sábado, 6 de septiembre de 2025

EN EL ANGLIRU NUNCA PASA NADA

Está siendo muy complicado escribir sobre esta Vuelta. En primer lugar debido al escaso interés deportivo que está suscitando. En segundo, por el escrutinio pormenorizado al que está siendo sometida por parte de periodistas e instituciones debido a la participación del Israel - Premier Tech. En el plano deportivo, ayer se disputó la etapa del Angliru. Aportó muy poco a la carrera, menos que en otras ocasiones, y la afluencia de público, quizá cribado por parte de las FFCCSE, fue menor. En los días anteriores tampoco hubo momentos sobresalientes, estando dominada la carrera por la presencia ubicua del equipo UAE. Llevan nada menos que siete etapas, la mitad de la carrera, y pueden conseguir todavía más. Está siendo una Vuelta realmente exasperante. 

Mirada perdida vs Poker face

A las etapas ya conseguidas en Figueres, Pal y Cerler, comentadas en la anterior entrada, el UAE ha sumado cuatro más, las cuatro siguientes, salvando la etapa sin vencedor de Bilbao. El telón de fondo ha sido la ruptura de relaciones de Ayuso y UAE, con un comunicado emitido por el equipo durante el día de descanso, a modo de respuesta por la actitud indolente de Ayuso en Valdezcaray. La respuesta de Ayuso fue calificar a la dirección de su equipo como una <<dictadura>>, añadiendo un poco más de leña al fuego y aportando de esta forma el único ataque interesante en todo lo que llevamos de Vuelta. 

Inmediatamente después del movido día de descanso, en el puerto de Belagua se reanudó la dominación de UAE.  Llegó la fuga, viviéndose un interesante duelo entre Vine y Castrillo, con dos estilos claramente contrapuestos: mientras que Vine parecía deslizarse sobre una pantalla de videojuego, Castrillo se retorcía de dolor en la mejor tradición de los escaladores ibéricos. En esta etapa navarra ya se vivieron unos momentos de tensión, cuando unos manifestantes pro-Palestina y contrarios a la participación del equipo Israel - Premier Tech invadieron la carretera de forma bastante inconsciente, en la localidad de Lumbier, provocando la caída de Simone Petilli, sin grandes consecuencias. Fue un preludio de lo que se viviría en la etapa de Bilbao.

Todo el mundo presentía que el desarrollo de la etapa de Bilbao iba a ser complicado, por la movilización masiva que se preveía contra la participación del equipo Israel. El momento de mayor tensión se vivió en el primer paso por meta, cuando un grupo muy numeroso de activistas intentó derribar a lo bruto las vallas al paso de los ciclistas. En los vídeos del momento no se aprecia presencia alguna de miembros de la Ertzaintza. Afortunadamente no pasó nada grave, pero la organización decidió acertadamente tomar los tiempos a falta de 3 kilómetros, dejando la etapa sin ganador. Pidcock y Vingegaard fueron los que aprovecharon el Pike Bidea, con su complicada bajada, sacando diez segundos al grupo de Almeida. Las imágenes de la meta adquirieron una gran trascendencia, otorgando una gran dimensión a las protestas, aunque estas hubiesen comprometido la seguridad de los ciclistas. La etapa debería haberse neutralizado mucho antes.  

Como en el rodillo de zwift.


Tras el movido día de Bilbao, en territorio cántabro volvió la exhibición de UAE. La etapa de Los Corrales de Buelna vio nuevamente el triunfo de Ayuso, ya descansado. Demostró que su forma intermitente solo decae cuando debe ponerse al servicio de un compañero. Tanto Soler como este caradura se colaron en la escapada multitudinaria del día, y aprovecharon la Collada de Brenes para lanzar su ataque. A Ayuso solo pudo seguirle Javier Romo. En una situación intermedia quedó Brieuc Rolland, prometedor ciclista francés, que en meta lloró desconsoladamente por un triunfo que se le escapó por bastante. En la escapada delantera, Ayuso hizo con Romo lo que quiso. El alicantino se mostró como un buen navajero, escatimando relevos, mientras el ex-triatleta de Ciudad Real se los comía casi todos. Ayuso hizo prevalecer su punta de punta de velocidad y su zorrería, mientras Romo se lamentaba amargamente en meta de haber ejecutado el papel del pardillo. Al menos ofrecieron un interesante final a dos, con juegos mentales, algo a lo que no estamos ya muy acostumbrados, dados los tiempos que corren de exhibiciones individuales. 


Romo, el toreador toreado.

