la I Guerra Mundial. Mantuvieron la monarquía, aunque sustituyeron en 1931 a Yuhi V por su hijo, Mutara III, ya que el primero no se quería bautizar. Los belgas promocionaron a los tutsis en puestos de la administración, implantando en 1934 una indicación clara en el carnet de identidad de la pertenencia étnica de cada individuo: hutu, tutsi o twa. 

Carnet de identidad bajo el dominio belga, con la indicación de la etnia.

Mutara III, rey desde 1931 a 1959. 


Dibujo (manipulado) y fotografía con un tutsi, un hutu y un twa. En el dibujo se acrecientan las diferencias de altura y rasgos para crear un estereotipo racial. 



La promoción de la élite tutsi por parte de los belgas duró hasta que los tutsis, en los años cincuenta, comenzaron a desarrollar un incipiente movimiento nacionalista. Entonces la metrópoli decidió reequilibrar la situación, promocionando a los hutus y haciendo caer a la monarquía. En 1959 murió Mutara III en extrañas circunstancias y su sucesor, Kigeli V, fue depuesto tras un referéndum en 1961. Fue el inicio de la llamada revolución hutu, que depuso la monarquía, consiguió la independencia en 1962 y provocó que gran parte de la población tutsi, la antigua élite, emigrara a Burundi, Uganda y el Congo. El primer gobierno independiente del partido PARMEHUTU (Parti du Mouvement de l'Emancipation Hutu) de Grégoire Kayibanda duró hasta 1973. Durante su gobierno se acrecentó la opresión de la minoría tutsi, otrora dominante. En 1973 Kayibanda será depuesto por el militar Juvénal Habyarimana, convirtiéndose la República de Ruanda en un régimen de partido único, controlado por el MRND (Mouvement révolutionaire national pour le développement). Si bien se permitió a los tutsis abrir negocios y prosperar, finalizando las matanzas esporádicas, se les impidió el acceso a cargos políticos, así como también se obstaculizó la vuelta de los tutsis en el exilio. 

Grégoire Kayibanda, primer presidente de la Ruanda independiente. No supo manejar los conflictos iniciales entre hutus y tutsis. 

Juvénal Habyarimana, presidente desde 1973 hasta su muerte violenta, en 1994. 

Balduino y Fabiola, reyes de Bélgica, en Ruanda. 


En 1987 los tutsis crean el FPR (Front Patriotique Rwandais) en el exilio, en Uganda. De este grupo armado será un destacado líder el actual gobernante del país, Paul Kagame. El FPR se había formado a partir de otros movimientos de ruandeses tutsis exiliados, que habían contribuido en 1986 a deponer en Uganda a Milton Obote en favor de Yoweri Museveni, actualmente todavía en el poder. En 1990 comenzó la guerra civil ruandesa, cuando el FPR se internó en territorio ruandés por la frontera norte, desde Uganda. 

El FPR contaba con el apoyo de Estados Unidos y del Reino Unido, mientras que el gobierno de Juvénal Habyarimana tenía a Bélgica y Francia como aliadas, sobre todo a esta última. De todas maneras, la política más o menos cauta de Habyarimana en el tema tutsi había permitido que surgiera un grupo en el gobierno más agresivo: el clan akazu, en el que destacaban ministros del gobierno y Agathe Habyarimana, esposa del dictador. Defendían activamente la eliminación física de la etnia tutsi. Hay que tener en cuenta que en todos esos años no se había eliminado del documento de identidad de los ciudadanos ruandeses la indicación de la etnia de pertenencia

En 1993 comenzaron conversaciones de paz entre el gobierno de Habyarimana y el FPR en Arusha (Tanzania). El ambiente se había ido caldeando desde el inicio de la contienda. Había aparecido en los periódicos los Diez Mandamientos Hutu, que defendían la supremacía hutu. Roméo Dallaire, comandante canadiense de la UNAMIR (misión de las Naciones Unidas en Ruanda), ya informaba en enero de 1994 de los planes del gobierno de Ruanda de iniciar un exterminio de los tutsis. En ese enrarecido ambiente, cargado de odio y racismo, la RTLM (Radio Télévision Libre des Mille Collines) propagaba mensajes de odio en antena, mezclados con música moderna y programas de humor (racista) para atraer a los jóvenes. Se llamaba activamente a que el pueblo se pusiera a trabajar en la eliminación de las cucarachas extranjeras. Como en todos los fenómenos de genocidio o exterminio en masa, se comenzó despersonalizando al enemigo: en ese caso, a los vecinos. 

