Pocos lugares hay más escenográficos en el Tour de Francia que el Mont Ventoux. Una montaña con un perfil muy definido, apreciable desde la distancia gracias a su carácter aislado, como si se tratase del Monte Fuji de la Vaucluse. En su cima emerge el desierto, el paisaje lunar, un espacio abstracto, donde podría rodarse una secuela de El planeta de los simios o un drama de Antonioni. El pelotón afrontaba este lugar mágico tras el segundo día de descanso, en una etapa monopuerto. La victoria se la iba a disputar la fuga, como en la versión capada de 2016 o en aquella de 2009, entre Gárate y Tony Martin. El equipo UAE, que en un inicio había ejercido el matonismo para controlar las fugas, con Nils Politt como principal ejecutor, finalmente permitió que una muy numerosa llegase a la base del puerto con más de seis minutos de ventaja.
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Las jorobas del camello de la Provenza. |
En el inicio de la etapa, Nils Politt, completamente engorilado, salía a marcar todos los cortes, abroncando a diestro y siniestro, intentando amedrentar con su estatura y sus dientes. Toda esa detestable estrategia no les valió de mucho, puesto que finalmente se dio por buena una fuga de 36 corredores, en la que se colaron Soler y Sivakov. Su presencia pretendía contrarrestar la de Benoot y Campenaerts: pero mientras los del Visma ejercieron posteriormente una función crucial para su líder, la presencia de los dos corredores de UAE fue meramente decorativa, siendo cazados en el Mont Ventoux como dos cadáveres flotando en un río. El Tour de ambos corredores está siendo bastante bluf, como si estuvieran en exceso exprimidos. Tienen suerte de que Pogačar no necesita ayuda y se basta y se sobra solo, al menos de momento.
Como consecuencia de toda la lucha por formar la fuga, el llano se hizo a gran velocidad, sin ser esta ninguna novedad. A los pies de la ascensión se había formado una avanzadilla de la fuga, integrada entre otros por Mas, Arensman y Alaphilippe, con más de un minuto de diferencia sobre el grupo de Healy, Buitrago y Valentin Paret-Peintre. Todos estos escapados, tanto los de delante como los de detrás, iban a gozar de ventaja suficiente como para calcular y plantear juegos mentales.
A partir de ese momento se iban a vivir dos carreras paralelas, la de los fugados por un lado, y la de Vingegaard y Pogačar por otro. En el grupo de los fugados, Mas inició la ascensión con inusitada valentía, quedándose por delante a falta de 14 kilómetros. Hizo en cabeza toda la ascensión del bosque, con sus empinadas rectas, con buena expresión y movimiento ágil de patitas. Parecía haber asumido con convencimiento su nuevo rol de cazaetapas, un papel para el que le falta cambio de ritmo. Durante un instante efímero pareció que iba a conseguir por fin el gran triunfo de su carrera. En su caza iban Ben Healy, Valentin Paret-Peintre y Santiago Buitrago. Healy, como siempre, encabezando la persecución, con esa tenacidad propia de un pequeño animal que no duda en golpearse una y otra vez contra un muro, aunque duela. El pequeño de los Paret-Peintre pasaba más de vez en cuando, con su ligereza de anguila escurridiza. Ambos parecían en estado de alerta ante el estilo ahorrativo de su acompañante colombiano, al que finalmente pudieron dejar de rueda.
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Mejor cara (menos dientes) que otros días. |
Mientras tanto, la carrera se había encendido detrás. Los Visma afrontaron la subida a ritmo, primero con Sepp Kuss, que dejó el grupo reducido a su habitual número, con las caras de siempre. Si bien su ritmo no parecía excesivo, debido al rictus siempre controlado de Kuss, sí debió serlo, dado el récord final. Cuando Kuss se apartó, a falta de unos 8 o 9 kilómetros, Vingegaard lanzó su ataque, con mucha fuerza y valentía. A Pogačar le costó un poco responder. A diferencia de otros días, se le veía con la boca abierta. Todavía en la zona de bosque, Vingegaard realizó un segundo ataque, tras un lanzamiento por parte de Benoot. Esta vez la respuesta de Pogačar pareció más fácil.
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Primer ataque. |
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Segundo ataque. |
Healy y Paret-Peintre dieron alcance a Mas ya pasado el Chalet Reynard, a falta de 4 kilómetros. Tanto Healy como Paret-Peintre parecían querer reproducir en cabeza los palos que se estaban dando detrás el primero y el segundo clasificado de la general. Healy parecía empeñado en querer descolgar a ritmo a sus rivales de fuga, como hacía De Gendt en su momento. Paret-Peintre se revolvió con un ataque a 2,8 de meta, con la réplica posterior de Healy. Con este toma y daca, Mas se descolgó, pero pudo volver a entrar junto a Buitrago cuando las cosas se serenaron delante. Finalmente Mas cedería, pero entraría un nuevo protagonista inesperado a falta de 1 kilómetro: Ilan Van Wilder. Había realizado toda la subida a su propio ritmo y, al alcanzar la cabeza de carrera, se puso al servicio de su filiforme compañero. Healy se precipitó, buscando tomar la delantera antes del último repecho, pero fue rebasado por Valentin Paret-Peintre en la terrible rampa final. De esta manera, el joven de los Paret-Peintre consigue su segundo triunfo en una gran vuelta, después de su etapa en el Giro pasado. En ambas ocasiones con un Pogačar pasivo-agresivo con la fuga.
