No es necesario mucho para convertir una etapa aburrida sobre el papel en algo entretenido, simplemente hay que añadir un poco de lucha e interés por la victoria. Así fue la etapa de ayer gracias a la escapada inicial de Jonas Rickaert y Mathieu van der Poel, del Alpecin - Deceuninck. En un inicio, dados los parámetros actuales del ciclismo, podría pensarse que la fuga de ambos desde el banderazo de salida estaba simplemente destinada a coger los puntos del sprint intermedio. Pero se vio pronto que las ambiciones eran mayores. La fuga fue convirtiéndose en una acción loca y desmedida, romántica, dispuesta a aprovechar el único resquicio de lógica y esperanza que la condujese al éxito.
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Hoy dice que fue una broma para meter a Rickaert en el pódium...No sé yo. |
Curiosamente, la fuga de los dos Alpecin no fue secundada por nadie. Fue un movimiento solitario, como cuando se escapan dos de los corredores más anónimos del pelotón. Una mente mal pensada podría pensar que había un acuerdo, principalmente para levantar la moral del espectador. En el gran circo que es el Tour, la propia organización podría haberse arrepentido de su decisión inicial de dejar el fin de semana libre para otros deportes, para Wimbledon, para los del PSG y sus disturbios, y había fomentado un van der Poel contra todos que atrajese la atención de un potencial espectador.
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El Chateau d'Ussé, en el borde del bosque de Chinon, uno de los atractivos de los primeros kilómetros. |
Al mantenimiento de la intriga contribuyó también el viento lateral, que obligó a los equipos de los líderes a estar en cabeza, mientras los equipos de los sprinters gastaban fuerzas antes de lo previsto. De este modo sucedió con el Lidl - Trek de Jonathan Milan, que cedió en la parte final de la etapa la responsabilidad de la caza a otros equipos con opciones más reducidas, y que de forma inexplicable tiraron con bastante ímpetu e interés (Arkéa, Israel, Uno-X, Bahrain, Tudor). La actitud de estos equipos fue un tanto incomprensible, dejándose la piel simplemente para los puntos del top-ten, o ni siquiera para eso. ¿Por qué Abrahamsen, Fred Wright o Marco Haller, por poner tres ejemplos de estos equipos, no se escaparon de salida con los dos Alpecin, teniendo que tirar después para unas opciones reducidas de victoria?
El equipo Visma estuvo muy atento en los momentos en los que el viento soplaba con fuerza de costado, aprovechando los claros de los bosques y los campos segados. Por contra, UAE tuvo un día bastante aciago, con la retirada de Almeida, un corredor imprescindible para los días que le esperan a Pogačar y cuya ausencia se hará notar. Además, en los momentos clave de la etapa Pogačar estuvo bastante solo, primero guiado únicamente por Wellens, posteriormente por nadie. Tuvo que aprovechar las ruedas de los Visma o de Evenepoel, y utilizar su propio instinto para salvar un día complicado. De todas maneras, el viento no era suficientemente fuerte como para dinamitar por completo la carrera.
Por delante, el esfuerzo de Rickaert y van der Poel fue extenuante. Mathieu van der Poel parecía incluso pequeño al lado de su gregario. El maillot de Alpecin estaba adquiriendo un tono cada vez más pálido debido al sudor de ambos corredores. Durante un breve instante de tregua, aproximadamente a falta de 20 kilómetros, dio la impresión de que todavía era posible llegar. La escapada romántica, la escapada de salida, iba a ser posible. Los dos corredores del Alpecin estaban marcando una media de 50 km/h, aprovechando los tramos de viento a favor, pero también padeciendo otros de viento lateral.
Finalmente Rickaert cedió, cuando faltaban unos 10 kilómetros, dejando a su líder solo. Mathieu van der Poel parecía el mismo que el de aquella fuga loca en Castelfidardo, en la Tirreno - Adriático de 2021; aunque finalmente fue aquel de la Kuurne - Bruselas - Kuurne de ese mismo año: muerto en la orilla, a falta de 700 metros. Al menos hizo olvidar el ambiente de siesta y crema solar del Tour, retrotrayendo al espectador a los días nublados de las clásicas. Una vez absorbido van der Poel, los sprinters tuvieron que apañárselas solos, sin lanzadores. Ackermann y Milan lanzaron el sprint, pero Merlier, más acostumbrado a ganar sin compañeros, hizo valer su velocidad felina en los últimos metros, consiguiendo su segundo triunfo en este Tour. Milan concluyó segundo, esta vez con cabeceos, y finalmente De Lie tercero (parece que está despertando).
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Finalmente se impone Merlier, sobre Milan y De Lie. |
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Menos ajustada que la llegada de Dunkerque. |
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