Resulta complicado no caer en la grandilocuencia y la emoción a la hora de relatar la Milán - Sanremo que hemos vivido. Una edición que apunta no solo a ser la mejor carrera de la temporada, sino que puede que sea la mejor Milán - Sanremo del siglo XXI, superando a otras ediciones fantásticas, como las de 2018 o 2023. Ello se debe a una generación de corredores atacantes vista pocas veces antes. O más bien a uno de ellos en concreto, el dominador de su época, un corredor que ha decidido hacer del recorrido fácil y largo de este monumento un lienzo en blanco para sus invenciones, dado su empeño, año tras año frustrado, por conseguir ganar esta carrera. Su mera presencia en esta prueba ha alterado paradigmas supuestamente inamovibles, y ni siquiera así ha podido ganar. Alguien más fuerte que él se ha interpuesto, alguien que ha sabido aguantar, sacar músculo a su debido momento y ser más inteligente en los últimos metros, a fin de sacar el mayor rendimiento a su propio talento.
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Una edición para el recuerdo. |
Aunque cueste mantener la cabeza fría, hay que recapitular, echando la vista atrás hacia un inicio de carrera que parece muy lejano, perdido en el tiempo. La grandeza de esta prueba no solo reside en la intensidad inigualable de su final, sino también en su capacidad para enlazar dos geografías distantes, con paisajes y situaciones meteorológicas distintas, la brumosa llanura lombarda y las serpenteantes carreteras ligures, pegadas al mar. Una vez terminada la carrera, parece inimaginable, producto de un extraño encantamiento, que ambos paisajes formen parte de una misma prueba. Resulta impensable que los corredores de ambos mundos, el somnoliento del inicio y el trepidante del final, sean los mismos, y no se haya producido un extraño salto temporal al atravesar el túnel del Turchino. Esa es la majestuosidad de esta prueba, lo que la hace única, incluso dentro del selecto club de los grandes monumentos.
Volvamos pues a ese inicio, no ya en Milán sino en Pavía. Desde hace unos años, por no sé qué extraña desavenencia entre RCS y el gobierno municipal de Milán, ninguna de las carreras de este organizador pasa por la capital lombarda, que es también la sede del grupo empresarial. Así pues, la carrera salía de Pavía, en una jornada lluviosa y fría. En las primeras horas de carrera se formó la fuga habitual, mientras por detrás el pelotón avanzaba remolón, comandado por Silvan Dillier, gregario de van der Poel y Philipsen. Los favoritos intentaban quitarse el frío de encima como podían. Embozados en impermeables, el pelotón parecía un rebaño de ovejas negras.
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Bonita imagen del inicio gris y frío, sacada de la cuenta oficial de la prueba. |
Mientras el pelotón masculino avanzaba pesadamente bajo la lluvia, asomándose a la costa, las chicas se jugaban el triunfo, en la recuperada carrera femenina. Con un recorrido entre Génova y Sanremo, exclusivamente costero y ligur, la prueba se resolvió al sprint, a pesar del empeño de Elisa Longo Borghini por evitarlo. Durante un momento dio la impresión de que la veterana Marianne Vos podría llevarse el triunfo, pero este recayó en la potente Lorena Wiebes, que debe gran parte de su triunfo al trabajo de Lotte Kopecky para neutralizar a la campeona de Italia. Pauline Ferrand-Prevot, cuarta en meta, fue relegada a la última posición del grupo, por estorbar a Rüegg en el sprint al apartarse tras su lanzamiento.
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1º Wiebes, 2º Vos, 3º Rüegg. Un retorno en el que el Poggio no fue decisivo. |
Volviendo a la prueba masculina, superado el largo prólogo, los fugados y el pelotón desembocaron en la costa, siguiendo su línea zigzagueante. Martin Marcellusi fue el último fugado en ser cazado, en la primera rampa de la subida a Cipressa. Aquí estalló la carrera, cumpliéndose algunas expectativas, defraudando otras. Philipsen fue de los primeros en descolgarse. Ya previamente había contactado con el grupo tras un pinchazo, haciendo tras coche. Como apuntaban casi todos los pronósticos, fueron los UAE los encargados de acelerar el ritmo, primero con Wellens, más tarde con Narváez, haciendo un lanzamiento en toda regla a Pogačar. Faltaban tres kilómetros para coronar cuando el campeón del mundo lanzó su ataque. Solo pudieron responder Ganna y van der Poel. Romain Grégoire lo intentó durante unos metros, pero tuvo que desistir. Por detrás, Van Gils se abría, propiciando el corte. El impulso salvaje de Pogačar, respondido por esos dos gigantes, fue suficiente como para pulverizar el récord de Gonchenkov y Colombo. A diferencia de 1996, los protagonistas de este año sí eran corredores realmente relevantes.
