lunes, 30 de mayo de 2022

LA MAGLIA ROSA Y EL ESPECTADOR (UNA CORRESPONDENCIA, CAPÍTULO FINAL)

DEL ESPECTADOR A LA MAGLIA ROSA:

Verona, 29 de mayo

Me temo que esta carta equivale a un final. El final de una ilusión, maltratada sistemáticamente con el paso de los años. Creo sinceramente que no has estado a la altura; yo sí, todos los días al pie del cañón desde el inicio de la retransmisión, aunque muchas veces más ausente que despierto. El sueño ha sido más poderoso que tus encantos. A fin de cuentas, he acabado harto de la mediocridad de tu propuesta.

Nadie parecía querer ganar. Llegado a un determinado punto, la carrera parecía una competición de tortugas, esforzándose cada equipo por lanzar el ataque más tarde que su rival. Nadie quería desvelar las cartas antes de tiempo. Y finalmente, las tres semanas han acabado condensándose en tres kilómetros. Un maldito ataque de tres kilómetros a base de potenciómetro. Bora lo hizo bien, qué duda cabe; Ineos ya no es lo que era. Ni Sivakov, ni Castroviejo, ni Tulett sirvieron de auténtica ayuda para Carapaz, que más bien los utilizó para camuflar su debilidad en montaña. En cambio, el pendular Kämna ejecutó a la perfección su labor de gregario, sirviendo de lanzadera para el ataque de Hindley y descolgando a Carapaz, que se empeñó en seguirlos. Pero sin el bajón momentáneo de Carapaz, acrecentado por el pasillo humano en el que se convirtió la ascensión al Fedaia, la diferencia de Hindley habría sido menor. El día dejó las cosas bastante claras para esta crono, en la que no ha habido historia. 

¿Y qué decir de Landa? Ha rozado su tope en este Giro, a más no puede aspirar. Podría decirse que se ha movido dentro de sus posibilidades, pero siempre por debajo de las altas expectativas marcadas por la afición. Ni siquiera pudo servirse de Bilbao en el momento decisivo, y su equipo pareció optar incluso en la etapa del Fedaia por un difícil triunfo parcial de Novak (que finalmente fue para Covi). Aun así, pudo superar a un desfondado Carapaz en la subida, quedándose a poco de ponerse por delante de él en la general. Su último día en la crono ha sido catastrófico. Nadie le amenazaba por detrás, con lo cual no necesitaba forzar, pero su septuagésimo sexto puesto da un poco de vergüeza. Por detrás, la crono de Nibali también ha sido para olvidar: Bilbao y Hirt se le han acabado acercando demasiado. El podium ha sido barato.

El vigésimo corredor ha acabado a una hora, a dos horas el vigésimo noveno. El último clasificado lo ha hecho a más de siete horas: como si hubiese realizado una etapa de 250 kilómetros de más. En otra época, muchos corredores se habrían ido para casa por llegar fuera de control de forma reiterada. Todo ello es una muestra de que la carrera al final la han acabado disputando veinte corredores, siempre los veinte mismos durante los últimos días. Especialmente Hugh Carthy, renacido en la última semana, apartando incluso a Carapaz de mala manera en el pasillo del Fedaia.

De estos últimos días, carentes de intensidad, me quedo con la etapa de Treviso, con un cuarteto desafiando de nuevo al pelotón y a su mafia. Aprovechándose sobre todo de la contemporización habitual que hace el pelotón para no absorber demasiado pronto a los fugados, el cuarteto formado por De Bondt, Affini, Cort Nielsen y Gabburo consiguió plantarse en meta. Bien por ellos. Lo demás, salvo la concentrada intensidad del final en la Marmolada, apenas ha valido la pena. Desaprovechado el Pordoi, una vez más. ¿Y qué decir de la exasperante etapa del Santuario de Castelmonte, con una meta criminal y un paso completamente anodino por el Kolovrat esloveno? Para eso no merece la pena ni siquiera hacer turismo.

En fin, tengo que tomar distancia. Descansar un poco la mente, ver otras cosas. Me duele verte reducida a un estado tan lamentable, rebajando tu nivel para intentar congraciarte con todos. Ya está bien. Tienes que volver a tu esencia, la que me apasionaba: tu salvajismo, tus colpi di scena, tu infinita capacidad para transformarte. Ni siquiera has rozado el aprobado...Lo lamento. 

No sé si el año próximo tendré ganas de verte con la misma ilusión que tenía antaño.  

Hasta pronto.



DE LA MAGLIA ROSA AL ESPECTADOR (última carta)


Verona, 29 de mayo,


Acabo de recibir tu última carta. La he recibido rápido: estamos en la misma ciudad, aunque no hayas querido verme. Te escribo unas palabras en las que espero que notes más mi voluntad de disculparme que mi orgullo herido. Sé que este año quizá las expectativas eran más altas que en otros y que difícilmente podremos repetir en los próximos años el apasionamiento de 2015, 2016 o 2018. Entonces, maniatada la francesa por la tiranía del Sky, muchos visteis de nuevo en mí una esperanza de recobrar el ciclismo puro. ¡Pero no te puedes imaginar las presiones a las que me he visto sometida! Es difícil ser yo. He tenido que hacer muchos sacrificios. No es fácil compaginar ser guía turística, documental de naturaleza y espectáculo deportivo en retransmisiones de cuatro o cinco horas. La tensión se pierde durante tanto tiempo, irremediablemente. Y si quiero salpimentar mis días con dureza, los chicos se me suben a las barbas. Soy una mujer mayor, ya no acostumbrada a pelear, en el fondo me he vuelto demasiado permisiva con mis chicos. Les dejo hacer lo que quieran, ellos son ya los amos de la fiesta, y muchas veces se burlan de mí, pero yo les dejo hacer sus cosas. ¡Qué le voy a hacer! Me hacen gracia sus gamberradas...

