lunes, 5 de julio de 2021

EL DILUVIO

Julio tras julio los espectadores del Tour demandan espectáculo, al igual que algunas tribus invocan a la lluvia con danzas propiciatorias y sacrificios variados. Lo más habitual es que los dioses del ciclismo devuelvan a cambio una buena ración de siestas y bostezos. Ya se sabe, el silencio de Dios. Pero este año ha sido distinto. ¡Ha llovido! Pero cuando las plegarias parecían haber sido atendidas, la lluvia ha comenzado a caer de forma torrencial, convirtiéndose en un diluvio que ha anegado casas y cosechas. Sobredosis de espectáculo.

Las plegarias han sido escuchadas. Los sacrificios han surtido efecto.

 

La etapa del viernes, entre Vierzon y Le Creusot, era un auténtico diente de sierra de 250 kilómetros. ¿Qué le había pasado por la cabeza a Prudhomme al programar algo así? ¿Una banda de amantes del ciclismo clásico le había obligado a hacerlo, navaja en mano? ¿Qué quedaba de sus Tours de etapitas? ¿No había sido suficiente con el ejemplo de Vegni y sus experimentos de más de 200 kilómetros? Una idea tan "peregrina" ha dado resultado. ¿Cómo no iba a darlo? La combinación de distancia y dureza siempre propicia cosas, más si se le añade, como en este caso, la locura de algún ciclista predispuesto a retirarse y la debilidad del equipo del hombre más fuerte.

La etapa no ha sido decisiva en el conjunto del Tour, pero sí ha deparado buenos momentos. Se salió a fuego, con muchos corredores intentando filtrarse en la escapada. Entre ellos, grandes nombres como Alaphilippe, van der Poel y van Aert. Alaphilippe al final no se mantuvo en el grupo, pero sí otros trotones, como Asgreen, Stuyven, Gilbert, Campenaerts, Van Moer o Mohorič, y corredores de generales algo alejados de puestos delanteros, como Nibali o Simon Yates. Esta escapada pilló despistado a UAE, que intentó mantener un pulso claramente desequilibrado, con varios kilómetros de contrarreloj por equipos con apenas 30 segundos de diferencia.

El equipo de Pogačar depuso las armas y dejó que cogieran ventaja. El grupo con los ganadores de la Milán - Sanremo y la Ronde van Vlaanderen de este año acabó ganando la partida. Desde UAE podían permitir que van der Poel aumentara su ventaja y van Aert superara al esloveno, aunque no demasiado. Ante el agotamiento de UAE, Total entró a colaborar de forma algo inexplicable, al parecer por no haber metido nadie en la fuga. Las diferencias comenzaron a subir, hasta rondar los 6-7 minutos. A falta de 80 kilómetros se formó "la fuga de la fuga", con Mohorič y Van Moer primero, y posteriormente Stuyven y Campenaerts. Por detrás, UAE iba perdiendo efectivos. Al llegar a Signal d'Uchon, la carrera dinamitó. En primer lugar, Roglič se descolgó, sin que en el grupo de los favoritos se estuviera imprimiendo un fuerte ritmo. De hecho, los UAE habían desaparecido de la cabeza, cosa que aprovechó Richard Carapaz para lanzar su ataque al coronar. 

Obligados a compartir plano.

 

Por delante Mohorič se deshizo de su último acompañante, Jasper Stuyven, y en el grupo intermedio Mathieu van der Poel y Wout van Aert volvían a colaborar para aumentar su ventaja con respecto a Pogačar. A partir de ese momento fue algo complicado seguir la evolución de los grupos, principalmente debido a una realización empeñada en sacar casi el último kilómetro completo de cada pequeño grupo de escapados (cosa que ha sucedido repetidamente estos últimos días). Las pocas imágenes del pelotón de favoritos mostraron un grupo comandado por los Movistar y los Education First, dándolo todo para cazar a Carapaz. De delante se descolgaron incluso Erviti y García Cortina para contribuir en la persecución, en lo que parece ya ser una cuestión personal, aunque lo nieguen. Curiosamente es siempre Carapaz el que interfiere en los intereses del equipo navarro. Pogačar estaba solo, pero podía estar tranquilo. El sprint final de Alaphilippe y Mas permitió neutralizar en la propia línea de meta a Carapaz, cuyo esfuerzo había sido en vano. 

Desde la caída de Landa, han desplegado las alfombras voladoras.

 

El sábado comenzaban los Alpes con la etapa entre Oyonnax y Le Grand-Bornard, y ascensos al col de la Romme y la Colombière principalmente. Sobre el papel parecían unos Alpes descafeinados, sin grandes cimas, pero la lluvia ha contribuido a endurecer la carrera. La lluvia... y las ganas de sentenciar la carrera por parte de Pogačar. Aplicando la fórmula de Armstrong y del primer Froome, ha decidido meter distancia de por medio en la primera etapa de montaña decisiva. De nuevo la salida fue nerviosa, con una subida no puntuable "a balón parado" al Fôret d'Échallon, que provocó que Thomas y Roglič, junto a tres compañeros de Pogačar (Længen, Bjerg y Hirschi), se descolgaran junto con todos los sprinters. Van Aert intentó filtrarse en algunas de las escapadas iniciales, en las que también el propio Pogačar llegó a estar implicado para serenar un poco los ánimos generales. Finalmente se consolidó una gran fuga, de nuevo muy numerosa. A modo de avanzadilla, Wout Poels fue por delante cogiendo puntos para la montaña.

