domingo, 27 de agosto de 2023

"WE ARE NOT MONKEYS IN THE CIRCUS"

Una vez más, la Vuelta ha planteado como etapa inicial una crono por equipos urbana. Es este un modelo completamente agotado, ya que no suele deparar un gran espectáculo deportivo. Su objetivo es otro: enseñar la ciudad de acogida (siempre y cuando sea de día) y de forma secundaria, garantizar bastante público. Esta vez se optó por un horario de noche. La salida del primer equipo estaba prevista a la siete menos cinco, llegando el último alrededor de las ocho y media. Unos equipos saldrían de día, otros ya anocheciendo. A todo ello se sumó la lluvia, la excusa perfecta para todos aquellos que no quieren ver el fallo organizativo de base. Los organizadores pensaban ofrecer una imagen de Barcelona al atardecer parecida a la de los Campos Elíseos en julio, pero les salió una bien diferente, debido a varios motivos. Los nubarrones oscurecieron el ambiente, ya de por sí oscuro debido a la iluminación de estándares europeos (es decir, tirando a escasa) de la ciudad. Tampoco nadie pareció reparar en que anochece más pronto a finales de agosto que a finales de julio. Todo ello dio como resultado que de Barcelona solo se vieran bultos, contornos y algún destello, y que la imagen de la ciudad ofrecida no fuera París, sino algo más parecido a la insegura Nueva York de Taxi Driver. Se esperan los informes de retorno económico.


Dominado por su personaje, pero esta vez con razón.


Malas calles.

Había grandes rectas, pero también alguna curva complicada y encharcada justo antes de meta, en la rotonda de la plaça d'Espanya. La rampa de salida, una gran plataforma publicitaria ubicada sobre la playa, estaba completamente encharcada, con voluntarios intentando secarla con mopas, al estilo curling (como se apuntó en las redes sociales). El segundo equipo en tomar la salida, el dsm - firmenich, marcó el mejor tiempo, y se mantuvo en cabeza hasta el final. Hicieron una magnífica crono al disponer de jóvenes promesas (Milesi, Poole, Onley), pero también por salir de día. En un primer momento, EF Education y Groupama - FDJ fueron los únicos que se les aproximaron. Jumbo – Visma, Ineos y UAE tuvieron algunos incidentes que les impidieron hacer mejor tiempo. Vingegaard y Almeida pincharon e Ineos perdió ya ayer a De Plus, clasificado entre los diez primeros en el pasado Giro de Italia. Otros equipos, como Jayco – AlUla, con Dunbar como líder, se fueron casi al completo al suelo. Solo al final las cosas se pusieron interesantes, con Movistar marcando un excelente tiempo (hicieron el mismo tiempo que dsm) y con Soudal - Quick Step defendiéndose muy bien, dadas las circunstancias. En ambos casos, entraron ya claramente de noche, solo iluminados por los faros de los coches.

 

En la silla caliente desde casi el principio.

Pinchazo para Vingegaard (vía @Kijanoes)


Después de algunas declaraciones tibias (qué se le va a hacer, la lluvia...), hubo que esperar a Evenepoel, el corredor con menos filtro, para escuchar algo auténtico. No se esperó a ser preguntado, sino que buscó a las cámaras: mandó a todos a la mierda, acabando con un “we are not monkeys in the circus”. También apartó algunos micrófonos a mala leche, al modo Fignon. Más allá de los dejes de su personaje, en esta ocasión llevaba toda la razón y fue el único que realmente alzó la voz ante un atropello de contrarreloj, corrida a una hora inusual para la práctica deportiva. Juan Ayuso fue algo más comedido, pero también incidió en que los últimos participantes no veían nada, ni las trapas, ni los baches. Fue un auténtico despropósito de carrera. Existen precedentes de cronos nocturnas en la Vuelta: en Murcia en 1999, en una crono individual, y en Sevilla en 2010, también por equipos. Si bien en los dos casos anteriores no hubo lluvia, tampoco son comparables con el desastre de anoche. La de 1999 era una crono individual, siempre menos peligrosa que una crono por equipos urbana (algo así como intentar pasear a una pantera por el pasillo de un apartamento céntrico). En la de 2010 todos compitieron de noche (el factor de atardecer ASO no se contempló), y la ciudad estaba más iluminada.

 

"Dejadme hablar, dejadme hablar. ¡Dejad hablar a la minoría silenciosa!"