Pero cuando te pones a comparar, y hablas de podios baratos, bien pronto te olvidas de los años oscuros del tránsito de siglo, de las participaciones infames, de los equipos casi de saldo, de los Caucchioli, Mazzoleni o Breseghin copando el podio. He pasado por tiempos tenebrosos, aunque entonces a ti, más joven y despreocupado, te hiciese la cosa gracia. Eran épocas en las que tan solo te ofrecía a la vista un tobillo o media pierna, lo que activaba tu imaginación; retransmisiones de 20 o 50 kilómetros, que hacían imaginar batallas previas de larga duración. Por no hablar de épocas que ni viviste, que conoces solo de oídas, mediante crónicas magnificadas o clips de youtube. Ahora ya has visto cómo están las cosas. Ya no tengo secretos y has sido partícipe de mis horas de sopor. Es como el paso de un noviazgo a una relación estable: no es lo mismo compartir unas horas al día, en las que todo parece una aventura, que el día a día, con sus momentos bajos, sus aburrimientos y sus sombras. Limítate a contemplar el paisaje, es lo que te aconsejo. 

¿Y no tienes palabras buenas para Hindley Aun recuerdo cómo, después de la ilusión inicial, renegaste de él en 2021. Te sentías decepcionado. Pues ahora ha vuelto, demostrando que quien se acerca a mí es por algo: porque tiene calidad, porque es un escalador de verdad, aunque lo sea en esta época de ataques más controlados y calculados. ¿No viste lo que cuentan los datos? Hay chicos que hacen comparaciones a veces quizá muy alocadas, sacándose datos de la manga, pero Hindley aparecía al lado de Pantani. Mi Pantani, mi mito, nada menos. Por algo será, digo yo.

Por lo demás, ha habido días en los que te he ofrecido cosas. Bien es verdad que se podrían haber arremangado más los de la general, pero no me negarás que la lucha de las etapas ha estado interesante. Todo lo interesante que ha sido posible, dado el material con el que me ha tocado jugar. Ahí ha estado van der Poel todos los días, haciendo el loco; la exhibición de Girmay; las escapadas que han llegado a meta y las que se han quedado a poco; algunas revelaciones, como Leemreize, siempre en fuga; el empuje de los viejos, como el remendado Pozzovivo; las sorpresas de Hirt en Aprica o el empuje infatigable de Carthy; el destronamiento definitivo de Ineos, que parecía tenerlo todo hecho desde un principio. No lo querrás ver así, pero este Giro ha tenido algo de simbólico: el final de Ineos, el landismo llegando a su culminación a medias...Para algo habrá servido.

No quiero que te quedes con la impresión amarga de que te invito a la resignación, a renegar de las ilusiones que antes depositabas en mí. Viví tiempos muy locos, con doctores de por medio, en los que todo parecía posible: ahora hay otros, claro está, pero algo más discretos. Se acabaron los tiempos de liarse la manta a la cabeza y salir a dar palos por ahí. Nos estamos haciendo mayores para eso. Los jóvenes de ahora parecen distintos. Sé que aunque ahora reniegues de mí, nuestra despedida no será definitiva. Te espero el año que viene. Sé que ahí estarás, aunque ahora te hagas el duro. 

Siempre tuya, tu maglia rosa.  

 

3 comentarios:

  1. Gracias por la crónica epistolar. Seguramente mucho mejor que gran parte de la carrera completa. Qué pena. Nos quedaba el Giro y ha parecido por momentos que ni eso.

    Lo peor es precisamente se ha reducido a una veintena de corredores día tras día, con el aburrimiento que supone. Más la falta de ambición.

    A esperar al Tour y su monotonía.

    Saludos!

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  2. Gracias a ti. La verdad es que el Tour no augura nada bueno, lo único el esperado duelo esloveno. Sobre el Giro, ha sido una continuación de lo que se vio ya el año pasado, e incluso un poco en 2019: lo disputan pocos y otros muchos van casi de paseo, acrecentado por el hecho de un fuera de control tan laxo. Pero es que incluso en aquel de Contador contra Landa también estaban solo Hesjedal y Kruijswijk todos los días en fuga.

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  3. Puf, en el Tour tengo solo un poco de fe en la lucha por el podio. Yo creo que Roglic ya está dando bajón, aunque sea poco (normal por la edad) y contra Pogacar no veo que pueda haber lucha. Queda lo que puedan inventar haciendo estrategia de equipos, pero hace años que no se ven apuestas fuertes, y cuando las hay salen equipos defendiendo puestos a reventarlas.
    Lo del fuera de control es de risa. Si no media enfermedad acaban todos siempre.
    Saludos!

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