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El toma y daca constante entre Healy y Paret-Peintre. |
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Tercera victoria de etapa para los pintores de paredes. Un corredor que debe pesar 50 kg como mucho. |
Por detrás, el dúo de siempre cogió a Campenaerts, que cubrió a su líder del viento en la zona más despejada. Llegó el tercer ataque de Vingegaard, con la respuesta de Pogačar, y el contraataque de Pogačar, con la respuesta de Vingegaard, como en los mejores tiempos. Al llegar al último repecho, Pogačar hizo su sprint y marcó unos insignificantes segunditos sobre Vingegaard. Una vez más, el esloveno había dado la impresión de no haber ganado porque no había querido. Quizá el rey absoluto había intentado mostrar moderación y magnanimidad ante los continuos cahiers de doléances de las redes sociales. Como noticia positiva, Vingegaard ha recuperado su mojo y piensa aprovechar los días que quedan, aunque tenga muy difícil reducir esa diferencia de cuatro minutos.
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Con la boca un poco abierta... (en lo que hay que fijarse para detectar un poco de debilidad) |
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Tercer ataque de Vingegaard. |
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Ataque final de Pogačar. Vingegaard coge rueda. |
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¡A por el récord! |
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En medio de ese follón de cámaras y micrófonos, un pequeño elfo danés lucha por respirar (parecen los tiempos del puto García). |
Ambos habían batido el récord de la ascensión, esta vez sí, detentado hasta el momento por Iban Mayo, en una cronoescalada en el Dauphiné de 2004. Ya hablé sobre los récords en la anterior ocasión, a propósito del tiempo de Riis, pero esta vez no había dado la impresión de ser una ascensión rápida. O, al menos, había dado la impresión de que ambos habían guardado, examinándose un poco, como siempre sucede cuando no pueden descolgarse el uno al otro. Cuando Pogačar obtuvo el mejor tiempo histórico en Peyragudes, una cima relativamente reciente, lo había hecho en una crono. Es normal que en una cronoescalada se hagan mejores tiempos que en una etapa en línea. Ahora ha sucedido al revés: en una etapa en línea, 21 años después, se ha hecho mejor tiempo que en una cronoescalada. El ritmo de ascensión había sido tan fuerte que Tobias Johannessen tuvo que recibir asistencia médica en meta: un clásico de esta montaña, que siempre busca su dosis de tragedia.
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Roglič de gregario de lujo de Lipowitz. |
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Veremos si hoy sale. |
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Van Wilder, emocionado ante la victoria de su compañero y su propia ascensión. Cuarto triunfo para los Soudal - Quick Step, recuperados de la baja de Evenepoel. |
Pues creo que se vio una bonita etapa, con muchas cosas durante el desarrollo de la misma. Por un lado, veo criticas a Mas por atacar lejos, pero viendo el tipo de ciclista que es, creo que era su única (y remota) opción. Lástima por él porque para una vez que llega la fuga con tiempo, hubo compañeros más fuertes.
ResponderEliminarComo Ciclismo como tal, muy bonito lo que hizo Van Wilder, siendo realmente un compañero de equipo sacrifidado por otro. Este tipo de actitudes me reconfortan con este deporte, no sé por qué.
Leo a gente con ciertas esperanzas en que haya algo de emoción en la General. Yo no lo creo que así, pero entiendo que Vingegaard debe intentarlo. El segundo ya lo tiene, y si lo perdiera, lo ha conseguido más veces. Y lo normal es que no consiga nada, pero en el fondo es lo único y lo que debe hacer, creo yo.
Por último un comentario que se me pasó de estos días, y que junto con la mafia controlando escapadas, más me molesta, es el tema de los fuera de control. Es casi imposible que pille a alguien, y no es nada justo. Lo explicó muy bien Van Aert, tratando de hacer entender que si necesitas prepararte para pasar las montañas mejor, probablemente pierdas condiciones para el sprint. Es totalmente injusto para perfiles como él. Y no solo hablo del cambio del 30 al 40% en la cronoescalada, sino también de que los limites actuales son totalmente inútiles. No mandan a nadie a casa en ninguna circunstancia.
Gracias por las crónicas y ánimo, ya no queda nada!
Saludos
Precisamente del tema del fuera de control tenía previsto comentar algo en la entrada de mañana. En una etapa de tercera semana como la de hoy, en otra época, con el fuera de control más riguroso, muchos sprinters y sus lanzadores ya no estarían, permitiendo que fuese una etapa para la fuga. Eso ya no es así, y creo que es una de las peores herencias del periodo del Preudhomme. Supongo que es un guiño a los equipos, y en su día también fue un guiño a Cavendish, una de las "atracciones" de la prueba".
EliminarEn cuanto a los otros temas, Vingegaard lo tiene que intentar, claro está, y queda al menos la ilusión de haber visto en el Ventoux un duelo más igualado. No creo que haya planes muy alocados ni acciones lejos de meta, Vingegaard intentará poner las cosas difíciles a Pogacar con ataques directos.
Y en cuanto a Mas, su ataque me reconcilió un poco con su figura. Es un corredor sin cambio de ritmo, sin sprint, y eso es un gran hándicap en caso de llegar con alguien. Ayer jugó bien sus cartas: se marchó con antelación y lo intentó de lejos. Podría haber aprovechado más el ritmo de Arensman y Alaphilippe, siendo un poco más prudente, pero creo que no habría descolgado en un tú a tú a Healy o a Valentin Paret-Peintre, aun yendo algo más descansado.
Un saludo y gracias por tu comentario, como siempre. Solo queda ya la recta final.