Lo peor de todo es que se sabía. A nadie le sorprende una cosa así por parte de la organización de la Vuelta. El Giro de Mauro Vegni se caracteriza por las bajadas de pantalones y el Tour de Christian Prudhomme por las medidas propagandísticas, que solo sirven para ocultar los fallos organizativos concernientes a la seguridad de los ciclistas, en especial en las subidas atestadas de público. En el caso de la Vuelta, la marca de estilo de Guillén son las innovaciones que salen mal, los tiros que salen por la culata, a la manera de las intentonas de un Pier Nodoyuna. Muchas son innovaciones inanes, como las bateas, el paseo marítimo de Marbella o los innumerables muritos condenados al olvido. En otras ocasiones, el afán de notoriedad acaba produciendo estropicios mayúsculos, como en la llegada de Estaca de Bares o en la crono de Torrevieja. Sin embargo, ninguna supera a lo de ayer. Ha habido aciertos también, etapas bien diseñadas, no todo ha sido malo, como aquella de Guadalajara de 2019, o las de Cullera y de Mos en 2021, pero la prevalencia del murito se impone, y también la del empastre.

Si se comparan las tres grandes vueltas, en estos últimos tiempos el Tour, aun perdiendo dureza, continúa siendo el gran evento al que ningún ciclista quiere renunciar, mientras que el Giro, con su tendencia al clasicismo, se ha convertido en un segundo plato algo deslavazado, territorio apto para los sabotajes. En el caso del Tour, la competencia y el ritmo constante de estos años postpandémicos ha acabado haciendo de la carrera una carnicería, alejándose de la mansedumbre de los años de Froome. Por lo que respecta al Giro, gran parte de la clase media se ha dado de baja, pero la meteorología sigue influyendo, al igual que la montaña sigue estando en su sitio, como una muralla. ¿Qué papel le queda pues a la Vuelta? Mantiene su atractivo entre las figuras, por ser una carrera tranquila sobre el papel, sin la competencia del Tour ni la dureza del Giro. Por ello, por su carácter más asequible, ha acabado convirtiéndose con el paso de los años en un campamento de final de verano, donde los novatos se foguean. Por una razón semejante también continúa siendo un territorio para los buscadores de fortunas, los Marczynskis y Ben Kings de cada temporada. En esta ocasión, más allá de los favoritos indiscutibles (Roglic, Vingegaard, Evenepoel) y de los posibles (Almeida, Ayuso, Thomas, Mas, Vlasov), habrá que fijarse en corredores como Uijtdebroeks, Poole, Lenny Martinez o Grégoire, que pueden hacerlo bien. En cuanto a corredores rápidos, la cosa estará entre Groves y Molano: no ha venido un buen plantel de velocistas. Eso sí, no me aventuro a decir quién puede ser el Marczynski de esta ocasión. 

2 comentarios:

  1. Pocas cosas tan absurdas que una CRE urbana. Si algo bueno tienen las CRE es ver rodar a los equipos, ver sus estrategias de relevos y gestión de esfuerzos (y en general todo aquello por lo que lleva años sacando pecho Manolo Saiz). Llevarlos por un circuito revirado, urbano, no aporta nada, ni diferencias, ni nada de cara a lo que es ciclismo. Y si añades las salidas estrambóticas que creo que solo le gustan a Guillén y a los palomeros que tiene, se obtiene un cocktail que hace que por lo menos yo jamás vea esta etapa inicial tan propia de la Vuelta.

    Por cierto, escuché a Guillén hablando sobre lo del sábado y ni un poquito de autocrítica, solo que qué mala suerte lo de la tormenta.

    En general la Vuelta a España a mí siempre me ha parecido muy distante del Tour y del Giro. Ver una etapa me supone pereza de entrada, porque no me gustan ni los colores, ni las llegadas, y muchas veces tampoco los diseños de etapa. El Tour es el Tour, tan simple como eso, y al Giro le tengo un cariño especial por muchos motivos.

    En cuanto a participación, falta mucha clase media. La del Tour es siempre brutal, la del Giro incluye siempre gente de nivel, pero en la Vuelta hay mucho corredor de "relleno". A ver los jóvenes, sobre todo los que comentas, y sobre el Marczynski de turno, ni tú puedes aventurarte ni nadie puede hacerlo: siempre es una sorpresa y puede ser cualquiera! Lo que está claro es nunca tendrá un rendimiento posterior igual.

    Un saludo!

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    1. Gracias por tu comentario. Opino lo mismo sobre las cronos urbanas. Además, son muy fáciles de olvidar. De todas ellas me acuerdo del toque estrambótico (las bateas, el paseo marítimo, la montaña de sal) pero soy incapaz de recordar qué equipo ganó. Porque realmente como espectáculo deportivo ofrecen muy poco. Quizá se trate de eso: vender la tontería de turno, más allá de la competición.
      Un saludo!

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