domingo, 9 de marzo de 2025

UN TERCER TRIUNFO EN SIENA CON UN ELEMENTO INESPERADO

La Strade Bianche de este año puede resumirse rápidamente, pues se ciñó casi al completo al guion escrito de antemano. Y digo casi al completo puesto que un incidente fortuito e inesperado pudo alterar el resto de la carrera a falta de 49 kilómetros. A la altura de la diminuta localidad de Pieve a Bozzone, un extraño plano interrumpió la sucesión de tomas aéreas de colinas y pueblos abandonados que la realización estaba ofreciendo: en él se veía una cabeza blanca asomar entre las ramas de un arbusto seco y espinoso. No se trataba de un conejo saliendo de la maleza, sino del campeón del mundo, Tadej Pogačar. En ese momento de la carrera, Pogačar marchaba ya en cabeza con Tom Pidcock y Connor Swift, el último superviviente de la fuga del día. La carrera había explotado en Sante Marie, a falta de 78 kilómetros, pero contra todo pronóstico no había sido Pogačar el encargado de encender la mecha, sino Tom Pidcock. De esa manera, con la carrera bastante clarificada, Pogačar había tomado bastante pasado una curva aparentemente inofensiva, con la intención quizá de impresionar a Pidcock con su técnica, con el nefasto resultado de darse un buen revolcón por el asfalto y la cuneta. 

La foto de la jornada. 


Ataque de Pidcock a falta de 78 km. 

Parece un fotograma de una película de zombis. 


Con las gafas descolocadas, el culotte arremangado y múltiples heridas y magulladuras, Pogačar se levantó como un resorte y se subió a la bici, sin tiempo para evaluar los daños. De querer hacer la gracia, podría pensarse que, para evitar una carrera en exceso predecible, el propio Pogačar había asumido un hándicap, un más-difícil-todavía circense. Pero está claro que nadie se cae por gusto. La caída había tenido lugar poco antes de afrontar por primera vez el Colle Pinzuto, en cuyas polvorientas rampas dio alcance a Connor Swift, dejándolo rápidamente atrás. Pogačar tuvo que despertar a su bestia interior antes de lo esperado, afrontando el tramo ascendente a tope. Al coronar, llegó a la altura de Pidcock, que lo comenzó a esperar cuando la ventaja obtenida gracias a la caída y cambio de bici de Pogačar, unos 40-50 segundos, se redujo a 11. A partir de ese momento, salvado ese incidente con gran suerte, el esloveno volvía a recuperar todas sus opciones de victoria, marchando a dúo con Pidcock. En el segundo paso por el encadenado de Colle Pinzuto y Le Tolfe lanzó su ataque, a falta de 18 kilómetros. Un ataque mucho más cercano esta vez que en las dos ocasiones anteriores de 2022 y 2024. En realidad no fue propiamente un ataque, sino una aceleración sentado, como las que ya puso en práctica en la pasada temporada. Pidcock, que hasta el momento se había batido con mucho coraje, no pudo hacer nada ante la enésima exhibición de fuerza del campeón del mundo. Las abrasiones y heridas sangrantes bien visibles bajo su rasgado buzo arcoíris, así como el dolor, no fueron ningún impedimento para obtener un tercer triunfo en la Piazza del Campo. Como mucho introdujeron un elemento de sacralidad nuevo, en cuanto que Pogačar, más frágil que nunca, entró en meta como un santo acribillado a flechazos.

Los estragos de la caída. 

Pidcock le espera.


Su tercera victoria había tenido un ingrediente nuevo, en forma de obstáculo fortuito, que la había hecho menos predecible de lo que se hubiese pensado de antemano. Pero, si se piensa con frialdad, la sangre y el dolor no deberían ser elementos que otorgasen un prestigio añadido a su victoria, sino que más bien deben valorarse como producto de un desgraciado accidente, del que afortunadamente Pogačar ha podido salir indemne. Es más, podría incluso valorarse si una muestra de coraje de tal género, anteponiendo la ambición y el afán de victoria a la propia salud e integridad física, entra más en el terreno de la inconsciencia que en el de la épica. Sin restar ningún mérito a la portentosa exhibición de Pogačar, personalmente pienso que la sangre nunca aporta nada: es un elemento desgraciado y a evitar a toda costa, siempre que se pueda. No es un elemento que haya que esperar para hacer más épica o digna de clickbait una carrera. Como bien sabemos, las caídas van en serio, no son algo a tomarse a la ligera. De hecho, durante la jornada se fueron al suelo Kwiatkoski y Scaroni, con menor suerte que Pogačar, por desgracia. Scaroni quedó inconsciente en la cuneta y fue atendido en un inicio por su propio compañero Bettiol. Afortunadamente quedó en un susto y un aparatoso vendaje.

Sonrisa en Santa Caterina, a pesar del dolor atenuado por la adrenalina. 

Un emocionado Connor Swift atiende a los medios. Tuvo un gran día. 

<<Shit happens>>


Tom Pidcock obtuvo la segunda posición, en una jornada muy meritoria por su parte, mientras que la tercera fue para Tim Wellens. El belga reedita de esta forma un pódium que ya consiguió en 2017.  Wellens logró destacarse de un grupo perseguidor formado por Healy, Bilbao, Cort, Gianni Vermeersch, Valgren y Adrià, que conformarían en ese orden el top-ten. Un top-ten en el que pocos son escaladoresTodos ellos llegaron prácticamente de uno en uno, demostrando que la inclusión de más kilometraje y dureza en la prueba la han acabado convirtiendo en algo más que ciclismo de youtube. Podría decirse incluso que la prueba ha consolidado y mejorado su status, convirtiéndose en una gran clásica, con independencia de las estrellas que renuncien a participar en ella. 

