La temporada ha comenzado con las grandes figuras todavía adormecidas en sus bases secretas, acumulando entrenamientos de cara a la gran cita de julio. A Pogačar y a Vingegaard todavía no se les ha visto con dorsal, pero sus druidas ya han diseñado sus respectivos calendarios, marcando con chinchetas y fosforito el Tour, el único punto de conexión anunciado entre ambos. Como aperitivo y objetivos colaterales, Pogačar se va a decantar por las clásicas y Vingegaard por las vueltas de una semana, y aunque ambos se han puesto de acuerdo en comenzar en España, uno lo hará en el sur y el otro en el norte. El año pasado coincidieron en número de días de competición (54) y quizá este año los cálculos estén más o menos en la misma línea. La tercera pata del trípode, Evenepoel, ya se ha dejado ver en Argentina, pero todavía con la mecha corta: intentó una cabalgada, pero le salió rana. Su objetivo será el Giro, animado por la prima económica y por la posibilidad de obtener una revancha después de su primer contacto desastroso con la prueba en 2021. Las figuritas que faltan por nombrar, Mathieu van der Poel y Wout van Aert, tampoco han pisado la ruta, enfrascados como están en sus luchas en el barro (o polvo y tierra, según se mire).
Toca reanudar la crónica. |
Pero afortunadamente el ciclismo de ruta no solo vive de sus estrellitas, a pesar de estar pasando por una época en la que muchos aficionados se forrarían con sus fotos más de una carpeta. Es un deporte en el que prima la variedad y la sorpresa, e incluso el equipo, y en el que las carreras no se reducen a un monótono A o B que solo funciona para los fans. Por tanto, si nos centramos en los ciclistas que han corrido de momento, la nota más llamativa está siendo el rendimiento de Intermarché - Circus - Wanty. Son el equipo de moda, el que está desencajando más mandíbulas y arqueando más cejas. Su excepcional inicio de temporada podría considerarse simplemente una continuación de la "buena racha" de 2022, en la que incluso Meintjes volvió a ganar. O también un nuevo ejemplo de los prodigiosos arranques de año de los equipos belgas. Pero si antes eran Quick Step o Lotto los protagonistas, ahora lo es este equipo, recién llegado a la élite. Kobe Goossens se mostró en Mallorca como un digno sucesor de De Gendt, demoledor en las fugas, y Rui Costa se ha dado un festín de robar carteras que ni en Pickpocket de Robert Bresson.
Tierra de milagros. El pelotón al paso por Vinalesa (captura de Lorenzo Ciprés) |
De hecho, Rui Costa ha sido el lázaro de este inicio de temporada, después de años de naufragio en UAE. En la Volta a la Comunitat Valenciana se las arregló para llegar con los mejores en los dos finales en alto, no excesivamente exigentes. Y en la última etapa, en el casi siempre intrascendente final en el Cap i Casal, Rui Costa dio una lección magistral de zorrería, pillando por sorpresa a Ciccone en las mismas calles de la ciudad. Llegó a meta con Arensman y lo batió al sprint. En paralelo, como hiciera con Purito hace diez años.
Ritorna la volpe. |
Pero más allá de Intermarché, los inicios de EF y Trek también están siendo interesantes. El equipo de Vaughters consiguió ganar la primera etapa World Tour del año, en ese Down Under que muy pocos han echado de menos. Fue con Alberto Bettiol en una crono en Adelaida, beneficiándose de condiciones atmosféricas más benignas que el resto de contendientes posteriores. El italiano se mostró poderoso y demoledor, ante una competencia encabezada por Dennis, Vine, Simon Yates o Bilbao. A pesar de este inicio pletórico, el italiano estallaría días después en una exhibición de macarrismo y garrulería, lanzando un bidón a un motorista que le estaba grabando o fotografiando en el momento en que había echado pie a tierra en una subida intrascendente, completamente acalambrado. Más tarde, EF ha vuelto a conseguir la victoria con Neilson Powless en la Marsellaise, continuando con el buen estado de forma en Bessèges. Por parte de Trek no son tan inusuales estos buenos inicios de temporada. Este año ya ha conseguido victorias con Simmons en Argentina, Ciccone en València y Skjelmose y Pedersen en Bessèges. De todos estos triunfos el más interesante ha sido el de Ciccone en el Alt de Pins, destacando casi por primera vez fuera de Italia.
"La mierda la Sole...que te meto con el mechero" |
Mientras tanto, los grandes equipos están tardando un poco más en poner en funcionamiento su maquinaria. Como si se tratase del ejército del zar, la movilización está siendo lenta. Ello no impide que hayan dejado caer algunos destellos de calidad. Jumbo - Visma se está tomando las cosas con mucha tranquilidad. Los objetivos importantes todavía son lejanos, pero pueden permitirse que un neoprofesional como Thomas Gloag se deje ver con los mejores en la Volta a la Comunitat Valenciana. El gran rival, el UAE, sí que ha intentado que se luzcan un poco los gregarios: Soler y McNulty en València, Formolo y Großschartner en Arabia, pero sobre todo Vine en Australia, el único que ha mojado. El escalador australiano se prevé como un puntal muy importante para la estructura de los calvos mágicos, puesto que parece haberse sacudido de encima la mala fortuna (o el anonimato posterior) que acompañaba a los ganadores random de etapas por partida doble en la Vuelta. Ineos también se está dejando ver, poco a poco, recuperando para el ciclismo competitivo a Tao Geoghegan Hart, que pareció caer después de su triunfo en el Giro de 2020 en una profunda amnesia deportiva. No hay recuerdos de esos años, solo un gélido vacío. Arensman y Carlos Rodríguez también se han mostrado, sobre todo el andaluz contribuyendo notablemente al triunfo parcial de Geoghegan Hart, evidenciando que serán dos de las figuras destacadas de un equipo que no creo que confíe en exceso en la vuelta de Bernal al ciclismo de máximo nivel.
Tao vence en la rotonda de Cueva Santa. |
Soudal - Quick Step ha comenzado bastante timorato, quizá pensando en que este año el mes de mayo no será de descanso después de la temporada de clásicas. Jakobsen solo obtuvo una victoria en Argentina, cuando en otras condiciones o épocas hubiese conseguido unas cuantas más. No se han prodigado mucho, todo hay que decirlo, como tampoco lo ha hecho Alpecin. De momento, Mauro Schmid es el corredor que ha dejado mejores sensaciones. Bahrain se presentó en València con un equipo digno de Tour al servicio de Bilbao, pero se les acabó escapando la carrera, a pesar de que Landa y Mohorič dieron buenas impresiones; mientras tanto, en Arabia pusieron a rodar al expeditivo Milan, un corredor de gran potencial para rodar y para rematar, si no le pierden las formas. En Bora solo han conseguido de momento un triunfo con Bennett en Argentina y Uijtdebroeks no dio una buena impresión como bajador en Mallorca. El ganador del pasado Tour del Porvenir bajaba tieso como una estaca, quizá aterido por el frío, mientras Kobe Goosens se le marchaba por delante, después de haberle esperado en más de una curva. Aunque sin duda otros de los equipos que más han rentabilizado este principio de año han sido Movistar y DSM: los telefónicos han logrado, cosa insólita, que sus dos grandes fichajes del año ya se hayan estrenado (Gaviria en Argentina y Guerreiro en Arabia, con etapa y general) y DSM parece encaminado a volver a su versión de 2020, con triunfos al sprint de Mayrhofer en la Cadel Evans Ocean Race y Welsford en Argentina. Recuérdese que el año pasado les costó horrores ganar. Y ya a título individual cabría hablar de Arnaud De Lie, corredor al que de momento es difícil ponerle techo. En Bessèges se desenvolvió bien incluso en finales en cuesta y algunos, lanzando las campanas al vuelo, hablan ya de "heredero de Boonen". Por mi parte me sumo al entusiasmo, aunque luego me lleve un tortazo, pues lo que hay en esta página es una verdadera devoción por los ciclistas-granjeros.
Sprint a cuatro en San Juan: Bennett, Gaviria, Jakobsen y Welsford. |
En fin, en todo caso hablamos todavía de citas menores que ni siquiera entran en la revalorización fabuladora y trinchecarloviana de la que hablaba el año pasado. Los desiertos, la calidez del hemisferio sur y de los resorts mediterráneos (esta vez un tanto fríos) no invitan a nada más que a la molicie.
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