domingo, 23 de abril de 2023

DESEQUILIBRIOS DE PODER

En el ciclismo actual se vive un periodo de fuerzas compensadas, de equilibrios diplomáticos al modo de los mapas trazados por las grandes potencias en el Congreso de Viena. Si entonces eran Reino Unido, Francia, Rusia, Prusia y Austria las cinco potencias, ahora son seis los nombres que destacan por encima del resto, empequeñeciendo a todo ciclista que pretende hacerse un hueco en un pelotón en exceso controlado. La fuerza de un gran corredor debe estar compensada por la de otro en cada carrera. Al inicio de la París – Niza, las fuerzas Pogacar y  Vingegaard parecían contrarrestadas. En Milán – Sanremo, Ronde van Vlaanderen y E3 de Harelbeke, las fuerzas de van der Poel, van Aert y Pogacar estaban equilibradas. Lo mismo en la Volta, entre Roglic y Evenepoel. En la París – Roubaix, a van der Poel se oponía van Aert. En caso de no haber estas fuerzas contrastadas, la balanza cae rápidamente en favor del corredor dominante, propiciando carreras monótonas, en las que se hace patente la desigualdad de condiciones y la inoperancia de los equipos. Un gran ciclista podrá escaparse a falta de 30 kilómetros sin que exista por detrás posibilidad alguna de organizarse, algo impensable hace diez o quince años.

Los seis grandes repartiéndose el poder.


Hoy se preveía un juego de equilibrios semejante para la Lieja, con Evenepoel haciendo de perfecto equilibrio a Pogacar, en un duelo que pocas veces antes se ha visto en todo su esplendor. Pero no ha sido esta la ocasión de verlo, como si de alguna manera el azar quisiese privar a los más adictos de su golosina. La carrera ha terminado antes de que hubiera imágenes. Una caída de Mikkel Honoré y Tadej Pogacar, con reventón de ruedas incluido, ha acabado con una fractura de escafoides para el esloveno, dejando el camino libre para que Evenepoel obtuviera su segunda Lieja.

Así ha sido, simplemente, aunque suene simplista. No ha habido carrera. Soudal – Quick Step ha marcado el ritmo, controlando a los fugados, de los que Simone Velasco ha sido el que más ha aguantado. Un ataque de Tratnik desde atrás, antes de Stockeu, ha puesto un poco de aliciente a la carrera, que habría sido más soporífera si cabe. Comenzaba a llover y podía sentirse el frío desde el otro lado de la pantalla. Por detrás, Serry, Alaphilippe y Vervaeke marcaban el ritmo, descolgándose en extrañas circunstancias un reguero de corredores, aquellos que tendrían que haber presentado un poco de oposición al dominio aplastante del belga: Gaudu, Mas y Landa.

Mirando el paisaje.


El dúo delantero formado por Tratnik y Velasco ha tomado todavía con unos segundos de ventaja la subida de La Redoute, pero han sido absorbidos sin ataques por parte del grupo. Ilan Van Wylder ha marcado el ritmo en la ascensión, con Evenepoel a rueda, y otros corredores destacados, como Pidcock o Healy, asomando por la parte delantera. Al llegar al falso llano que corona la colina, Evenepoel ha amagado con atacar, y casi sin querer ha acabado marchándose. Con menos esfuerzo que el año anterior, y con una arrancada más suave, él y su espantoso mono blanco han adquirido una ventaja significativa, que ha sido reducida en dos curvas por Pidcock, el corredor más atento. Pero no ha durado mucho la esperanza de ver algo de competitividad en la prueba: Evenepoel ha pedido relevo a Pidcock, este se lo ha negado y, en un cambio de plano, ya se ha visto a Evenepoel por delante, descolgando a Pidcock simplemente a ritmo en una zona de falso llano. 

El momento en el que se marcha Evenepoel por delante.

 

Ya no ha habido más historia. Evenepoel se ha dado un auténtico paseo, adquiriendo con gran rapidez una ventaja de un minuto, que ni siquiera se ha reducido cuando tomaba muchas precauciones en las zonas de bajada. En las zonas de falso llano descendente se le veía con el máximo desarrollo puesto, acoplado como suele rodar, hecho una bola. Por detrás Pidcock ha pagado el esfuerzo de intentar seguirle, siendo alcanzado primero por la pareja de Trek, Ciccone y Skjelmose, y después por el grupo perseguidor, mucho más numeroso, con Healy, Buitrago, Hirschi, Benoot, Ion Izagirre, Madouas y Guillaume Martin, entre otros. Ha habido un conato de persecución por parte de Ineos, con De Plus y Sivakov, pero Evenepoel ya disponía de una cómoda renta de un minuto y medio.