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Primera detonación en Cipressa. Grégoire se descolgó del tren. |
Pogačar, van der Poel y Ganna no aflojaron en el descenso de la Cipressa. Pogačar se mantuvo especialmente insistente, no en vano había entrenado los días previos con Niccolò Bonifazio, ex-ciclista kamikaze del terreno. La ventaja del terceto en la iglesia de Cipressa era de 32 segundos, que se convirtieron en 45 en la reincorporación a la vía Aurelia. Detrás no había ninguna posibilidad de persecución: los Lidl-Trek habían desaparecido, con Pedersen incapaz de responder (no le gusta la carrera, dice). Tampoco había señales de Pidcock, que de hecho conectó con este grupo perseguidor tras el descenso. Los tres corredores de cabeza no escatimaron relevos, merendándose con gran rapidez los diez kilómetros hasta el inicio del Poggio. No había nada que hacer ante tres rodadores tan potentes. Eso sí, en todo ese tramo, Pogačar aprovechó la estatura de sus compañeros de fuga para comer menos viento. La ventaja de los tres osciló en torno al minuto, quedando en 49 segundos al iniciarse el Poggio.
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Se inicia el descenso. |
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La habitual fotografía del mural de Cipressa. |
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Tácticas de despiste gatuno para dejar la cabeza. |
Pocas veces se había vivido con anterioridad un ascenso al Poggio tan despejado, con tan pocos actores en liza. Los tres ascendieron rodeados de un coro de gritos, entre los que se oía, sobre todo por atrás, mucho <<vai Pippo!!>>. Pogačar se dejó llevar por el ansia, como siempre, lanzándose al ataque desde las primeras rampas. Parecía necesitar más espacio del que suele ofrecer el Poggio para obtener su ventaja. Van der Poel aguantó el primer ataque, y el segundo, y el tercero, desencajando un poco la boca y bufando. Unos metros por detrás, Ganna iniciaba su propia crono, con un ritmo de pedaleo endiablado. Siempre que Pogačar veía aparecer la enorme figura de Ganna tras una curva, unos diez metros por detrás, lanzaba su ataque, con algo de desesperación al comprobar que los kilómetros pasaban y van der Poel seguía encolado a su rueda.
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¡Al ataque!
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Ganna, siempre unos metros por detrás. |
Entonces llegó un jarro de agua fría para las esperanzas de Pogačar, en forma de contraataque de van der Poel. Quedaba muy poco para coronar el Poggio, Ganna seguía como un yo-yo a distancia, y van der Poel decidió hacer una primera muestra de poderío ante Pogačar, que parecía ya algo cansado. Quizá en ese momento Pogačar se dio cuenta de que iba a morder otra vez el polvo ante van der Poel, su bestia negra en Sanremo. Pudo contactar poco antes del descenso, intercambiando con van der Poel unas palabras, quizá una promesa de marchar juntos hasta meta.
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van der Poel responde. |
Ganna coronó solo unos segundos por detrás del dúo de cabeza, viéndose a partir de ese momento una emocionante persecución en la bajada y en el llano entre el gigante italiano y el dúo de cabeza, ya en las calles de Sanremo. Era posible un parón de los dos de delante al llegar el llano, que permitiese a Ganna coger e incluso atacar por sorpresa. Pero no fue así: van der Poel y Pogačar se relevaron en esos últimos kilómetros, y Ganna solo pudo contactar después de un titánico esfuerzo, ya en el último kilómetro. Ya no había espacio para la sorpresa y sí para un sprint de pura fuerza, en el que la lucidez también iba a ser determinante.
