miércoles, 9 de octubre de 2024

DÍAS DE LLUVIA Y CICLISMO

El pelotón está siendo acompañado por una lluvia constante durante las últimas semanas, que solo remite en momentos puntuales. Así se planteaba el Giro dell'Emilia, con unas condiciones de frío y lluvia muy propicias para que Tadej Pogačar estrenase su nuevo maillot por todo lo alto. En la salida en Vignola estaba acompañado por Primož Roglič y Remco Evenepoel como principales rivales, pero a la hora de la verdad poco pudieron oponer a la abrumadora superioridad del campeón esloveno. Hizo lo que quiso, para sorpresa de nadie. Evenepoel y Roglič asomaron tímidamente la nariz en la parte delantera del pelotón en la primera ascensión a San Luca y, sin tiempo para la respuesta, Pogačar lanzó su ataque. Faltaban 37 kilómetros para meta, una minucia en comparación con los 100 del otro día. Solo Jorgenson intentó seguirle en vano. El esloveno se merendó San Luca cinco veces, con sus subidas y bajadas, marcando en la primera ascensión el segundo mejor tiempo histórico, solo superado por su propio registro en el pasado Tour, acompañado de Vingegaard. Evenepoel y Roglič acabaron retirándose y las plazas del pódium quedaron para Pidcock y el prometedor Piganzoli, a casi dos minutos del ganador. 


Foto de Cor Vos.

Más rápido que las motos.

A 38 kilómetros todos los favoritos delante. A 37, solo uno. 


Pidcock y Piganzoli, sus acompañantes en el pódium (no se ven las mortadelas)


A continuación se disputaron las dos primeras carreras del Trittico Lombardo, la Coppa Agostoni, en un día soleado, y la Coppa Bernocchi, de nuevo bajo el agua. En Lissone llegó a meta un cuarteto, destacado en el Colle Brianza, formado por Hirschi, Grégoire, Lapeira y Aranburu. Los cuatro eran corredores rápidos, pero acabó imponiéndose Hirschi, el sustituto para los días en los que Pogačar descansa. Aranburu, quizá el más rápido sobre el papel, gastó demasiado en ataques improcedentes. En Legnano la victoria se la jugaron corredores menores, a pesar de la participación de Evenepoel. Por tercera vez consecutiva el triunfo se lo llevó un belga, Stan Van Tricht, del Alpecin, inaugurando sus victorias profesionales. Bart Lemmen fue escapado durante el tramo final de la prueba. Daba la impresión de que el ex-militar iba a levantar la moral de un equipo que ha entrado en una fase de estancamiento alarmante sin van Aert ni Vingegaard. Finalmente le dio alcance un grupo formado por Sivakov (cuota UAE), Adrià, Powless, Baudin, Pinarello (superviviente de una fuga) y Van Tricht. Adrià podía hacer valer su punta de velocidad, aquella con la que logró imponerse en la ciudadela de Namur, pero fue el que más gastó en la persecución de Lemmen. La tercera carrera del Trittico Lombardo no llegó a disputarse. 

El desconocido Van Tricht gana la Coppa Bernocchi. Adrià tercero.

Hirschi una vez más en Italia.

Franceses en Italia: Grégoire y Lapeira acompañan a Hirschi en el pódium.


La lluvia volvía a arreciar con fuerza sobre el recorrido de la Tre Valli Varesine, formando una cortina tupida que impedía la visibilidad. De todas maneras, las chicas hicieron su carrera, con victoria de Cédrine Kerbaol. No había sido una prueba segura, como casi nunca lo son las pruebas italianas: en ocasiones, las chicas se habían topado con algún coche de cara, apartado en el último momento. Chapuzas por el estilo se vieron también en el Giro dell'Emilia, en el que el pelotón se encontró en la ruta con camiones, furgonetas o coches de los carabinieri  aparcados de cualquier manera, ocupando casi todo un carril: un desastre organizativo y circulatorio que, añadido a la tragedia de Muriel Furrer, obligó al plantón. Los ciclistas decidieron parar la carrera, después de haberse disputado 60 kilómetros, debido a la peligrosidad ocasionada por la lluvia. Pogačar asumió el rol de delegado sindical, en un papel en el que se le veía un tanto incómodo, con Jacopo Mosca y Rui Costa como veteranos espoleándole por detrás. De todas maneras, su estilo suave acabó imponiéndose. 

En el Giro dell'Emilia, el CAOS (captura de @ADescenso)


Y en la Tre Valli Varesine, más de lo mismo.


Pero quizá la carrera más interesante de toda esta recta final previa a Lombardía haya sido la París - Tours. A pesar del nuevo interés que aportan los caminos de viñas, la carrera no ha recuperado su participación ni ha ascendido de categoría, a pesar de contar con todo el aparato de ASO detrás. Da la impresión de que la organización lo quiere así, dando a la prueba cierto aire menor y local, rural, alejado de la modernidad: un toque melancólico muy francés. De todas maneras, en la salida estaban Pedersen, Philipsen, De Lie, Girmay, Laporte, Madouas y otros tantos corredores interesantes. El campeonato mundial de gravel, disputado irónicamente el mismo día y ganado con una pierna por van der Poel (de hecho, era un juguetito diseñado para él), restó también algo de participación.

La lluvia añadió ese aliciente épico que muchos desean, de caras enmascaradas y ciclismo a la antigua. Al menos no hubo caídas ni incidencias destacadas, al no tratarse de resbaladizos adoquines, sino simplemente de tierra. La carrera tuvo un desarrollo interesante, aunque quizá con menos incertidumbre que otras veces. Pedersen lanzó la carrera demasiado pronto, casi en el primer tramo de tierra. Dio alcance a la fuga del día, de la que solo se mantuvo a su rueda Affini. El rostro del italiano fue recubriéndose de capas sucesivas de tierra gris, mientras el de Pedersen permanecía brillante y limpio, al rodar siempre en cabeza, sin demandar relevos. De todas maneras, su ataque fue bastante temerario, pogacariano y sin visos de prosperar. Llegó una segunda hornada, precisamente de los mismos equipos, a sustituirlos en cabeza: Laporte y Vacek. Ellos se jugarían la carrera. 


Al acabar las colinas y descender junto al Loira, la carrera volvió a adquirir la magnificencia de antaño, cuando era la reina del otoño, con permiso del Lombardía. En la avenue de Grammont, ahora acortada, no hubo mucha historia: Laporte consiguió batir netamente a Vacek, salvando de esta manera una temporada bastante irregular, solo matizada por la medalla de bronce de París. Su grito en meta era el de todo su equipo, necesitado de triunfos en esta recta final de la temporada.   

El auténtico mundial gravel. 

El sábado tendrá lugar la última gran prueba del año, el Giro de Lombardía, con un claro favorito, el ganador de las últimas tres ediciones: Tadej Pogačar. Dados los precedentes y las fuerzas menguantes, otra cosa sería rara que sucediese. Es una carrera que se adapta a sus características como un guante a la mano e intentará además no dejar pasar la oportunidad de unirse al selecto grupo de corredores que han ganado la carrera vestidos de arcoíris (Alfredo Binda, Tom Simpson, Eddy Merckx, Felice Gimondi, Giuseppe Saronni, Oscar Camenzind y Paolo Bettini). 

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