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A diferencia de la prueba masculina, en la prueba femenina sí estaban casi todas las mejores ciclistas: Vollering, Niewiadoma, Longo Borghini, Pieterse, van der Breggen... Solo faltaba Lotte Kopecky, la última ganadora de la carrera. Niewiadoma sufrió una dura caída, que la obligó a la retirada, mientras que Elisa Longo Borghini quedó descolgada. A la pobre, durante la presentación de los equipos, le habían preguntado por su marido, que iba a competir en la prueba masculina, y por su maillot de campeona nacional (Patria e Famiglia, podría decirse, en una entrevista vergonzante).

Por delante se formó un grupo, en el que figuraban, entre otras, Mavi García, Yara Kastelijn, Évita Muzic y Pauline Ferrand-Prévot (también afectada por una caída), siendo alcanzadas posteriormente desde atrás por el grupo de las favoritas, con Labous, Pieterse, Vollering, van der Breggen, Niamh Fisher-Black y Noemi Rüegg. Tras Le Tolfe, la situación quedó resumida a un duelo entre Vollering y su ex-directora van der Breggen, impresionante en su vuelta a la competición. De todas formas, aun es más joven que van Vleuten en sus años mágicos.

Ambas colaboraron en todo el acercamiento por el extrarradio de Siena, examinándose mutuamente con frialdad. Finalmente Vollering hizo su ataque en la empinada calle de Santa Caterina, a falta de 400 metros para el final, entrando en solitario en la Piazza del Campo por delante de su compatriota. El tercer escalón del pódium lo iba a ocupar Pauline Ferrand-Prévot, otra que ha vuelto a la ruta. 

Este año no hubo caballo desbocado, por fortuna.

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Mathieu van der Poel anunció por sorpresa su participación Le Samyn, y como era de esperar consiguió el triunfo casi sin despeinarse en esta prueba local con aroma de clásica. Optó por una apuesta ahorrativa, como la que pretendía haber puesto en práctica Pogačar en la Strade Bianche: esperó al sprint. Allí no tuvo rival. De hecho, Paul Magnier, segundo clasificado, estaba encantado de poder compartir pódium con el nieto de Poupou

Mathieu van der Poel imponiendo su ley también en el calendario menor.


En un sprint similar resolvió Juan Ayuso su victoria en el Trofeo Laigueglia. Fue esta una carrera vibrante, con un continuo sube y baja en torno a la localidad de Laigueglia, situada en la costa ligur, en pleno recorrido de la Milán - Sanremo. La dificultad final era la Colla Micheri, a subir desde Laigueglia en cuatro ocasiones. Después de su arriesgado descenso, se afrontaba el Capo Mele, en sentido contrario al de la Milán - Sanremo. 

Ayuso seleccionó la carrera, junto a la gran sensación italiana de este arranque de temporada, Cristian Scaroni. En el descenso conectaron con ellos Neilson Powless y Michael Storer. Ayuso tomó en cabeza el recto descenso del Capo Mele y aprovechó la inercia para marcarse un formidable sprint que dejó de rueda a sus rivales. Se muestra muy a tono para la próxima Tirreno - Adriático, una carrera que le viene como anillo al dedo. 

Gran sprint de Ayuso en una carrera nerviosa. 

2º Scaroni, 3º Storer, 4º Powless.


4 comentarios:

  1. El propio Pogacar declaró (muy humilde por su parte) que sabiendo lo bien que baja Pidcock lo quiso impresionar... con su "mierda de trazada". Kwiato también ha dicho que se cayó en la misma curva.

    Lo bueno es que la maldición del arco iris no ha podido -por ahora- con el esloveno, y lo malo es que los calvos le han visto las orejas al lobo y no quieren ni pensar en el pavés de Roubaix.

    Sobre la dureza de la prueba, a destacar la facilidad con la que Pogacar abre un hueco de 10segundos en apenas unos centenares de metros a un ciclista que no es precisamente cojo.

    Particularmente, lo que más me gusta de este inicio de temporada es que todo parece orientado a Sanremo con un UAE que asusta con demostraciones de sus gregarios muchos kms antes de los 300 que hay desde Milán, con una amenaza cuasi Trumpista de hacer saltar todo por los aires desde la Cipressa...
    También me gusta la forma que está mostrando Ganna y no tengo dudas que Mvdp llegará a tope.

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    1. Como todos los años se presenta como la carrera más abierta del calendario. Los UAE simplemente con el dúo Wellens-Del Toro pueden hacer mucho daño, y creo que buscarán perfeccionar la táctica del año pasado, aunque ello obligue a un ataque temprano de Pogacar. Si se espera al Poggio, las opciones de sus rivales aumentan, y ahí yo creo que Pidcock puede hacerlo muy bien, vistas las piernas que tiene en este inicio de temporada y su habilidad de bajador. También veo a Ganna mejor, como apuntas, la muestra ha sido la crono inaugural de Tirreno-Adriatico. Parece que ya no tiene otros objetivos que lo aparten de querer ganar la Sanremo. Y por supuesto, van der Poel: es una carrera que se adapta a él a la perfección y este año además llegará algo más rodado que en las temporadas precedentes.

      Un saludo.

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  2. Y ayer Pedersen demostrando que está para aguantar un treno en un puerto de entidad, Ganna haciendo test en llano contra un pelotón lanzado y MVDP neutralizandolo para volver a marcar galones!!!
    Parece que UAE va a tener que llevarse el equipo de gala a Sanremo visto el nivel que están mostrando los rivales

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    1. Lo que me chocó del caso de van der Poel es que luego se desentiende de la victoria de etapa. De haber estado colocado mejor, era suya.

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