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Ganna, cerrando huecos. |
La ventaja con los perseguidores era abismal, podían tomarse su tiempo para respirar, observarse e interpretar la situación. Van der Poel afrontó ese último kilómetro en cabeza y Pogačar, hasta el momento soldado a su rueda, dejó espacio para que pasara Ganna. Su intención parecía ser la de sorprender desde atrás, pero dejó un espacio excesivo, regalando unos metros preciosos a van der Poel. El de Alpecin, al darse cuenta de la ligera ventaja que le ofrecían sus rivales, aprovechó el instante. Tuvo la claridad mental como para lanzar el sprint de lejos. Fue un sprint de pura fuerza, en el que las posiciones se mantuvieron inalterables. De hecho, no había espacio físico para remontadas. Primero van der Poel, segundo Ganna, tercero, una vez más, Pogačar. Su error de cálculo, y quizá una sobrevaloración de las propias fuerzas de cara al sprint, habían permitido a van der Poel comenzar el sprint con una ventaja letal de un par de metros, imposibles de remontar.
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No se puede dejar una ventaja así a van der Poel (captura de @ammatipyöräily) |
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No hay espacio para remontadas. |
La promesa de más contendientes, como Pidcock o Pedersen, había quedado completamente superada por la contundencia de los hechos. El grupo trasero llegaba a 43 segundos, encabezado por Matthews (uno nuevo top-ten), seguido de Groves, Cort, Pedersen, Kooij, Trentin y Wright. Cabe preguntarse por qué muchos equipos, dada la participación de Pogačar y su predecible estilo ofensivo, no habían alineado en la partida a corredores de un perfil más todoterreno, como por ejemplo Jorgenson. Por no hablar, lógicamente, de la imperdonable ausencia de van Aert. Desde que Pogačar se ha puesto entre ceja y ceja ganar la prueba, resulta complicado apostar por un sprint masivo, a menos que algunos equipos den más importancia a los puntos que a la victoria en sí.
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Del cuarteto de 2023, faltó van Aert. |
De esta manera, Mathieu van der Poel se ha llevado su segunda Milán - Sanremo, rompiendo con el maleficio que durante quince años había impedido repetir victoria a un ganador pasado. Con este triunfo, que queda en casa de Alpecin, Mathieu van der Poel consigue su séptimo monumento, a añadir a su mundial: un palmarés digno de los más grandes de las pruebas de un día, y que seguramente se ampliará todavía más. Por primera vez desde 1996 la carrera se había lanzado desde la Cipressa hasta la meta, pudiéndose gozar de un espectáculo ininterrumpido, con una sucesión de movimientos de tres actores principales que ha quedado inscrita en la larga historia de este monumento. Y recuérdese, un Pogačar que se ha quedado todavía con hambre es una promesa asegurada de grandes ediciones futuras.
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Volverá para intentarlo. |
Mi primera intervención en este gran blog, que leo asiduamente.
ResponderEliminarBrillante post y descripción de la carrera. Tal cual se vio por televisión.
No acabo de descifrar la elucubración "quizá una sobrevaloración de las propias fuerzas de cara al sprint". ¿Acaso Pogacar creía que podría superar en el sprint a Van der Poel? A Ganna aun bueno, por la tostada que podría traer de la persecución. A mi entender, una vez que se vio en Vía Roma, ya supo que aspiraba a la 2ª plaza. Es cierto que, para motivarse, podría estar recordando Montreal 2022, donde batió a Van Aert en un sprint portentoso, pero ese distancia sideral que deja con sus dos rivales, perfectamente vista desde el helicóptero, es o un error o significativa de que no iba a poder batirlos.
Un saludo
Yo creo que intentó tomar distancia para sorprender, pero no había ya ni espacio ni fuerzas suficientes. Van der Poel vio bien la situación y anticipó con un sprint largo, partiendo casi en parado, un tipo de sprint en el que es imbatible.
EliminarUn saludo y te animo a comentar más!
Como siempre es un placer leer unas crónicas tan alejadas del forofismo como próximas a otros temas tangenciales no siempre tan evidentes pero sí muy instructivos.
ResponderEliminarMe encanta la imagen de la Primavera Ciclista cristalizada en una sola prueba y en un solo día cuando arrancan vestidos como para correr en el norte y acaban totalmente de corto al sol del Mediterráneo.
