domingo, 18 de mayo de 2025

RENACIMIENTO EN SIENA

Ha sido larga la espera hasta encontrar una etapa en este Giro que realmente haya merecido la pena. También ha sido larga la abstinencia de victorias de Wout van Aert, que se inició en la pasada Vuelta a España, tras su terrible caída en Asturias, y que ha finalizado hoy en Siena. En la Piazza del Campo, Wout van Aert ha recuperado su mojo, que parecía haber perdido, con parte de su rodilla, en aquel terrible descenso asturiano.  

¡Por fin! 

¿Qué se había visto hasta el momento en los días previos, desde que la caravana del Giro cruzase el canal de Otranto? Entre poco y nada. O al menos nada bueno. Un circuito criminal en Lecce, en el que no pasó nada de milagro. Carreteras resbaladizas al caer las primeras cuatro gotas, en la Campania. Imbéciles intentando cortar la carrera en Nápoles, poniendo no solo en peligro la integridad del pelotón, sino también la suya propia. En términos generales, la imagen había sido deplorable, con etapas anodinas en el filo del desastre. En el fondo, la jugada le había salido perfecta a Edi Rama: no solo había conseguido robar a RCS una promoción turística sin igual de su país, sino que además la imagen de Albania que había dejado el paso del Giro era superior a la de la Italia meridional. Las etapas albanesas, descontando la caída de Landa, se habían desarrollado con una pulcritud centroeuropea en comparación con la improvisación italiana. ¿Quién lo habría dicho?

Pero Italia es Italia, al fin y al cabo. 


En el infernal circuito de Lecce ganó Casper van Uden, para sorpresa de todos, aportando unos puntos vitales para que Picnic mantenga la categoría, justo en el día en el que Astana les había superado. En Matera se vivió un final nervioso e interesante, en el que se impuso de nuevo Mads Pedersen, después de sufrir en el penúltimo repecho a causa del brutal ritmo sostenido por Mattias Vacek, su propio gregario. La etapa siguiente, con destino a Nápoles, fue bastante caótica. La capital partenopea parece haberse abierto al turismo masivo, con Sorrentino y el Giro como principales reclamos. Se habían vivido varios finales interesantes en los últimos años, con triunfos de De Gendt (2022), Pedersen (2023) y Kooij (2024). Esta vez no salió tan bien, con una montonera en Sperone, provincia de Avellino, que supuso la retirada de Jai Hindley y obligó a la neutralización de la carrera. Después se optó por no contar tiempos ni puntos, con lo cual la etapa quedó claramente deslucida. La etapa la disputó un grupo reducido de sprinters, llevándosela Kaden Groves. 

Zambanini se quedó a muy poco de conseguir el primer triunfo italiano en Matera. 

Nadie esperaba a van Uden, pero tuvo un lanzamiento espectacular.


El primer final en alto en Tagliacozzo fue francamente decepcionante, reducido a un simple sprint de un kilómetro, con triunfo para Juan Ayuso. El alicantino logró sacar unos segunditos a Primož Roglič, que no reaccionó con presteza. Aun así, el ansia de Isaac Del Toro por conseguir la segunda plaza acabó limitando la diferencia entre Ayuso y sus rivalesPrimož Roglič se reencontraba de nuevo con el liderato, contra su voluntad. La etapa de Castelraimondo fue bastante movida e interesante, con victoria para la fuga (Lucas Plapp) y liderato cedido a Diego Ulissi por los favoritos. El equipo de Patxi Vila parecía querer seguir el mismo esquema que aplicaron en la pasada Vuelta a España: evitar llevar el liderato más días de los necesarios. 

Como Ayuso, primer triunfo de etapa en una grande de Luke Plapp.

Se nota la sequía. 


De este modo, se llegaba a la etapa del sterrato sin grandes movimientos previos ni muchas esperanzas. Las caídas y los pinchazos han sido decisivos, viviéndose una etapa incontrolable y caótica. En esta ocasión, el final calcaba el de la Strade Bianche, con su misma dureza, a diferencia de otras apariciones de los caminos polvorientos en ediciones anteriores del Giro. El líder, Diego Ulissi, ha perdido contacto bien pronto, como era de esperar, siendo una caída de Lucas Hamilton, a falta de 50 kilómetros, el elemento decisivo. Con el corredor del Ineos han caído también McNulty, Pidcock y Roglič. Isaac Del Toro ha aprovechado el caos de la situación para acelerar la marcha, arrastrando consigo a tres Ineos (Thymen Arensman, Brandon Rivera y Egan Bernal) y a Wout van Aert. 

La caída en la que se ha visto envuelto Roglic. 