En la Roche aux Faucons se han destacado por detrás Ben Healy y Santiago Buitrago, el irlandés con un estilo tan tosco como el de las cruces celtas, y Buitrago apretando el rostro, dispuesto a colaborar lo mínimo. Han sido alcanzados por detrás por Pidcock, parcialmente resucitado. Mientras tanto, Evenepoel ya manejaba las últimas curvas de descenso por el extrarradio de Lieja. En el sprint por el podium, Pidcock ha conseguido su mejor puesto en clásicas monumento, seguido por Buitrago, que toma el testigo de Landa en la Flecha Valona. 

¡Fantástico segundo puesto conseguido por Buitrago en la ceremonia de premios!

En fin, Evenepoel ha cumplido la parte de su pacto. La carrera, francamente desequilibrada, ha sido para él un paseo, mayor incluso que el del año pasado (o el del pasado mundial). Su trayectoria parece brillar especialmente cuando los otros ciclistas pertenecientes al grupo selecto de los seis grandes no están presentes, sufren caídas o están especialmente distraídos. En cuanto a la lesión de Pogacar, habrá que ver los tiempos de recuperación. Como sucediera con aquella Lombardía de 2020 de la que nadie recuerda quién ganó, su lesión y fractura (y sobre todo la incertidumbre inicial sobre su estado) ha generado más conmoción que la victoria del propio Evenepoel. Al final no parece nada grave, pero es una fractura engorrosa que requiere cirugía y un largo reposo, incluso para los rápidos tiempos de recuperación en los que se mueven actualmente los deportistas profesionales. Seguro que Guillén ya está salivando. 

Hubiese sido mejor con un culotte negro.

 

En lo que respecta a los equilibrios de poder, recuérdese que hace mucho tiempo, en el siglo XII a.C., el equilibrio entre las grandes potencias del Mediterráneo oriental y el Medio Oriente, Egipto, Creta, Mitani, el imperio hitita y Babilonia, fue arrasado por la irrupción de los misteriosos pueblos del mar. Siempre puede ocurrir alguna catástrofe o algún vendaval que borre de un plumazo los equilibrios de poder, asumidos como inamovibles.  

 

Rituales de embalsamamiento para recuperar la mano.
No hay que perder la sonrisa.


2 comentarios:

  1. Pues un Monumento muy deslucido porque no hubo siquiera un pequeño atisbo de emoción. De Mas leí que andaba con problemas o malestar general, pero Landa o Gaudu, sencillamente ni se han visto. Y otros muchos como Cosnefroy, Powless, Vlasov, Valter... peor aún. Cada vez me parece mayor la distancia entre los grandes dominadores y el resto.

    Además es que me parece que ocurre como lo que hace un tiempo hablamos de las fugas, que no se lucha. Si como era previsible Evenepoel iba a hacer algo así, por qué no se intentan anticipar? Por qué lo que intentó Tratnik no lo hicieron alguno de los 20 primeros? Y más sabiendo que con Evenepoel, al contrario que lo que ha pasado toda la vida, ya no vale con aguantar el ataque e ir a rueda. Ahora esta gente hace un ataque que nadie puede seguir, y si lo consiguen, revientan solo un poco después incluso sin poder dar un relevo, y en tramos no muy desfavorables.

    La verdad que es que me quedó una sensación bastante agria al ver que hay muchas carreras que ya están escritas y tienen un guión tan claro.

    En fin, con un Romandía que a mí me despierta unas expectativas que tienden a cero, solo me queda esperar que el Giro vuelva a ser lo que era hace años, la mejor GV de la temporada (porque las últimas ediciones han sido horribles).

    Saludos!

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    1. Para mí también ha sido el monumento más aburrido, se deduce de lo escrito. Ha sido el que se ha decidido desde más lejos, sin prácticamente oposición a Evenepoel. La diferencia con respecto al resto ha sido excesiva. Le han faltado contrapesos. Lo que más me llama la atención de su forma de correr es que es el único de los “seis grandes” capaz de descolgar a alguien que lleve a rueda simplemente a ritmo, con independencia del tipo de recorrido por el que esté transitando. Pogacar hace ataques sostenidos, pero en subida o en zonas de porcentajes más o menos sostenidos. Evenepoel los descuelga en el llano o en el falso llano, y no después de una serie de ataques o de un rifirrafe continuo, como Pogacar, sino tomando la delantera y poniéndose a tirar. Es casi insólito en ese sentido. Afortunadamente se prodiga poco.

      Y en cuanto a las carreras que vienen, de Romandía me atrae el hecho de que no corre ninguno de los grandes dominadores. Se verá una carrera abierta, aunque ello no suponga que sea una carrera con ataques. Preveo casi justo lo contrario. Y sobre el Giro, no tengo demasiadas esperanzas. Prefiero tomarme la carrera sin muchas ilusiones, esperando que me sorprenda. Personalmente creo que Tao Geoghegan Hart va a hacerlo muy bien. Veremos.

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