Sobre este punto la primera de mis reflexiones o apuntes:
¿Se cambió Pogacar el buzo durante la carrera ( https://x.com/triviumcolombia/status/1903905965730058641?t=qKxqlp7kg5BOO4l0ai2bfQ&s=19 ) o llevaba algún tipo de mallas encima? Por si alguien sabe algo más
Yendo de lleno a la carrera, y tras reposar el aluvión de ataques multicolor lo primero que destacó es la gran labor de ALPECIN controlando de cabo a rabo (Dillier tira todo el día, y entran perfectamente colocados en la Cipressa), con un Van Der Poel que nunca falla en las (pocas pero) grandes citas que se marca, y no me refiero todavía a la resolución sino a la colocación en carrera no sólo a la entrada de la Cipressa donde empieza de los 3 primeros -mientras Pogacar tiene que remontar más de 10 puestos-sino también ante el ataque decisivo cuando una vez más (igual que hace 2 años) sabe estar a la rueda del gigantón que le va a ayudar en el primer y más violento arreón. Desde que ha superado en palmares a sus ancestros corre con una inteligencia que cada día me sorprende más, y reivindico la MSR de Philipsen cuando atajando el ataque in extremis de Pogacar es capaz de razonar que siendo el principal favorito del grupo que se estaba formando, la mejor baza de victoria para su equipo estaba en su compañero que venía por detrás.
Sobre Pogacar, tengo la sensación de que se le "ha olvidado" ganar de otra forma que no sea por aplastamiento, y de hecho le veo poca confianza en su descenso frente al de los grandes clasicomanos. Ya la lió en Strade y los prematuros ataques en el Poggio me da que responden a que no se veía capaz de mantener una renta de 10seg en el descenso. Atacó con todo una y otra vez donde de verdad podía ganar la carrera y poco más que reprocharle. Si acaso que se repase la victoria de Alaphilipe ganando el sprint de los elegidos o el lanzamiento kilométrico de Asgreen para ahogar a un Van der Poel que en latigazos desde casi parado es imbatible.
Pero lo dicho, fríamente no veo un escenario en el que ayer hubiera podido resolver el esloveno. ¿Esperar a que llegue Ganna y contraataque? VdP corre con más sangre fría y sabe el ansia de victoria del arcoiris. Y para colmo el contrataque en el tramo final del Poggio le dejó claro que ayer tocaba ración de maldición.
Si acaso, muy mejorable la labor del UAE, que de haber seleccionado algo en capo Berta podían haber ejecutado un treno de lanzamiento en la subida, incluso con alguno d ellos corredores cortándose en el peor sitio como está ahora tan de moda. Reventaron el récord de la subida, pero siguen dando la imagen de ser una banda, con esfuerzos individuales desconectados unos de otros.
Sobre el sprint final, creo que no había mucha lana que cortar con un Ganna que perdió años de vida (dicho literalmente por el) por ir reconectando con los de delante y un Pogacar que también lo había jugado todo a llegar en solitario (es curioso ver las fotos de los ataques como Van Der Poel apenas lleva la mueca torcida).
Lo bueno que nos llevamos es que tenemos seguro que el año que viene volverá Pogacar con más ganas si cabe, y que en Flandes hará todo lo posible por devolvérsela como ya vimos en el Giro.
P.D. ¡Dichosos nosotros que lo estamos viendo correr con nuestros ojos! Ojalá los calvos no consigan quitarle de la cabeza lo de ir a Roubaix este año.
La inteligencia táctica de van der Poel es algo que llevamos comentando mucho tiempo. Al principio parecía simplemente un tipo que pisaba fuerte los pedales, pero desde hace ya bastante tiempo se le ve con sangre fría, escogiendo los momentos oportunos y además, bien dirigido. Al contrario que Pogacar, que, como dices, se ha acostumbrado a ganar por aplastamiento y ha perdido la lucidez, o al menos la sangre fría, como para interpretar ciertos finales. De todas maneras, desde el momento en que no puede soltar a van der Poel en el Poggio (porque no pudo), la cosa la tenía muy complicada.
EliminarYo creo que para otro año deberá reinventarse todavía más, aprovechando quizá el cabo Berta para lanzar un ataque por sorpresa. U obligando a que su equipo imprima ritmo más pronto, para romper la carrera en los cabos y que llegue mucho más diezmada a la Cipressa. La Milán - Sanremo es un lienzo en blanco, como digo al principio, en el que se pueden trazar diferentes planos tácticos, más allá de esperar al Poggio, donde Pogacar ha visto que no puede descolgar a van der Poel.