En la etapa de ayer llegó el cacareado Angliru y de nuevo continuó la exhibición, ya algo cantosa, del UAE. Fue una etapa bastante intrascendente y plomiza, como casi siempre en esta subida mitificada. Hubo también cortes en la carrera por manifestantes propalestinos, pero en menor número. En este caso, tres chicas se encadenaron de un lado a otro de la estrecha carretera, poco antes de iniciar el ascenso al Angliru. A pesar de su estrategia menos agresiva, comprobaron en carne propia la dureza con la que actúan las FFCCSE en aquellos territorios en los que disponen de manga ancha para zurrar. Fueron además detenidas, siendo liberadas esa misma noche, quizá tras el pago de una multa. En cuanto a la competición, el UAE marcó el ritmo de la ascensión con Vine y Großschartner, dejando luego vía libre a Almeida. El lanzamiento del austriaco fue demencial, apareciendo por primera vez en cabeza del pelotón en todo lo que llevábamos de Vuelta. Por delante quedaron Almeida y Vingegaard, a continuación Hindley y Kuss, y más atrás Riccetello, Pellizzari, Gall y Pidcock. Fue casi más interesante la lucha de estos últimos que la de los primeros. A Almeida no se le había visto una demostración en montaña semejante, salvo quizá este preciso año en la Vuelta a Suiza, en Santa Maria in Calanca. Ascendía con mirada de killer, a lo Di Luca en su época de escalador converso, mientras Vingegaard ocultaba sus auténticas fuerzas tras las gafas, con expresión de póquer. Podría llevar las gafas y el cigarrito, como en el meme, o estar muriéndose por dentro, quién sabe. En el zigzagueo final acabó imponiéndose Almeida, puesto que Vingegaard no quiso arriesgar ni hizo mención alguna de ponerse delante.

Ni siquiera Almeida pudo levantar los brazos, en uno de los mayores muermos de subida al Angliru que se recuerdan. 

 

En la etapa de hoy se ha vivido, qué novedad, una nueva victoria de UAE. Esta vez para Soler. Aunque la etapa presentaba el mejor encadenado de esta Vuelta (San Lorenzo - La Farropona), no se evitó el tostón, digno de una larga siesta. De nuevo se había formado una gran fuga en la que se había colado el de Vilanova i la Geltrú. Su función parecía ser, sobre el papel, la de hacer de avanzadilla para Almeida, pero era bien evidente que iba a jugar sus opciones personales, dado el equipo en el que milita, que no se tapa ni siquiera un poquito. Todos van a tope, todos quieren su parte del pastel. Bien es cierto que los compañeros de fuga no eran precisamente inquietantes, siendo quizá Staune-Mittet, Vermaerke y Pickering los mejores. En San Lorenzo, Ayuso asumió el ritmo del grupo de favoritos, tirando durante unos kilómetros para tapar algunas bocas y dejar una imagen distinta a la ofrecida hasta el momento. En la Farrapona se vio la incongruencia, tan típica del califato del UAE, de ver a Soler delante en su modalidad caballo loco, dándolo todo para ganar la etapa, con su propio equipo por detrás marcando el ritmo, con Bjerg y Großschartner, para reducir diferencias. Incluso el tramposo de Matxín puso el coche para que Vine pudiese contactar de nuevo, echando más leña al fuego a esa carrera de UAE contra UAE. El único movimiento serio vino por parte de los Red Bull, con Pellizzari y Hindley, con el objetivo de distanciar a Riccitello y Pidcock, respectivamente. Vingegaard siguió el ritmo de Hindley con gran facilidad, llevándose los segunditos de la bonificación por delante de Almeida. En el rostro del portugués podían verse los estragos del día anterior. En fin, una etapa más que pasará a la papelera de reciclaje mental. Tan solo había dos precedentes en el siglo XXI de equipos con cuatro ganadores de etapa diferentes, y no son precisamente buenos. El UAE parece imparable en su voracidad por obtener triunfos a toda costa, pero quizá se les escape el más importante. 

La Vuelta está pidiendo terminar a gritos. Seguramente no la eche de menos. El cerco mediático a la que está siendo sometida, la inoperancia de su directiva, incapaz de dar la cara directamente (Guillén está para los cortes de cinta y para meter las pilas en la caja) y la posibilidad de que no acabe con normalidad son algunos de los ingredientes que están haciendo de esta Vuelta una competición aborrecible, digna de ser arrumbara al rincón del olvido. Por otros motivos quizá no sea olvidada, habiendo cobrado un protagonismo e interés que la propia competición no sabe o no puede aportar. Esperemos que de aquí al final todo se desarrolle sin incidentes graves. La pequeña isla del ciclismo ha quedado sumergida bajo la gran ola de la historia, demostrando que nada es ajeno a la política y al espacio y el tiempo en el que se tejen las luchas del presente.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario