Uno de aquellos redactores perezosos del Marca, o de otro diario por el estilo, dijo una vez que no había que exagerar, que el ciclismo no era un deporte tan duro como parecía, puesto que los ciclistas podían comer durante la carrera e iban sentados. Tal comentario, a pesar de la profunda idiotez que manifestaba, podría parecer cierto viendo las victorias de Tadej Pogačar en las Ardenas. Tanto en la Flecha Valona como en la Lieja - Bastogne - Lieja, Pogačar ha ganado con sendos ataques en los que no ha necesitado levantarse del sillín, ofreciendo una imagen de absoluta superioridad. Su estilo demoledor se desarrolla sentado.
Tengo que admitir que estas carreras ardenesas nunca suelen figurar entre mis preferidas, salvo alguna edición de excepción, y son objeto casi siempre de crónicas de circunstancias, más movidas por el afán de dejar constancia que por el deseo de expresar en palabras la emoción vivida durante la carrera. Así ha sido en esta ocasión, con una Lieja - Bastogne - Lieja de desarrollo predecible. No voy a ser yo quien reivindique aquella época de Liejas mortuorias, en las que ganaba aquel que esperaba más. Sin embargo, esta sucesión de finales calcados, con la misma resolución desde 2022, tampoco va a figurar en los anaqueles de mi videoteca mental.
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Su tercera Lieja, su noveno monumento. Foto de Maarten Straetemans. |
De la Flecha Valona apenas vi los kilómetros finales. Tengo asumido que es una especie de mundial de los finales en cuesta, una carrera de la que apenas en necesario ver poco más de un kilómetro o incluso una de la que es posible ponerse al día más tarde. Es una carrera que sirve para los contadores de watts, para poner un vídeo en twitter. La subida de Huy es una especie de laboratorio en el que poder comparar estilos de subida: la caza más oportunista de Valverde o Alaphilippe, la exhibición pletórica del mejor Gilbert o del actual Pogačar.
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El inicio de la aceleración (Pogacar, Evenepoel, Grégoire, Vauquelin, J.Christen, Benoot, Martinez, Nys, Healy y Schmid). |
Hizo un día de perros, como en 2024, y en esas condiciones de lluvia, Pogačar suele ser incluso mejor de lo que acostumbra. Ganó con una aceleración sentado, a una distancia sideral en el universo paralelo de esta prueba. Su posición, cada vez más avanzada y erguida, con el balanceo de los hombros al compás de cada pedalada, agarrando con fuerza las manetas, le permite imprimir una fuerza demencial a los pedales. Nadie en los últimos quince años había atacado tan lejos, obteniendo en pocos metros una gran ventaja. Se dio además la peculiaridad de que Pogačar fue el corredor más veterano del top-ten, algo cuanto menos sorprendente. En efecto, su rostro, hinchado por la lluvia, parecía el de un cuarentón en su salida dominguera. Entró con 0:10 sobre Vauquelin y 0:12 sobre Pidcock, diferencias abultadísimas.
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¿se puso bótox? |
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En esta foto de L'Équipe es la única en la que no parece tener 60 años. |
La edición de la Lieja se presentaba en esta ocasión con el contrapeso entre Evenepoel y Pogačar, algo que no se había podido vivir ni en 2022 (forfait de Pogačar, por el fallecimiento de la madre de su pareja), ni en 2023 (caída de Pogačar al principio de la prueba), ni en 2024 (caída de Evenepoel en la Itzulia). En esta ocasión, el que llegaba algo tocado era Skjelmose, después de caer en la Flecha Valona. De todas maneras, algunos equipos presentaban en la salida una alineación irrisoria (Visma - Lease a Bike, por ejemplo). Ha sido, en resumen, una carrera sin excesiva emoción. En estos años de ciclismo ofensivo se ha vivido una Lieja con un único movimiento, el de la victoria: no han hecho falta más. El prometido contrapeso no ha tenido lugar, puesto que Evenepoel se ha inhibido él solo. No ha tenido un buen día. Se presentaba en meta con un herpes labial, un detalle que también aflora en el labio de Pogačar de tanto en tanto. Aunque su equipo había colaborado con el UAE para controlar la carrera, desapareció en el momento preciso, en la bajada hacia Remouchamps. De esa manera, Evenepoel entró fatalmente colocado a la ascensión de la Redoute. Luego, cuando Pogačar ya se había marchado, intentó cerrar algún hueco en solitario. No encontrando colaboración, se ofuscó y finalmente se borró por completo de la carrera. Esquivó incluso a las cámaras, pero luego, en meta, entró descolgado en solitario, no buscando precisamente el anonimato de un gran grupo. Ha finalizado el 59º, a 3:19. Sus altibajos creo que deben achacarse más a una cuestión mental que física, pues se le veía mucho más fuerte de lo que esa clasificación final demuestra.