Así pues, se espera una gran temporada de clásicas, con Pogacar con ganas de revancha. A ver qué tal le ha sentado la concentración en altura y los entrenamientos a van Aert, y si ha ganado algo más de osadía por el camino. Yo de él ya estaría cansado de perseguir y que sean siempre otros los que tomen la iniciativa, aunque en con la dirección de equipo que tiene es difícil que sea de otra forma. También espero la aparición de algún otro nombre, que dé un poco más de color a unas rivalidades ya de sobra conocidas.
PD: sobre lo del cambio de ropa de Pogacar, la verdad es que no me di cuenta cuándo lo hizo. Sí que paró en la primera parte en algún momento, pero no sé si lo hizo ya pasado el Turchino, en un momento en el que la carrera iba más tranquila.
Saludos a todos!
ResponderEliminarDespués de unos días de reposo de lo ocurrido, evidentemente confirmo en que se vio una carrera histórica, no creo que haya mucha discrepancia en esto. En lo personal, es increíble lo nervioso que me ponen estos finales (solo al nivel del Mundial), incluso viéndolo desde una objetividad increíble desde el punto de vista de que no tenía preferencia en cuanto al ganador. Aunque debo decir que en el fondo me alegra que Pogacar no ganara solo por saber que esto hace que seguirá viniendo a intentarlo. De hecho para mí esto lo hace más grande, porque sus declaraciones tras la prueba son el reflejo de una mentalidad ganadora increíble.
Lo que ocurre es que para él, en la situación actual, creo que solo le queda intentarlo una y otra vez. A su favor tiene la edad, esos 4 años, creo, de diferencia, porque lo que ha mostrado Van der Poel es que ahora mismo no creo que haya posibilidad de ganarle. Pero muchas cosas en la vida son cuestión de perseverancia, y el intentarlo es la única manera que tiene el esloveno de que las casualidades que necesita para ganar alguna vez se alineen a su favor. Se habla mucho del hueco que dejó en el sprint, de los, tal vez, excesivos intentos que hizo en el Poggio (en lugar de ser más quirúrjico), pero yo realmente pienso que no tenía demasiadas opciones.
Le resta, lo comentado en el post del lienzo en blanco, ser imaginativo e intentar otras cosas diferentes. No sé si llevar la carrera mucho más rápido desde el inicio, no sé si empezar a forzar desde los Capi, no sé si jugar con otras bazas en su equipo... pero la fuerza bruta, en esta carrera y ante este rival, no parece que sea suficiente.
Queda por ver el resto de la temporada, porque leía estos días que irá a Roubaix, qué pasará en las piedras de estas semanas, si se lo tomará como algo extremedamente personal.
Muchas gracias por la crónica y también a los comentarios.
Viendo las posibilidades que apuntas, me extraña que un equipo como UAE no haya decidido jugar la opción de otro corredor como "señuelo". Yo creo que, en el futuro, Isaac Del Toro podría hacer ese papel, aunque en esta edición la verdad es que se le vio poco.
EliminarEn cuanto al final taquicárdico, yo creo que es de las pocas ocasiones del año en el que me suben las pulsaciones (además, de verdad) cuando llega el final. Aquí y en el mundial, y a veces en Flandes y en la París - Roubaix cuando se llega en grupo al velódromo. Es lo que tienen estas grandes carreras, que más allá de su desarrollo más o menos anodino, siempre aportan un aliciente de incertidumbre y emoción que las hace únicas.
En cuanto a las opciones de Pogacar, es cierto que hizo lo que pudo, como comentas, con el problema de encontrar a alguien más fuerte que él. A otros rivales no me cabe la menor duda que los hubiera dejado en el Poggio, pero van der Poel aguantó, incluso permitiéndose el lujo de remachar en el falso llano previo a coronar. Desde la curva de la antigua cabina telefónica, en la que se inicia el descenso, la cosa ya parecía decantada en favor de van der Poel, y únicamente la llegada de Ganna podía aportar algo más de caos e incertidumbre. Lamentablemente para Ganna los cogió demasiado tarde, cuando ya empezaron las miradas y no hubo tiempo para el ataque por sorpresa.
En fin, una clásica memorable, se mira por donde se mire.
Muchas gracias por tu comentario. Ahora vienen los mejores momentos de la temporada.