La Ronde van Vlaanderen de 2025 ha concluido con el ganador esperado y un pódium predecible, siendo aún así una carrera interesante, puesto que algunos actores secundarios han llegado más lejos de lo esperado. No ha habido cabalgada, afortunadamente, aunque el ganador lo ha hecho en solitario. A los big ones les ha costado quedarse solos un poco más de lo normal, hecho en el que sin duda ha influido el viento. Ha sido esta, de hecho, la edición más rápida de la historia, un récord más que a nadie pilla por sorpresa.
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De arcoíris, como Bobet, Van Looy, Merckx, Boonen, Sagan y M. van der Poel. |
Pogačar ha vuelto a ganar y obtiene de esta forma su octavo monumento. Jugaba fuera de casa, pero no fue óbice para demostrar, una vez más, su aplastante superioridad de niño caníbal. Ha resignificado el Oude Kwaremont. De colina tradicional flamenca, con excesivos aromas a cerveza derramada y frituur, ha pasado a ser aquella colina en la que perecen las esperanzas de van der Poel. Ya sucedió así en 2023. Esta suave ascensión, de calzada combada como los adoquines de Roubaix, se ha convertido en el cosmódromo desde el que Pogi lanza sus cohetes. Sus nukes, como está de moda ahora. Un lugar en el que Pogačar no se abre paso con un golpe seco, a la manera de van der Poel, tan fiel a partir cuellos al estilo de Seagal, sino mediante la presión lenta, larga y asfixiante de una boa constrictor abrazando las piernas de sus rivales. La cuesta del Paterberg, con sus porcentajes inverosímiles, es más apta para los pisotones de van der Poel.
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Ataque prolongado. |
La carrera se desarrolló en un tiempo primaveral, caluroso casi, con un viento constante, que unas veces soplaba a favor y otras en contra, dado el laberíntico trazado entre el triángulo formado por Oudenaarde, Ronse y Brakel. En una montonera temprana se vieron implicados Wellens y Florian Vermeersch, ambos gregarios de Pogačar, y también van der Poel, aunque el más damnificado fue el veterano John Degenkolb. Mathieu van der Poel, sin aparentes heridas, se tuvo que pegar un buen calentón para volver al grupo. Poco después llegó el desfile de los nombres importantes: gente como Küng, Ganna, Benoot y Trentin tomaron la delantera, cazando a los fugados. También estaban delante Quinten Hermans, de Alpecin, y Dan Hoole, de Lidl - Trek, obligando a reaccionar en el grupo a los UAE. Sin Wellens ni Narváez, también caído, fueron Bjerg, Morgado y Florian Vermeersch los que se exprimieron gustosamente por su líder, hasta mantener la fuga controlada.
El primer ataque de Pogačar llegó en el segundo paso por el Oude Kwaremont. Quedaban 56 kilómetros a meta, y el campeón del mundo pilló mal colocado a van der Poel, que tuvo que remontar varios puestos. En el Paterberg van der Poel intentó devolvérsela, sin éxito, sucediéndose a partir de ese momento los ataques de Pogačar en todas y cada una de las subidas que faltaban: en el Koppenberg, en el Steenbeekdries, en el Taaienberg, en el Kruisberg y, finalmente, en el tercer paso por el Oude Kwaremont, a falta de 17 km para la meta. Podía dar la impresión errónea de que Pogačar estaba gastando excesivas fuerzas, puesto que tenía siempre a van der Poel y a Pedersen pegados a su rueda, pero en el último paso del Oude Kwaremont pudo deshacerse de la compañía.
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Deben estar hartos de ver el anuncio de Whoosh. |
En el último paso por el Oude Kwaremont se vivió el movimiento decisivo, como ya sucediera en 2023. Marchaban ya destacados los cinco grandes hombres de la jornada: Pogačar, van der Poel, Pedersen, van Aert y Stuyven. Los invitados relativamente inesperados eran Wout van Aert, reponiéndose del desastre del miércoles pasado, y Jasper Stuyven, en modo gregario de Pedersen. Este último entra en la digna tradición de ciclistas flamencos rocosos e indestructibles, y en su palmarés, siempre a reivindicar, figuran una magistral Milán - Sanremo y una no menos espectacular Kuurne - Bruselas - Kuurne. Desde las primeras rampas, Pogačar fue tensando la cuerda con van der Poel, hasta que esta se rompió. Me viene a la mente una imagen de peplum: Victor Mature, en el papel de Sansón, empuja los tobillos de una gigantesca y robusta escultura de un dios filisteo, hasta que finalmente la derrumba, hecha pedazos. Así fue la claudicación de van der Poel.
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El momento en el que se marcha. |
Mathieu van der Poel no iba a poder reponerse tan fácilmente del golpe. El ritmo de Pogačar en el largo paso por el Oude Kwaremont había acabado otorgándole una ventaja de 11 segundos, que se convirtieron en unos 23 segundos después del Paterberg. Posteriormente, en el llano hasta la meta, esa ventaja fue aumentado poco a poco, primero en un tramo con el viento a favor, después con el viento en contra. La posición de Pogačar no era la más aerodinámica, cabeceando, intentando acoplarse, buscando la postura correcta, pero por detrás van der Poel pasaba bastante poco a los relevos, siendo van Aert y Pedersen los más concienzudos en esa tarea. Poco antes del último kilómetro, la diferencia estaba situada en torno a los 50 segundos: si algo nos enseña la historia reciente es que nunca hay reagrupamiento después del Paterberg.
En esa exasperante recta hasta Oudenaarde, Pogačar pareció dejarse años de vida. Ya en meta, delante de las cámaras, luciría un rostro pálido, con los ojos enrojecidos e inflamados. Pedersen se llevaba el segundo puesto, con un sprint portentoso sobre van der Poel, con van Aert cuarto y Stuyven quinto. Poco después entraban Benoot y Küng, y el grupo principal llegó encabezado por Ganna y García Cortina. Matteo Jorgenson, compañero de grupo de Benoot y Küng, sufrió un tremendo desfallecimiento en los últimos kilómetros, siendo superado por todo el pelotón trasero.
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Un rodador que saca a relucir sus virtudes cuando hay algún hándicap. |
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Durante algún instante pareció humano. |
Pogačar obtiene de esta manera su segundo Flandes, a unir a sus dos Liejas, sus cuatro Lombardías, su Giro, sus tres Tours y su mundial: un palmarés superlativo, que lo coloca ya de pleno derecho entre los más grandes de todos los tiempos. Van der Poel, por su parte, continua con su implacable suma de puestos en esta carrera: 4º en 2019, 1º en 2020, 2º en 2021, 1º en 2022, 2º en 2023, 1º en 2024 y 3º en 2025. Pedersen revalida su segunda posición conseguida en 2018, cuando era un desconocido y se mostró al mundo ciclista con una fuga lejanísima que casi llega a meta. Los tres volverán a verse las caras en la París - Roubaix del próximo domingo. La clásica se presenta muy interesante, con van der Poel apoyado por Philipsen, van Aert dispuesto a reinventarse, Pogačar debutando con ansias de ganar, Pedersen buscando su primer monumento y, por qué no, un espléndido Ganna que está encadenando puestos y grandes resultados en la que quizá sea su mejor primavera.
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En el fondo, no ha habido sorpresas. |
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En la carrera femenina, gana la gran favorita, Lotte Kopecky, sobre Pauline Ferrand-Prévot y Liane Lippert. Cuarta, Niewiadoma. Caída fea de Longo Borghini. |
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