Georges Ruggiu, único europeo condenado por los tribunales internacionales por el genocidio tutsi. Este periodista ítalo-belga destacó por sus mensajes de odio racista anti-tutsi desde la Radio Télévision Libre des Mille Collines. Fue liberado en 2009 por Italia. 



En abril de 1994, el avión en el que viajaban el presidente Habyarimana y el presidente de Burundi fue derribado por un misil de tierra. Se achacó el atentado al FPR, aunque todavía no existen pruebas concluyentes sobre la autoría, siendo también achacada a hutus radicales, miembros del Poder Hutu. Entonces, ante el vacío de poder, comenzaron las matanzas. Durante el breve gobierno de Théodore Sindikubwabo, las milicias del MRND, las Interahamwe, formadas por jóvenes fanatizados, comenzaron las matanzas a nivel local. La población civil hutu era movida por estas milicias a tomar una parte activa en los asesinatos. La implicación fue total, ya fuera por miedo o por obediencia ciega a la autoridad. El arma más empleada en los asesinatos fue el machete, y ni siquiera en las parroquias católicas encontraron refugio los tutsi, puesto que muchos sacerdotes y monjas hutu permitieron el exterminio en sus edificios y espacios. La matanza fue inimaginable, realizada a un ritmo demencial: en apenas 100 días se llegó a un número aproximado entre los 500.000 y 800.000 asesinatos. El objetivo era claro: la eliminación total de los tutsis de la república de Ruanda. No solo fueron asesinados tutsis, sino también aquellos hutus que se negaron a colaborar en las matanzas. La identificación de la etnia en los documentos de los ciudadanos fue clave para permitir a los asesinos seleccionar a sus víctimas. 

Imagen del atentado contra el avión de Habyarimana y Cyprien Ntaryamira, presidente de Burundi, en abril de 1994. El avión, un falcon, había sido regalo de Jacques Chirac.  



La matanza duró hasta julio de 1994, momento en el que el FRP se hizo con el control total del país. En todo aquel maremágnum sanguinario, ante la inoperancia de las fuerzas de la ONU (como en Srebrenica), destaca la presencia ambigua de los franceses, que crearon un corredor humanitario que permitió la huida de hutus hacia el Congo, entre ellos muchos activos genocidas. Fue la llamada Operación Turquesa. El avance del FRP tutsi de Paul Kagame también dejó sus muertos, pero en un número inferior al bestial genocidio perpetrado por las autoridades y la población hutu. La situación no terminó ahí. La guerra se extendió a territorio del Congo, que padeció dos guerras civiles consecutivas, una para deponer a Mobutu Sese Seko, otra para deponer a Laurent-Désiré Kabila, con casi 3,5 millones de muertos. En estas guerras tuvo una participación activa tanto el FPR como ya la Ruanda de Kagame, así como otros países de la zona. Desde el año 2000 Kagame está en el poder. El éxito económico y social de Ruanda se debe en gran parte a la explotación de recursos mineros fuera de su territorio, conseguidos en ese caos posterior a las dos guerras del Congo. A día de hoy, aunque ha vuelto en la persona de Kagame la dominación tradicional tutsi, ya no existen diferencias étnicas en Ruanda, al menos sobre el papel: se consiguió eliminar la infame catalogación de la etnia de pertenencia de cada ciudadano. 

Paul Kagame en conversiones con el secretario de estado de Estados Unidos, William Perry, en julio de 1994. 



2 comentarios:

  1. Perdón por no aportar mucho a tu escrito, pero mi afición a la música me ha llevado a recordar un disco de Ricardo Vicente... por si fuera de tu interés...

    https://www.youtube.com/watch?v=gLxSVillaBc&list=RDgLxSVillaBc&start_radio=1

    https://open.spotify.com/track/4ZT7qhKpMMkcxqclYCnArc?si=238cc72602484d4c

    Muchas gracias por tu labor en este blog. Aunque no escriba nunca soy asiduo lector y espero ansioso la siguiente entrada.

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    1. No lo conocía, la verdad. Es curioso que le haya dedicado una canción al comandante de la UNAMIR.

      Gracias a ti por leerme. Te animo a escribir más.

      Un saludo.

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