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Momento en el que Evenepoel se desentiende de la carrera. |
UAE no ha tenido ni siquiera que controlar casi la carrera. Con la colaboración de Lidl - Trek y Soudal - Quick Step cayó la fuga, también la aventura intermedia de Jungels y Foss. En el lugar indicado, en la Redoute, Pogačar se puso en cabeza del grupo y se marchó, con la impresión de forzar simplemente un poco el ritmo. Era una impresión errónea. Si bien lo suyo no había sido un ataque, sino más bien una aceleración de apariencia cancellariana, la diferencia de ritmo con el resto fue evidente, y consiguió distanciarse en apenas unos metros, de nuevo sin levantarse del sillín (como en el Tour de 2024) y sin abrir la boca. Su arrancada había parecido menos brutal que la de la Flecha, pero quizá esa falsa impresión se debió a que esta vez no venía rodeada del atrezo de la lluvia y las caras hinchadas. Los demás no hicieron ni mención de seguirle.
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Cuarto año consecutivo en el que la Redoute es la rampa de lanzamiento. Con el ataque más fácil. |
Una vez coronada la Redoute, Pogačar pareció titubear, como si quisiera esperar, como si no confiara del todo en su ataque lejano hasta meta. Otra falsa impresión. Detrás no había nadie a quien esperar, de modo que continuó hasta meta, forzando, sin concederse un respiro. Solo más tarde se configuró una especie de persecución, con Alaphilippe, Pidcock, Ciccone y Healy. El irlandés era el que ponía más empeño, como era de esperar. Los demás pasaban a medias, sobre todo Alaphilippe, cuya presencia siempre estorba en una persecución, como sucedía también con Valverde. Así pues, en la Roche-aux-Faucons, Healy y Ciccone se quedaron solos, mientras por detrás los Jayco parecían montar una caza para Matthews. Pero no había nada que hacer, la victoria tenía ya el nombre inscrito: Pogačar llegó con 1:03 de ventaja sobre Ciccone y Healy, y más tarde el sprint del gran grupo lo ganó Velasco por delante de Nys. En este final, tras la larga bajada desde Roche-aux-Faucons, es difícil que no haya un reagrupamiento masivo trasero.
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Los acompañantes cambian, el ganador permanece. |
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Ha tenido tiempo de celebrar con la afición. |
¿Por qué ha sido una carrera aparentemente pobre? Solo ha habido un único ataque, uno que ni siquiera lo ha parecido. Aunque, visto desde otro ángulo, quizá no haya sido una carrera tan pobre, puesto que ha sido la edición más rápida de la historia. ¿Le falta dureza? No creo, dado este resultado y los precedentes inmediatos. Creo que todos nos acordamos de cómo era esta carrera antes, con el final de Saint-Nicolas y Ans: un bodrio. Sin embargo, es cierto que la dependencia actual de la Redoute está restando interés a los demás lugares. La Roche-aux-Faucons solo sirve últimamente para decidir el pódium. Pero el recorrido es bien largo y solo se explora el final: los demás equipos deberían comenzar a barajar otros escenarios. ¿Falta participación? ¿Quién podría haber participado, que no lo haya hecho? Roglič quizá, pero está pensando en el Giro. Quizá Vingegaard, pero sus resultados en grandes clásicas son una incógnita. Van der Poel y van Aert podrían haber rascado un pódium a lo sumo, como ya hicieron en su momento sin esforzarse demasiado, pero van Aert también tiene que descansar de cara al Giro. ¿Quizá Carapaz? EF ya contaba con Healy y Powless. ¿Jorgenson? En este caso sí que es difícil justificar su ausencia. Los demás estaban todos: Evenepoel, Skjelmose, Pidcock, el citado Healy, Nys, Hirschi, Alaphilippe, Grégoire, Buitrago... ¿Habrá que esperar a que la generación de Seixas tome el relevo?
Es fácil señalar a Pogačar como causante del aburrimiento, decir que todo es culpa suya, como en aquella escena de La bici de Ghislain Lambert, en la que los periodistas alababan la enésima victoria de Merckx, pero fuera de los micros decían que estaba matando el deporte. Allí donde Pogačar ha mostrado algo de debilidad, o cuando se ha enfrentado a grandes rivales en su terreno, o al menos allí donde el infortunio ha puesto su punto de emoción, las carreras han ganado mucho. Pogačar ha engrandecido las ediciones pasadas de la Milán - Sanremo, la Ronde van Vlaanderen y la París - Roubaix. También la Amstel Gold Race, en una edición histórica. La Lieja es, simplemente, una carrera que le sienta demasiado bien, como la Lombardía, y en la que hoy por hoy no cuenta con ningún adversario que pueda ponerle en aprietos. De momento, acumula su noveno monumento, igualando a Coppi, Kelly y Girardengo.
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Ni una muestra de cansancio ni dolor durante la entrevista. Como una rosa. |
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