Poco después, Roglič ha pinchado, quedando todavía más descolgado. La táctica de UAE parecía ser la de lanzar a Del Toro por delante, para extender el nerviosismo entre sus rivales, pero involuntariamente estaban favoreciendo los intereses de Bernal. En realidad, no parecía haber ningún tipo de táctica. Las decisiones al volante de UAE me hacen recordar una frase de Apocalypse now: cuando al personaje de Martin Sheen se le dice que los métodos del coronel Kurz son desquiciados y locos, este responde que realmente él no ha visto ningún tipo de método. Algo así sucede con UAE: no hay método. Con la fuerza les vale. 

El azar ha obrado en favor del equipo de Matxín, Baldato y Gianetti. Red Bull - Bora solo contaba con Pellizzari como apoyo de Roglič, de modo que ha intentando aprovecharse de otros corredores, sobre todo de Pidcock y de Gee. El empuje de Ineos por delante ha decaído poco a poco, descolgándose primero Arensman, luego Rivera y finalmente el propio Bernal, al que ha dado caza el grupo de Ayuso con una esporádica intervención en cabeza de Adam Yates. De esta manera, en el Colle Pinzuto han quedado por delante tan solo Isaac Del Toro y Wout van Aert. 

Van Aert no iba a colaborar, ya que contaba con Simon Yates en el grupo de Ayuso. Esa era la coartada, puesto que en realidad bien poco le podían importar a van Aert los intereses puestométricos de su compañero de equipo. Van Aert iba a por la victoria, desesperadamente, como un alcohólico alejado durante mucho tiempo de la botella. Aún así, ha obrado con cautela. Ha sacado a relucir sus mejores dotes estratégicas, a veces opacadas por su deseo irrefrenable de pasar al ataque y de tirar sin denuedo. Ha preferido esperar a rueda, aprovechándose de la impulsividad de Del Toro. Ha asumido, como caída del cielo, la sabiduría de los viejos zorros flamencos, que nunca daban una pedalada de más. Se ha limitado a aguantar la rueda al potro mexicano, lo que ya ha sido realmente un logro.

Un grandísimo logro, bien mirado, puesto que parecía ir tostado. En Santa Caterina, Del Toro ha forzado el ritmo, pero estaba un poco agotado de dar todo el tiempo la cara. Van Aert ha aguantado a su rueda, de forma sorprendente, dados sus resultados previos durante la primavera. Y una vez superada la cuesta, ha tomado con rapidez la cabeza: en el curveo por las calles aledañas a la Piazza del Campo es imprescindible tomar la delantera, puesto que es casi imposible que alguien pueda adelantar. Así ha sido: van Aert ha hecho valer esa primera posición y ha derrotado a Del Toro, que parecía poco satisfecho tan solo con la maglia rosa. Se ha quedado con hambre. 


Ha hecho valer su experiencia en el terreno. 


No se conforma con una maglia. 

Pero seguramente va a costar quitársela. 


Las diferencias han sido abultadas. A más o menos un minuto ha entrado el grupo de Ciccone, Carapaz, Simon Yates, Tiberi y Ayuso. Bernal ha pagado su carácter ofensivo, dejándose 1:10. Primož Roglič, por su parte, ha perdido 2:22. Una barbaridad en un Giro que parecía que iba a decidirse en las bonificaciones, y en Finestre. A Roglič ya no le vale esperar, tiene que pasar a la ofensiva. Todos sabemos que es un corredor capaz de hacerlo y al que jamás hay que dar por derrotado. Deberá aprovecharse de la difícil coexistencia que se prevé en el seno de UAE. La contrarreloj tendría que ser favorable a Ayuso, pero en la crono inicial de Tirana solo rebajó el tiempo de Del Toro en un segundo. La crono de Pisa es más larga, pero tampoco es una crono de las de antaño: Del Toro puede conservar la maglia rosa y a partir de ese momento, con una dirección inexistente, será interesante ver cómo conviven en un mismo autobús y en mismos hoteles dos caracteres jóvenes, latinos, ambiciosos, casi anatómicamente idénticos, y con poco o escaso interés en convertirse en gregario el uno del otro. En esas aguas turbias pueden pescar protagonistas inesperados: incluso Antonio Tiberi o Richard Carapaz.  

Pero más allá de una general abierta, pero no igualada, lo interesante ha sido hoy la recuperación de Wout van Aert para el ciclismo competitivo. Lo suyo ha sido un auténtico renacimiento, cuando parecía que todo jugaba en su contra. Esta victoria, como la de Sagan en Tortoreto, será recordada no solo por su calidad, sino también por su potencia simbólica. Ya puede dejar las pesadillas atrás. 


Lo que ayer fue dolor, hoy ha sido alivio. 

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