Disfruta del ciclismo, aun descolgándose.

En el encadenado entre el Col de Romme y el Col de la Colombière se produjo el hachazo de Pogačar, predecido de un lanzamiento muy gestual de Davide Formolo. Carapaz intentó seguirle, pero Pogačar se deshizo de él con un segundo ataque. El ataque del ataque, que diría Txente. Por detrás se configuró un grupo de perseguidores, que iría encajando de forma vertiginosa mucha diferencia: Urán, Vingegaard, Mas, Carapaz, Kelderman, O'Connor, Gaudu, Bilbao y Lutsenko. De este grupo se había descolgado el segundo de la general, Wout van Aert, que iniciaría una bonita persecución en solitario, muy parecida a aquella de la Tirreno - Adriatico. Pogačar se estaba gustando, subiendo a plato con la cadena completamente cruzada, sobrepasando corredores con gran facilidad. En algún momento dio la impresión de ser Pantani subiendo Oropa. Él parecía el corredor maduro y todos los demás cadetes. Alcanzó en un abrir y cerrar de ojos a Ion Izagirre y a Michael Woods de la fuga, los rebasó y a poco estuvo de alcanzar a Dylan Teuns, que coronó en solitario la Colombière echando el resto. El belga pudo llevarse la victoria, arriesgando mucho en la bajada. Segunda etapa consecutiva para el Bahrain y liderato para Tadej Pogačar, con 1:48 sobre van Aert, que había salvado los muebles con mucha honra, y más de cuatro minutos sobre Lutsenko, Urán, Vingegaard y compañía. 

Algo muerto sí llegó.

Si la demostración no había sido suficiente, Pogačar aun distanciaría en la segunda etapa alpina un poco más a sus rivales. Fue otro día de lluvia constante, que comenzó con la no salida de van der Poel y Roglič. De nuevo UAE permitió la formación de una fuga multitudinaria por delante, con un hombre más o menos peligroso en la general, Ben O'Connor. Entre los grandes nombres que marchaban por delante estaban Alaphilippe, Cattaneo, Nairo Quintana, Higuita, Guillaume Martin y Sonny Colbrelli. La actuación del campeón de Italia estuvo muy en la línea reciente de sus compañeros de Bahrain: se escapó para obtener los puntos intermedios del sprint, pero, ya puestos, también entró tercero en la meta de Tignes. De nuevo la lluvia y el frío convirtieron la segunda etapa alpina en una jornada masacrante, con muchos ciclistas teniendo problemas de frío en las manos, entre ellos Alaphilippe. La labor de UAE estuvo más compenetrada durante toda la etapa, con Bjerg, Hirschi y Længen tirando largo tiempo. Aun así, los escapados iban cogiendo ventaja, alcanzando O'Connor incluso el liderato virtual en algunos instantes.

Tendrán difícil sacarle del podio.

El Col du Pré y el Cornet de Roselend marcaron el punto álgido de diferencia de los fugados, mientras UAE por detrás era incapaz de contener la hemorragia. Quedaron por delante O'Connor, Quintana e Higuita. Parecía una etapa propicia para Nairo Quintana, dadas las condiciones de frío y lluvia. En algún momento dio la impresión de que Higuita y Quintana podrían jugársela a O'Connor, pero éste se mostró muy superior en la última ascensión. El australiano inició la subida a Tignes acariciando el liderato, pero finalmente pudieron recortarle dos minutos: uno lo recortó Ineos y el otro lo recortó el propio Pogačar. La ascensión de O'Connor fue formidable, de las que pueden valer un podium. Por detrás Formolo no estuvo al nivel del día anterior y  Pogačar volvió a quedarse solo en la parte final. Da igual, no lo necesita en realidad. Otros le hacen el trabajo y si no, se basta y se sobra. Ineos comenzó a acelerar para recortar la ventaja de O'Connor y preparar un ataque de Carapaz, pero finalmente acabó haciéndolo el propio Pogačar. Esta vez no sacó más allá de medio minuto, pero sirvió para comer la moral una vez más a sus rivales. 

Un paseo más.

 

Todavía queda Tour. Pogačar está intratable, en montaña y en crono, aparentemente no muestra fisuras. Su equipo muestra debilidades en algunos momentos, alejado de aquellos súper-equipos de Bruyneel y Brailsford. Sin Roglič en carrera, no parece tener rivales a su altura, pues Ineos parece estar más en la línea de su último Tour que de sus últimos Giros. Solo hay que ver las prestaciones de Geoghegan Hart. Tampoco Jumbo parece el del año pasado. En este caso, solo hay que echar un vistazo a Kuss. En cuanto a Pogačar, sus demostraciones no tienen parangón en el ciclismo más reciente. No valen las comparaciones con Riccò y Cobo, aunque compartan mentor: Pogačar está indudablemente a otro nivel (es la mejor materia prima con la que ha contado Matxín en su vida). Tampoco valen aquellas comparaciones con corredores surgidos de la nada, o transformados de la noche a la mañana: Pogačar es un prodigio desde que tenía 18 años. Se ha abierto, como era de esperar, la lucha entre detractores y defensores. Los hay que vemos el talento, sin que ello suponga habernos caído del guindo hace unos días. Pero como siempre que surge un nuevo tirano, algunos ya están esperando (y jaleando) el puñetazo del Puy de Dôme. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario