lunes, 17 de mayo de 2021

A LA ESPERA DE LA TERCERA SEMANA

Los ojos vidriosos sobre la protuberante nariz, que se intuye bajo la mascarilla, son la antesala de unas lágrimas. Es Egan Bernal, ganador en Campo Felice y nueva maglia rosa,  quien rompe a llorar. Es esta la imagen que se ha querido destacar de una primera semana de Giro algo desvaída en cuanto a competición. Una imagen que seguramente será sepultada por muchas otras una vez la carrera acabe. En realidad hay algo extraño en ver a un campeón llorar. No cabe duda de que las cosas no han debido ser fáciles para Bernal, pero también le gustan mucho las cámaras y aprovechó la ocasión para exhibirse. A partir de ahora, cada vez que hable de su espalda, sus rivales se echarán a temblar.  

Sonrisas y lágrimas

En realidad poco más ha pasado en este inicio de Giro. Las etapas llanas nos han devuelto a la época de Cipollini, en la que el pelotón sesteaba entre bromas hasta que se ponía a 60 km/h cuando conectaban las cámaras de televisión. Con la diferencia de que, en este caso, hay tele desde el principio. Las etapas de media montaña han dado más miedo sobre el perfil que en la realidad, siendo la lluvia y el frío más determinantes que el ritmo, la dureza y la competición. Bernal se ha mostrado fuerte, con una arrancada demoledora cuando la carretera se ha empinado, ya fuese en el final de Sestola o en el sterrato de Campo Felice, pero todavía no ha marcado diferencias.

La carrera está sutilmente maniatada por Ineos y Deceunick, sumidos en un pique en las alturas que quizá acabe agotándolos, para bien del ciclismo. Un ejemplo se ha visto en la intrascedente etapa de hoy, con meta en Foligno, en el traguardo volante bonificado. Ha sido un sprint a muerte entre los Ineos y Evenepoel. El menudo campeón en ciernes, aterrizado desde la playa con paracaídas incluido, se ha puesto a la par que la locomotora Ganna, en una demostración más de fuerza que de cabeza. Las hormonas, quizá. Mientras los Ineos y Evenepoel compiten por el día a día en las portadas, Vlasov, Carthy y algún otro los contemplan desde la distancia, sin haber perdido apenas tiempo. También Simon Yates, siempre a cola, ya se trate del gran pelotón o del grupo de elegidos en montaña.  

El punto y la i compitiendo por un sprint.

Ha habido bajas también. La más notable la de Mikel Landa, que acabó por los suelos en Cattolica. Como sucede con todo lo que rodea a Landa, los motivos de la caída suscitaron ríos de tinta, de poca importancia vistos a día de hoy. Hubo incluso dedos acusatorios. Landa se había mostrado ofensivo en la etapa de Sestola, con un equipo muy compenetrado a su servicio, con Bilbao, Caruso, Mohorič, Mäder...Sin embargo, en lo que parece ser el sino de landismo, todo acabó por los suelos por culpa de la mala suerte.

"Papá, papá, ¿por qué somos de Landa?"

El resto de esta primera semana ha sido un collage de breves destellos puntuales y etapas fumadas. Filippo Ganna engañó y arrasó en Turín, Taco van der Hoorn dignificó el ciclismo con una escapada exitosa y en la etapa de Sestola se vieron grandes momentos de ciclismo, propiciados por la lluvia, el frío y los duros porcentajes. La lucha en el seno de la escapada dio el triunfo a Joe Dombrowski y la maglia a Alessandro De Marchi, aunque lo más interesante estuvo detrás, con ataque y réplica de Landa y Bernal. Los dos escaladores sacaron unos segunditos junto con Ciccone, Carthy y Vlasov. João Almeida decía ya completamente adiós a la carrera, demostrando que los protagonistas de 2020 no lo serán este año.

Dombrowski gana en un día de caretos y frío (via @__blind_side)

 

El final de San Giacomo, en Ascoli Piceno, deparó por fin un gran triunfo para Gino Mäder, escalador de gran futuro. No necesitó regalos ni nadie se acordó de los sucesos de Niza. La etapa fue interesante principalmente en la larga bajada desde Forca di Presta, con amplios y bellos páramos, en los que Ineos, comandado por Ganna, intentó incluso montar un abanico, mientras De Marchi naufragaba por detrás. Se vivieron momentos muy interesantes, con un duelo de trotones entre Mohorič por delante, sacrificándose para Mäder, y Ganna por detrás. Durante unos instantes de la carrera, un hiperactivo Ciccone estuvo entre medias, acompañado de Bettiol y Bardet. Se vieron momentos de mucha gestualidad italiana por parte de Bettiol, que recriminaba a Ciccone que no tirarse (al tener a Mollema en la escapada delantera). Bettiol está mostrándose como un buen chico de los recados del Education First, omnisciente e inusualmente escalador, algo que apunta cosas buenas para Carthy en la última semana. En la subida a San Giacomo, Bernal volvía a mostrarse atacante, aunque sin sacar diferencias significativas a sus rivales. Attila Valter se hacía con el liderato, el primero para su exótico país (insólito en términos ciclistas). 

Tras Mäder, Bernal, Dan Martin, Evenepoel y Ciccone.

La etapa de Campo Felice fue un injerto muy guillenesco en pleno Giro, que dio como resultado una lucha final por los segunditos, con una arrancada pancartera de Bernal en pos del triunfo. El colombiano se merendó en un santiamén a los dos escapados, Koen Bouwman y Geoffrey Bouchard, en pleno sterrato. Como está sucediendo siempre, el colombiano abrió una gran diferencia con su demoledor ataque, que luego a fue poco a poco controlada a ritmo por Evenepoel, Vlasov y compañía, siendo el belga el que suele llevar la voz cantante. Al colombiano le sirvió para llevarse el triunfo y la maglia, despúes de haber señalado en la salida que no las tenía todas consigo por su maltrecha espalda. 

Finalmente en la etapa de hoy, con meta en Foligno, el triunfo ha ido a parar a Sagan, después de una espléndida labor del Bora, en especial de Giovanni Aleotti, reventando a los sprinters rivales. Una caída aislada en el último kilómetro de un único corredor ha sido aprovechada por los equipos dominantes para entrar cortados todos juntos, ocupando todo el ancho de la calzada, al modo de una grupeta de sprinters pasándose unos minutos del fuera de control. Vlasov y Soler habían estado atentos y habían entrado ligeramente por delante, pero la actitud mafiosa de los equipos punteros era un órdago a la organización, un "a que no hay huevos a picar tiempos" en toda regla. No los ha habido. 

También ha habido lugares de interés, como Cusano Mutri, provincia de Benevento (vía @TuristaVuelta).

  

Termina así una primera semana sin grandes alardes, sin grandes demostraciones, y sí una lucha guillenesca por los segunditos. Da la impresión de que algunos intentan amarrar un triunfo parcial o unos días de liderato para calmar así sus inseguridades de cara a las tres semanas. En otros casos prima la cautela. Los ejemplos de Simon Yates, Almeida y tantos otros son demasiado recientes y en un  contexto hostil como el del Giro, predomina un natural y humano instinto de autoconservación.

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