domingo, 27 de febrero de 2022

SIGUIENDO EL CICLISMO CON EL RABILLO DEL OJO

Con la agenda mundial volcada en la invasión rusa de Ucrania, ha dado comienzo el fin de semana ciclista considerado por los más puristas como el auténtico arranque de la temporada. Yo soy de los que piensa que la cosa se pone en marcha un poco antes: hace dos años que el covid ya nos puso en alerta para no ignorar esas carreras aparentemente intrascendentes de principio de temporada. En esta ocasión, los sucesos del pasado jueves también deberían hacerlo. No es fácil centrarse en el ciclismo ahora, con la que está cayendo. Incluso las palabras de muchos ciclistas han hecho referencia durante este fin de semana a los sucesos de Ucrania. Es difícil que sea de otra forma, pues lo importante está ahora en otro lado: en la guerra empezada el jueves al modo de una Blitzkrieg y que parece que acabará enquistándose, o lo que sería peor, extendiéndose, para regocijo de todos esos amantes de un heroísmo adolescente, de fortnites y revertes. Ya se sabe: en las guerras solo acaban prosperando las ratas, los fanáticos y los asesinos.

Volviendo al ciclismo, que es lo que mueve a este blog, se han disputado este fin de semana las clásicas de apertura belgas, la Omloop Het Nieuwsblad y la Kuurne-Bruselas-Kuurne. Como viene siendo habitual en estos dos últimos años, la segunda carrera ha deparado más emoción.  De todas formas, el nuevo recorrido de la Omloop, con su tránsito por los grandes hitos del Flandes ciclista, ha sido esta vez algo más interesante de lo que fue el año pasado. Wout van Aert ha vuelto a restituir el esplendor marchito de estas dos jorobas del camello flamenco, el Kapelmuur y el Bosberg, con un ataque bestial en esta última. Después de coronar una treintena de corredores el Kapelmuur, el látigo posterior a la subida mantuvo al grupo enfilado. Poco antes de iniciar el Bosberg, van Aert demarró. Pudiendo esperar al sprint, prefirió la senda del espectáculo, tan apreciada por su rival ausente van der Poel. En la subida, machacando los adoquines, sacó apenas una diferencia de cinco segundos. Suficiente, como en la época de Tchmil y Van Petegem. Por detrás, los Bahrain no se pusieron del todo de acuerdo: Mohoric sí que se sacrifició para Colbrelli, pero Fred Wright se escabulló un poco en la panza del grupo. Colbrelli no parecía muy contento en meta, a diferencia del niño de Van Aert, que parece ver a su padre solo en las metas. ¡Hay qué ver lo que ha cambiado Van Aert desde que tuviese que poner pie a tierra en la subida de Siena!

Primer día, primera victoria

 

La Kuurne ha ofrecido de nuevo un final emocionante, sin necesidad de grandes actores y ni de apenas subidas. En ella el llano es el protagonista, el lugar en el que la lucha segundo a segundo entre el pelotón y el grupo de escapados se extiende siempre hasta los últimos metros. Esta vez fueron Laporte, Narváez y van der Hoorn los protagonistas del día, siendo el trotón del Intermarché superviviente de una escapada temprana. Tanto en la selección delantera como en el pelotón, el propio ritmo imparable de carrera fue diezmando unidades, cayendo Pidcock y García Cortina por delante (entre otros), y quedando algunos equipos claramente debilitados (como Quick Step, que dejó completamente solo a Jakobsen en el final). El empuje de Trek – Segafredo acabó permitiendo la absorción de los escapados en los últimos doscientos metros, aunque finalmente no sprintase nadie del equipo. Ha sido Jakobsen el que, buscándose la vida, ha iniciado el sprint desde lejos, superando el obstáculo de los escapados y batiendo de forma neta a Caleb Ewan. Cavendish no debería tener hueco este año en el Tour, dado el estado de forma y el imparable crecimiento del sprinter holandés: ya veremos si puede más la calidad o la propaganda. 

 

Jakobsen ha demostrado que puede ganar solo

 

Pero este fin de semana se han disputado otras carreras. Entre ellas, la renacida Vuelta a Galicia, denominada O Gran Camiño, con un recorrido interesante, bellos paisajes y carreteras descarnadas. Más allá del murito de Ézaro, donde Woods volvió a mostrar su calidad como escalador de altos porcentajes, la etapa que más ha destacado ha sido la de la Ribeira Sacra. Tras pasar pueblos abandonados y viñedos sombríos, se bajaba en picado a la hendidura ocupada por el Sil, para volver a trepar por caminos de mulas por las abruptas paredes del cañón. Qué mejor que un duelo de veteranos con un escenario tan invernal: Michael Woods y Alejandro Valverde se han dirimido la prueba, con el murciano muy enjuto, sacado del sudario al modo de un espectro de Valdés Leal. Valverde acabó imponiéndose al canadiense gracias a su mejor crono. Sigue siendo el mejor español, con sus casi cuarenta y dos años, y parace mentira que siga disputando todas las carreras con tanto interés. La victoria de la crono fue para Mark Padun, en busca y captura desde la pasada Dauphiné. Como ucraniano de Donestk tuvo palabras sentidas para la situación de su país.  

las chicas de oro

 

En Francia hubo pruebas de un día por partida doble. En ellas debutó Primoz Roglic. En Ardèche se impuso McNulty, continuando las demostraciones de su equipo en España, con Covi, y en el desierto, con la ya cantada victoria de Pogacar. No creo que haga falta extenderse en exceso con la carrera del desierto: fue bastante monótona, como era de suponer, con sus subidas de autopista en las que Pogacar hizo lo que quiso y ganó como quiso. Prefirió esta vez arroparse más en su equipo, en especial en George Bennett y Joao Almeida, formando un incipiente trenecito, quizá con la mirada puesta en objetivos posteriores. De esta forma cumplió con el expediente, para regocijo de sus empleadores, que le acariciaron los cabellos encrespados como harían con uno de sus tantos halcones o caballos de carreras. Como digo, tampoco hace falta extenderse más. En la Drôme Classic, más interesante, el triunfo fue para Jonas Vingegaard, escapado junto a Juan Ayuso, del que se deshizo con facilidad en la última subida, al mismo tiempo que en el grupo perseguidor, Guillaume Martin y Benoit Cosnefroy hacían lo mismo con Julian Alaphilippe, aquejado de calambres. Fue una interesante carrera del calendario francés, alejada un tanto de los focos, con la que continuar esa trinchecarlovización ciclista de la que hablaba en el pasado artículo. 

Repetición de lo mismo y con los mismos actores

El segundo del Tour ya ha debutado.


Así pues, ha sido un fin de semana entretenido de ciclismo. No entran ganas ni siquiera de sospechar sobre tal o cual rendimiento, pues todo parece un tanto nimio y falto de trascendencia. Es simplemente un respiro, una bagatela, algo con lo que pasar el rato y no pensar en las consecuencias de los delirios de un dictador.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario